domingo, 3 de enero de 2021

Dólar Today y cibernética

 


Los seres humanos nos ponemos de acuerdo en las mentiras que vamos a creer por más que parezcan inverosímiles y caigan en el terreno de lo absurdo. Normalmente las creencias provienen de informaciones que “flotan” en la sociedad, muchas cosas se dicen y circulan, algunas las tomamos apropiándonos de ellas mientras que otras las dejamos pasar. Teorías, afirmaciones, ideologías e indicadores que nos dan una guía para que entendamos al mundo.


Todos en Venezuela, hoy más que nunca, estamos pendiente de un indicador, atentos ante la actualización de un número que domina nuestras vidas. Nadie sabe dónde está el que lo calcula, no se sabe quiénes son, no tienen rostro pero existen en el ciberespacio. La creencia de su validez es tal que podemos afirmar aquello de “crea fama y acuéstate a dormir”. Es un número que tiene vida propia porque afecta el mercado en el que todos nos desenvolvemos.


Como si no fuera lo suficientemente ilógico creer que un papel llamado billete tiene valor, además de atribuirle propiedades orgánicas como si de un ser viviente se tratara, ahora nos dejamos imponer la mentira de que un papel vale más que otro papel. Los mitos dominan la lógica, las abstracciones tendenciosas e interesadas son la norma y todos debemos ser esclavos de ellas porque no hay escapatoria ante una ideología económica primitiva y obsoleta que frena el avance de la civilización: la dictadura del fantasma monetario.


El indicador es la muestra más clara de un ataque directo a nuestro sistema porque surge desde el exterior y tiene como propósito desequilibrar y generar caos: incidir en lo económico para repercutir en lo social y desencadenar consecuencias políticas previsibles que ocasionen el quiebre. Sin embargo, la retroalimentación generada por el sistema hasta ahora se podría catalogar como feedback positivo porque se ha amplificado la desviación y el torbellino generado luce como mecanismo para la creación de nuevos subsistemas o reestructuración de los ya existentes.


Por el engaño se nos ha dominado más que por la fuerza” dijo Simón Bolívar en Angostura, afirmación que aún hoy tiene plena vigencia porque parecemos aquel elefante gigante que teme jalar la cadena que lo ata a un pequeño clavo enterrado en el piso mientras el bombardeo continúa cayendo puntualmente a dos horas del día.

 

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