¿Usted le daría su país a alguien con estos ojos de vivaracho? |
La estrategia de campaña política que la oposición venezolana ha emprendido antes y desde la llegada del cuerpo de Carlos Andrés Pérez a Venezuela es una muestra más de la dirección política y visión de país que ellos representan. Lo de ellos no es futuro, no es reflexión, no es crítica ni mucho menos razón. La oposición se ha enfrascado durante los últimos tres días en una campaña desatanizadora de la IV República. Para ellos todo tiempo pasado fue mejor. Para ellos no hubo errores. Para ellos Venezuela, hoy por hoy, es la muestra más clara del neandertalismo democrático que privilegia la barbarie en contraste con el porvenir patrio, los estándares de vida altos y el bienestar colectivo vivido en los gobiernos anteriores a Chávez.
El colmo de los colmos es que nos restriegan en la cara el supuesto respeto permanente a los Derechos Humanos de los que ellos siempre hicieron gala. La masacre de El Amparo o Masacre de la Colorada, la masacre de Cantaura, la orden de “disparen primero y averiguen después”, la Doctrina de Seguridad Nacional inoculada por EEUU en la Dirección General de Policía (DIGEPOL), en el Servicio de Inteligencia de las Fuerzas Armadas (SIFA) y posteriormente en la Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención (DISIP), las desapariciones, torturas y demás sólo forman parte del imaginario popular. Ahora resulta que las víctimas del Caracazo no tienen ningún tipo de vinculación con Carlos Andrés Pérez, con Acción Democrática (AD), con la democracia bipartidista ni con el sistema rancio, obsoleto y represor de la democracia representativa cuartorrepublicana. Cuando omisiones vemos, corazones y mentes sabemos.
Esta bulla, ruido, propaganda, ensalzamiento, y rememoramiento positivo parcializado en torno a la figura del difunto y “mártir” CAP es otra prueba más de la involución de la oposición. Apelan a la retórica politiquera para tratar de borrar de la memoria del venezolano una etapa sangrienta de nuestra historia reciente. Recurren a la omisión desproporcionada de los hechos pasados intentando generar una matriz de opinión favorable a sus intereses políticos.Intentan crear nuevas huellas y concepciones históricas en la mente de los desprevenidos acólitos que asumen como verdad la propaganda distorsionadora de la que son víctimas. Por eso se ve a jóvenes, ignorantes y alienados, defendiendo con garra la tradición “democrática” de AD. Por eso vemos a estudiantes, que no estudian, luchar por la restauración de los excelentes regímenes políticos que había antes de Chávez. La ignorancia si es atrevida, es lo único que se podría sacar de estas acciones.
Políticamente la oposición sigue anclada en el pasado y por ello su muestra desenfadada de afecto y arraigo ante lo viejo, lo obsoleto y rancio de la política venezolana de finales del siglo XX. Esta estrategia de presentar a la Cuarta República como el ave Fénix que resurge de las cenizas para ocupar el rol principal en la escena de una MU$ dividida, sólo impone un criterio y una idea: con lo viejo y rancio todo, con lo fresco y nuevo nada. Es decir, no importa la imagen que se proyecte a través de la campaña porque nuestro candidato podrá ser Henrique Capriles o Pablo Pérez, pero la esencia de nuestro accionar es volver al pasado. El retorno de “nuestra” democracia es el fin último. Obviar al Pueblo consciente que reclama su protagonismo y participación en el modelo de la Venezuela Bolivariana el requisito obligado de nuestro programa de gobierno. ¿Para qué Revolución si nosotros lo podemos hacer muy bien con la Involución?
¡Dios Salve a CAP!
Vómito Adeco: "Dios salve a CAP" (1975)
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