viernes, 25 de octubre de 2013

El engaño del "Capitalismo Rentístico"

Texto que exculpa y protege a la Burguesía Parasitaria


Para tener en consideración,

"Uno tiene que tener muy claro la validez de la premisa con la cual hace un razonamiento lógico, ya que según Bertrand Russell si 2+2=5 yo puedo ser el Papa: (lo que implica que si yo parto de un premisa falsa puedo demostrar la validez de cualquier cosa) El lógico y filósofo británico Bertrand Russell (1872-1970), usó esta suposición matemática para ilustrar el principio de que cualquier conclusión se puede deducir de un enunciado falso.

Se dice que uno de sus estudiantes de filosofía le preguntó: «Imagine que usted piensa que 2+2=5, ¿se puede deducir que usted es el Papa?». A lo cual Russell respondió:

«Supongamos que 2 + 2 = 5. Restemos 3 de cada uno de los miembros de la identidad. Obtenemos 1 = 2. Por simple simetría, 1 = 2 implica que 2 = 1. Ahora, dado que el Papa y yo somos dos personas distintas, y dado que 2 = 1, el Papa y yo somos uno. Como resultado de ello, yo soy el Papa.»"



Por razones académicas tuve que revisar el capítulo 10 del texto “Teoría Económica del Capitalismo Rentístico” del economista Asdrúbal Baptista quien es, según los principales aduladores de la élite de economistas y especialistas en temas financieros, un “venezolano universal” y quizá el economista vivo más importante de Venezuela con prestigio ganado a lo largo y ancho del mundo por sus trabajos.

Él plantea en el referido capítulo lo que son los “Principios de la Dinámica del Capitalismo Rentístico en Venezuela” distinguiendo que en una economía convencional los capitalistas, entiéndase empresarios, dueños de industrias, sector privado, etc, acumulan capital partiendo de una condición indispensable que establece que la productividad debe ser mucho mayor que los salarios reales (lógica capitalista rígida), es decir, los empresarios en cualquier parte del mundo producen cualquier bien para que al venderlo puedan cubrir los costos de producción entre los que se incluyen el pago de salarios y les quede un excedente como ganancia.

Como en Venezuela no se produce lo que consumimos, con sus contadas excepciones, parte de la renta petrolera debe destinarse a la adquisición de bienes de consumo en el mercado internacional para satisfacer la demanda interna. Según él, esta presencia de bienes de consumo importados trae consigo consecuencias de enorme significación para la práctica económica de la sociedad perceptora de la renta.

La lógica capitalista rígida en donde la productividad debe sobrepasar los salarios reales se desvanece con la aparición y distribución doméstica de una renta internacional. La exigencia que la acumulación capitalista impone sobre el mercado de trabajo, a saber, que la productividad exceda siempre el salario real (eficiencia), se debilita grandemente con la presencia de un provento rentístico captado del mercado mundial, miles de millones de dólares baratos, y que circula dentro de la economía interna.

Finalizando el capítulo, Baptista expone que “la renta sustituye, pues, el requerimiento de la generación de excedentes como condición indispensable para la inversión, y en tal sentido toca el núcleo más fundamental de la estructura capitalista de producción”.

En este último enunciado hay un error metodológico, científico y conceptual gravísimo porque el autor le atribuye a la “renta” cualidades biológicas. Según Baptista, los miles de millones de dólares que le entran al país por concepto de la venta del petróleo tienen vida propia. Este chorro de petrodólares decide por sí mismo lo que quiere hacer como si fuera un ser vivo capaz de tomar decisiones. Con este enfoque, que distorsiona la percepción real de la situación, se estructura la idea de que el petróleo es el problema de la economía en Venezuela.

Baptista coloca el gráfico “Productividad y salarios reales: Venezuela, 1950-2008” en donde se observan picos muy pronunciados en la categoría de Salario real coincidentes con los períodos de bonanza petrolera en el país, es decir, cuando al país le han entrado mayores ingresos por concepto del petróleo los salarios se han disparado a diferencia de la productividad que se mantiene prácticamente inmutable.

Pero resulta que Baptista no coloca, para complementar, la gráfica de la “Fuga de capitales en Venezuela (1950-1999)”, reflejada en un trabajo de Emilio Medina publicado también por el BCV en donde se constata que los mayores robos de divisas a la nación venezolana también se han producido cuando al país le ha entrado mayor ingreso por concepto de la venta del crudo. Se observa un pico espeluznante entre los años de 1975 y 1985 en donde las riquezas de todos los venezolanos fueron expatriadas llenando las cuentas en el exterior de empresarios privados.

En los años recientes, se calcula que la “fuga de divisas” en el período 2001-2010 ha totalizado más de 153 millardos de dólares. Yo no entiendo por qué los economistas llaman “fuga de divisas” a un robo que se le hace a la nación. Las divisas no se meten por sí mismas en una maleta y se van corriendo despavoridas del país. Nuevamente vemos como la jerga económica distorsiona la percepción respecto a una realidad. En definitiva, el robo descarado al pueblo de Venezuela continúa.


¿Hay un “Capitalismo Rentístico” en Venezuela?


Con este rimbombante y eufemístico término se exculpa a quien funge como actor clave en la dinámica económica del país: la Burguesía Parasitaria. El problema no es que Venezuela tenga una “maldición” por culpa del petróleo que surge “gratis” de nuestro suelo y no “nos cuesta nada” como nos quieren hacer ver los especialistas en el área de la economía.

Los recursos que le entran al país por concepto de renta petrolera no son el problema. El problema tiene su eje fundamental en los actores que dominan la escena de la economía y las relaciones de poder. La renta no es un actor sino un factor. El problema no es el dinero que se obtiene, sino lo que se hace con el dinero que se obtiene.

El capitalismo, así como el mal llamado “libre mercado”, no es un ente autónomo que se rige por sí mismo, que tiene vida propia independiente de cualquier interés particular. No hay una “mano invisible que todo lo arregla” como decía nuestro Comandante Hugo Chávez, esto es mentira. El capitalismo se mueve porque existen capitalistas que ven en la acumulación de capital su fin último, la supremacía del individualismo, el lucro.

La renta, por su parte, no genera ningún tipo de distorsión por sí misma. La renta no es un organismo vivo que tiene capacidad de tomar decisiones. La distorsión la generan los capitalistas holgazanes y delincuentes quienes pervierten y contaminan el sistema económico de la nación apropiándose de la renta fraudulentamente sin producir nada a cambio.

Argumentar que el principal problema de Venezuela es el petróleo o la renta petrolera, es igual a describir un hurto exponiendo que el ladrón irrumpió en una vivienda ajena para saquear sus bienes, y justificar que el problema central en esa circunstancia es el hecho que existan esos bienes. Es decir, si esos bienes no existieran no hubiese delincuencia organizada, ladrones ni hurtos porque no habría nada que robar.


Capitalismo Parasitario


Si no se identifica con claridad el problema y sus causas, jamás lograremos solucionar las consecuencias adversas que experimentamos en el país. La falacia del “Capitalismo Rentístico” debe ser erradicada y entender que en Venezuela lo que persiste es un Capitalismo Parasitario. Al hacerlo así, vislumbramos con certeza el origen de nuestros principales padecimientos a nivel económico y financiero.

Según mi punto de vista, el Capitalismo Parasitario coexiste con el Socialismo Bolivariano porque los principios que rigen su dinámica aún permanecen en la realidad del país. El Capitalismo Parasitario parte de las siguientes premisas claramente identificadas:


  1. Existencia de una Burguesía Parasitaria y apátrida que domina un gran sector de la economía y controla una gran porción de las relaciones de poder político.
  2. Alta penetración de la Burguesía Parasitaria en las esferas de la administración pública, principalmente en instancias de toma de decisiones vinculadas al sector financiero y económico.
  3. Existencia de centros de pensamiento neoliberales como el IESA que promueven enfoques distorsionados que generan anclajes académicos e ideológicos, imponiendo rémoras cognitivas que nublan el entendimiento certero y real de las relaciones de poder.
  4. Élite de asesores y especialistas en el área de la economía con tendencia reformista cuyos análisis son tomados como valederos.
  5. Altos niveles de corrupción en el aparato del Estado, propiciada por la Burguesía Parasitaria.
  6. Ausencia de control y revisión del retorno en producción de sectores que reciben financiamiento del Estado.
  7. Lenidad ante ilícitos cambiarios, estafas, etc.
  8. Medios de Comunicación en manos de la Burguesía Parasitaria que imponen representaciones sociales tendientes a considerar que nuestra “maldición” es el petróleo y no quienes roban y desangran a la patria.


Cuando estos principios sean atacados en su totalidad y su existencia sea revertida podremos enrumbarnos como país hacia la cristalización de una economía fuerte que sea predominantemente socialista. Seguir creyéndo en enfoques reformistas que muy poco aportan a la comprensión y mucho a la confusión de lo que consideramos realidad nacional no nos llevará a ningún lado.


Nada hay mas terrible que una ignorancia activa”
Johann Wolfgang Goethe


Por el engaño se nos ha dominado más que por la fuerza”
Simón Bolívar

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