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| Esta percepción de la Revolución subestima al Pueblo |
Hay una lectura que se le hace al proceso revolucionario en la cual se visualiza al mismo como una pirámide invertida, es decir, no es una estructura formal en la cual la gran e inmensa mayoría del Pueblo sostiene a la dirigencia en la cúspide, sino que el líder de la revolución bolivariana, Hugo Chávez Frías, levanta sobre sus hombros, sobre su humanidad, al pueblo que lo apoya y todo lo que significa el proceso de cambios políticos trascendentales que ha vivido el país desde el 98 para acá, incluída a la dirigencia del chavismo.
Pues sí, esta percepción manejada y proyectada con obvio interés mayoritariamente por analistas y “sesudos” estudiosos es, a mi entender, producto de la disociación autoinducida porque subestima la capacidad que como pueblo tenemos para evolucionar. A lo largo de casi 14 años de Gobierno Bolivariano, según esta hipótesis, no se ha generado conciencia y la revolución pende de un hilo. Este es un escenario fatalista para los que apuestan por la participación popular y el gobierno de las mayorías, pero triunfalista para quienes quieren volver al pasado, a una democracia representativa que privilegie a unos pocos en detrimento de muchos.
El máximo líder lleva explicando, hablando, ideologizando al pueblo desde hace casi dos décadas contínuas respecto a lo que significa la revolución bolivariana. Él es factor de cambio, no simplemente sostenedor del cambio. No es una relación de interdependencia entre el Pueblo y él. El Pueblo y Chávez se han fusionado en uno sólo. Chávez no es un momento histórico o una coyuntura pasajera. Chávez se ha transformado en una actitud producto de la conciencia de las masas populares. El líder trasciende, el proyecto político trasciende y ya no será posible hacer “borrón y cuenta nueva” así como lo aseguran los que ven el ocaso del socialismo venezolano a mediano o largo plazo.
Giordani habla de la irreversibilidad del proceso, circunstancia que daría pie a considerar la perpetuidad de la democracia participativa y protagónica en Venezuela. Yo dudo mucho que en algún momento de nuestra historia futura el pueblo se deje arrebatar de las manos lo que ha ganado. El grado de justicia social aún no está en el nivel deseado pero se ha avanzado un largo trecho y el pueblo ya no es pendejo, o por lo menos su gran mayoría no lo es. Chávez se ha multiplicado en cada uno de los habitantes de la Patria de Bolívar que se indignan ante un abuso, en cada ciudadano que quiere un mejor país, en cada individualidad que reconoce la importancia de la solidaridad y el vivir en comunidad, en cada familia donde el amor a la Patria y a Bolívar es materia estricta de enseñanza, en cada trabajador que reclama sus derechos, en cada estudiante que no se deja manotear por los monarcas universitarios, en cada militar que consciente obedece las órdenes que favorezcan al pueblo.
La esencia del liderazgo del Presidente Chávez ha hecho que transfiera de una manera inusitada la motivación necesaria para la acción. Por eso es que Chávez es como un dínamo, un motor que no sólo genera energía sino que va más allá contagiando a cada seguidor del ímpetu necesario para revolucionar por si mismo el mundo que lo rodea. Hoy por hoy somos muchos y cada día nos multiplicamos con mayor conciencia, somos muchos que sentimos, que pensamos, que actuamos y que analizamos como Chávez.
Chávez no es uno sólo, cada célula revolucionaria que ocupa el organismo de la patria tiene vida propia, conciencia propia e identidad propia, una identidad réplica de la esencia del líder de la revolución. Elemental pensar que Chávez somos Todos, Todos somos Chávez.
