martes, 22 de septiembre de 2015

Diosa en Tves

Algo que tuitié cuando me percaté de lo que transmitía Tves

Estoy cursando un taller de Guion y Semiología, lo acabo de empezar y me pareció bastante acertada la opinión expresada por su facilitador, quien criticó con razón la docilidad social y frívola superficialidad conque se hacen contenidos para la televisión y el cine en Venezuela. Canales como Tves o instituciones como el CNAC que, contando con billete, recursos e infraestructura brindados por el gobierno bolivariano, generan o colaboran para que surjan productos apegados a la lógica del capitalismo pop y la industria cultural de masas.

La creatividad y la innovación son asuntos inherentes a la revolución. El problema es que los espacios donde la imaginación debe prevalecer, están tomados por mentalidades reformistas y ortodoxas que tienen ningún interés en salir de su zona de confort. Obviamente, desconocen por completo lo que significa revolución, a nivel teórico y conceptual, lo que se refleja posteriormente en la práctica. El arroz con mango audiovisual es notable. Valores y principios para la formación del “hombre nuevo” deberían prevalecer, pero no es lo que vemos en la mayoría de los casos.

Me gustó mucho el “Corazón llanero por TVES”, también me parece innovador el programa “Sobre el escenario” pero se pasa de lo sublime a lo ridículo cuando se proyecta en la “pantalla chavista” una mujer que representa en carne y hueso los antivalores del capitalismo. Ella misma lo ha dicho y lo hace ver así, su éxito se reduce al lucro obtenido a través de perpetuar el esquema de la mujer como objeto sexual. Artista que ve en el escándalo mediático, en lo banal, la mejor manera de promocionarse. Sería bueno preguntarle a los padres y madres de Venezuela ¿estarían orgullosos de que su hija tome como modelo de vida a Diosa Canales? ¿Quieren ustedes que las niñas venezolanas la tomen como referencia?

Lo que vivimos en entes del Estado retrógrados, con burocracia y similares prácticas cuartorrepublicanas es exactamente lo mismo que vemos en muchos de nuestros medios. ¿Qué diferencia tiene Juan Carlos y su Rumba Flamenca con Fedra López contorneándose en Venevisión a ver en la Televisora Venezolana Social una vedette que con sus bailes apela a nuestro cerebro límbico? Es recurrir igualmente al instinto, a la emoción antes que la razón. Cero revolución.

De los canales pagados con el dinero de todos, creo que el único que está 100% claro es 123TV. Traten de verlo y poner a sus hijos que lo vean, de seguro sonreirán al ver revolución en televisión.

lunes, 14 de septiembre de 2015

Patinar sin patines

Uno de los trenes que está parado acumulando polvo

Nuestro presidente obrero, Nicolás Maduro Moros, debe estar alerta ante quienes se proyectan como los mayores expertos en el ámbito de la economía y le hacen recomendaciones o propuestas que carecen de viabilidad. El reformismo y la contrarrevolución se disfrazan y mellan desde lo interno nuestro proceso de cambios para hacer reversible lo que nuestro Comandante Chávez inició hace mucho más de una década.

Todos hablan de industrializar el país, de incrementar la producción y de tener una economía fuerte. El común denominador es que la gran mayoría, sean chavistas o de derecha, piden más billete, más dólares del petróleo para destinarlo a los parques industriales existentes o a nuevos complejos manufactureros concebidos desde el poder popular, EPS, cooperativas, etc. Todos, sin excepción, coinciden en que la producción parte desde la iniciativa del Estado. Lo curioso es que, desde todos lados, se promueven planes inviables que en poco ayudarán al país a desarrollarse. Las propuestas carecen de factibilidad por una sencilla razón, no existe entramado ferroviario que sostenga ningún complejo industrial en Venezuela.

Todos los países del mundo que han alcanzado cierto desarrollo económico y muestran complejos industriales consolidados lo han hecho desarrollando en primer lugar sus vías férreas: China, Alemania, Francia, Estados Unidos, etc. El transporte y la forma como fluyen las materias primas y mercancías en un territorio es algo básico. En Venezuela, el traslado de materias primas y distribución de mercancías reposa en un sistema retrógrado de transporte terrestre dominado por élites económicas y dependiente de trasnacionales automotrices mayoritariamente gringas. Asombra que eso no le interese a ningún economista, que no lo consideren importante.

Sin trenes, los productos fabricados deben soportar un incremento que quintuplica sus costos como mínimo. Productos carísimos, al final, no son competitivos en ningún orden y harían que el Estado destine ingentes recursos en subsidiar empresas ineficientes, perpetuando el parasitismo del que ya es experto la élite que domina la economía del país. Aquel que disfraza el futuro prometiendo desarrollo sin trenes es simplemente un demagogo arribista. No podemos patinar sin patines, es necesaria una “Misión Tren” que culmine el esqueleto ferroviario que sostenga una patria que pretenda ser económicamente fuerte.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Olla de presión

¿Usted robaría pañales para su bebé recién nacido?

Un estallido social surge cuando la tolerancia del pueblo ante la adversidad llega a su límite. La adversidad, es asumida por la masa como el cúmulo de obstáculos que perturban su cotidianidad e impiden un normal transcurrir en el escenario individual y colectivo. La cotidianidad de todos está marcada por la calidad de vida y la manera como satisfacemos o no nuestras necesidades básicas. Si se hace imposible satisfacer nuestras necesidades elementales nos sentimos frustrados, y el hecho de considerar esta circunstancia como producto de la injusticia, venga de donde venga, provoca tensión a lo interno del individuo. Si la situación de injusticia se repite y llega a amenazar la subsistencia de las personas, se origina como reacción la agresión al sistema trasgrediendo las normas. La masa, enardecida, se rebela y estalla en la búsqueda de satisfacer su sed de justicia.

 El Caracazo, acontecimiento doloroso vivido en Venezuela para el año 1989, fue un estallido social contra la burguesía a raíz del paquete económico aplicado por Carlos Andrés Pérez, quien fungió como títere del Fondo Monetario Internacional al comienzo de su mandato. En resumen, el pueblo salió a las calles a protestar por las medidas y en su búsqueda de justicia apeló a tomar con sus propias manos, fuera de la ley, aquellos bienes inalcanzables que le permitirían cubrir sus necesidades insatisfechas. La agresión colectiva contra los comercios se materializó y vivimos los saqueos. El gobierno fascista, masacró al pueblo en las calles para “restablecer” el orden.

Hoy muchos subestiman la idea de que en Venezuela pueda haber un estallido social, señalando que de llegar a ocurrir sería contra la burguesía porque el pueblo “está consciente de quién es el enemigo”, chantaje discursivo al que se apela para meterle miedo a las élites económicas y tratar de exonerar a las autoridades en su corresponsabilidad por la adversidad e injusticia que se vive diariamente a nivel del comercio.

El poder económico poco a poco aplica un paquete del Fondo Monetario Internacional de manera indirecta. Los precios de todos los productos suben sin nada que los detenga y es algo que todos vivimos, es una situación que afecta nuestra cotidianidad, nuestras perspectivas sobre el país y la confianza que podamos tener en el sistema político vigente.

Hoy lo pensamos dos veces a la hora de gastar dinero en algo. Hoy un simple litro de leche pudiese costar casi el doble que hace cuatro meses (ver imagen más abajo). Hoy en Caracas, un café grande en una panadería muestra un precio que fluctúa entre 45 y 120 bolívares. Hoy un caucho para un vehículo puede llegar a costar 12 sueldos mínimos. Hoy un kilo de lentejas puede conseguirse al doble del precio que un kilo del mejor corte de carne de res. Hoy un cartón de huevos se puede conseguir en Bs 1.200, cuando en enero de 2015 no pasaba de 150 bolívares.

 Las elecciones parlamentarias son en tres meses y es obvio que el estrangulamiento del bolsillo del pueblo arreciará. Las autoridades parecen apostar a que esta realidad se acentúe para tener asidero en el argumento de la Guerra Económica y mostrar que da respuesta a través de la venta de productos regulados en sus cadenas de abastecimiento. Según esta lógica, el pueblo agradecido votará masivamente a favor de los candidatos chavistas.

Ahora bien, supongamos que es el 2 de diciembre y usted llega a una panadería, pide un Pan de Jamón y cuando está en la caja le dicen que el precio es de 3.500 bolívares y en el bolsillo sólo lleva 1.500 y no dispone de más plata ¿qué hace usted? ¿cómo se sentiría? ¿qué pensaría? ¿cómo reaccionaría?

85% de aumento en 4 meses

martes, 1 de septiembre de 2015

Caracas NO es Venezuela

Chávez siempre habló del eje de Desarrollo Orinoco - Apure

He conversado con funcionarios y personas ligadas al gobierno central, al poder gubernamental que reside en Caracas, y he notado que existe una distorsión perceptiva considerable respecto a lo que creen está sucediendo en el interior del país. Para nadie es un secreto que la revolución bolivariana ha centrado su accionar en dar voz y dignificar a sectores excluídos de todo el territorio y más allá a través de sus políticas, pero el desbalance existente entre lo que se ve en la capital y lo que se vive en otras ciudades es notable.

Vamos a irnos por lo básico, en Caracas abundan los parques para niños y espacios para su libre esparcimiento. Existen alternativas en la metrópoli para que los chamos se entretengan gratis o casi gratis. Tenemos teatros, sitios turísticos, y demás opciones para eludir el tener que “morir” yendo a un centro comercial grandotote a caminar como hámsters mientras vemos vitrinas al estilo de zombies del consumismo. En la mayoría del resto de ciudades es al revés, brillan por su ausencia teatros, parques para niños y sitios turísticos acondicionados y mantenidos para tal fin por lo que no queda otra que ir en familia a pasar la tarde en un templo del consumo.

Si hablamos de la Guerra Económica, pues los capitalinos tenemos la ventaja que conseguimos los productos que en el resto del país hace meses que no se ven en anaqueles. En el eje del poder central, hay mayor abastecimiento y es más fácil comprar los productos sensibles. A veces, hay que hacer colas kilométricas por horas pero uno sale con los productos en la mano. En ciudades como Acarigua y Barquisimeto es todo lo contrario porque hay que cuadruplicar los esfuerzos para conseguir los productos necesarios, si es que se llegan a conseguir, cosa que sucede prácticamente nunca.

Si hablamos de vialidad, pues las autoridades locales y regionales se olvidan de sus competencias. Huecos, ausencia de demarcación, etc es el común denominador de unas gestiones etéreas. En el corazón del poder nacional, vemos construcción de soluciones viales e iniciativas por tratar de ordenar y optimizar el tránsito. Dos realidades en un mismo territorio, dos verdades de una misma patria.

Aquél dicho que reza “Caracas es Caracas, y lo demás monte y culebra” parece que aún tiene cierta vigencia. Las cosas en el interior no son como creen la mayoría de citadinos que viven en la capital del país. En oportunidades pareciera que la revolución se “estancó” y llega con ímpetu únicamente al centro del poder ¿dónde está el balance? ¿dónde están los ejes de desarrollo a lo largo y ancho de nuestro territorio? Hay que conocer lo que viven en el caserío, en los pueblos, en las montañas, en los llanos. Encerrarnos en la motrópolis y creer que la realidad de otros es la misma que la propia es estar a un paso de la disociación.