Como todos los venezolanos ya lo saben, es evidente que los Partidos Políticos tradicionales de oposición cedieron su espacio a la prensa escrita, a la radio y a la televisión. La televisión privada en Venezuela, principalmente, ha servido como instancia desde la cual se promueve una agenda política definida, se difunde una orientación ideológica específica y se representa una idea de país que dista mucho de la cotidianidad palpable que se vive en la calle. Recuerden, la televisión privada surge como medio para distraer y alejar a la audiencia de la realidad más no para representarla fielmente tal y como es.
Producto de la asunción de este rol como actor político por parte de la Televisión oposicionista hemos sido testigos del surgimiento de un nuevo producto televisivo, un nuevo enlatado fiel a la dinámica audiovisual fugaz que recorre las pantallas, la materialización en imagen de un nuevo actor que sigue un guión pre-elaborado, un “artista” cuya mayor virtud es la de representar exactamente lo que le ponen en el papel, una marioneta capaz de hipnotizar con sus cualidades histriónicas, es entonces cuando en la Venezuela del Siglo XXI surge el Político Pop.
“Estudiantes”, en la mayoría de los casos, con semblante europeo, cabello liso preferiblemente, de tez clara y con apellidos para nada criollos en muchos casos, son promovidos una y otra vez por las pantallas de la TV opositora. Tal como los cantantes de música POP, surgen y se les da espacio mediático simplemente por querer vender una idea y posicionar un estereotipo. Para nada sirve el discernimiento y la racionalidad del por qué hacen lo que hacen o el por qué dicen lo que dicen. La espontáneidad en éstos neopolíticos está de más. Para el casting previo, eso sí, se solicitó que no sepan mucho de historia, tampoco es requisito el ser buen estudiante y muchísimo menos que tengan una visión racional y dialéctica de lo que ocurre a su alrededor. Lo importante es que tengan fluidez al hablar y que puedan repetir, una y otra vez, los mismos argumentos pero con diferentes palabras y así poder evadir habilidosamente cualquier pregunta “malintencionada” que un “reportero chavista” les pueda hacer.
Maestros de las redes sociales, twitter preferiblemente, expertos en mandar mensajes sin sustentación científica ni mucho menos estadística. Ellos no debaten jamás, claro está, porque un debate implica una improvisación y argumentación espontánea que el caletre y estudio minucioso de un guión jamás podrá garantizar. Deben estar dispuestos a “sacrificarse”, ante las cámaras, de la manera más amarillista posible para generar el impacto visual requerido: cocerse (dos puntos solamente) la boca, arrodillarse con las manos en alto y ponerle la frente en el parachoque a una ballena, autoflagelarse para salir ensangrentado en una foto que se difundirá por internet afirmando haber sido golpeado salvajemente por el régimen, ponerse tirros en la boca al posar, llorar como Magdalena ante la amenaza totalitaria del “caudillo tropical”,tirarse en colchonetas durante horas fingiendo morirse de hambre, sacarse la sangre televisivamente y maquillarse, literalmente hablando, para aparentar en una entrevista de televisión el haber sido víctima de una “golpiza comunista totalitariamente represora violadora de los Derechos Humanos” entre otras pautas establecidas por los guionistas.
Como todo artista Pop, el Político Pop tiene su club de fans quienes lo defienden a capa y espada pero sin argumentación ideológica alguna. Muchos se encuentran en el Top 10 de las marionetas más utilizadas pero pocos, muy pocos, le ven realmente el queso a la tostada a menos que se ganen medio millón de dólares por parte de una Fundación gringa. A otros les arrebatan, canibalísticamente, sus pretensiones a cargos de elección popular (lo que pasa es que eso no estaba en el guión). Por lo menos, y ese quizá es el consuelo de ellos, salen en televisión y son reconocidos en la calle. Por lo menos, autoengañándose, se creen líderes de verdad.
Lo importante es reconocer que el Político Pop surge desde lo alto (por los dueños de medios televisivos y guionistas) en lugar de formarse desde las bases y de la interacción cara a cara con el Pueblo. El Político Pop es profesionalmente programado, envasado y proyectado para ser fiel a su amo y a los intereses que le dan cabida en la escena televisiva. Un actor showcero que de no cumplir al pie de la letra con el guión, va “fuera del aire!”.
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