100% cierto |
Según
se expone en el libro “El lenguaje al revés” de la antropóloga,
Jacqueline Clarac de Briceño, “la ignorancia generalizada del
venezolano (incluyendo a docentes de la escuela básica y de las
universidades) acerca de la formación de su propia sociedad, los
estereotipos racistas, los problemas de identidad cultural, la
vergüenza étnica y la vergüenza cultural, la alienación cultural,
nos hemos podido dar cuenta con el actual proceso de cambio que están
mucho más presentes estos problemas identitarios en la clase media y
en la clase dominante que en la clase marginada, la que fue excluída
de la vida sociopolítica y económica del país, tal vez justamente
por esto: al ser marginados por tanto tiempo, no asimilaron todos
esos falsos valores de la clase dominante, y por esto son presas más
difíciles para los programas de manipulación psico – socio –
política de los medios de comunicación privados: no han tenido
acceso a la información permanente, desde la época colonial, a la
información valorativa únicamente dentro del modelo evolucionista
cultural presentado como único modelo posible para la humanidad, y a
la admiración incondicional de las sociedades del norte como únicas
representantes de este modelo”.
Partiendo
de este criterio o análisis, que de por sí considero acertado,
pudíesemos inferir que aquellos que de una u otra forma estuvieron
marginados del sistema y hoy en día gracias a la revolución
bolivariana han podido incursionar en escenarios que les eran ajenos,
son las mentes a conquistar por los intereses extranjeros. Por ende,
¿no estará cavando su propia tumba el proceso revolucionario al
permitir que una mayor porción de los excluídos estén expuestos a
los mensajes informativos homogéneos y alienantes de la cultura
occidental?
Ahora
en cada caserío, en cada ranchito en el medio del campo, en cada
casita al lado de la carretera es casi 100% seguro ver una antena de
DirecTV. Les podrá faltar agua, aseo o cualquir servicio básico,
pero no falta el grillete comunicacional que impone su visión única
de la vida y proyecta como ideal a seguir, costumbres y dinámicas
sociales foráneas. Los problemas identitarios de la clase media se
contagian. Veremos así, gente de muy bajos recursos defendiendo a
aquellos que los explotan. Lo que comunmente conocemos como
desclasados.
Muy
a menudo nos topamos con alguien, clase media o clase baja, que
siente plena identidad con quienes se encuentran en los estratos
sociales más privilegiados. La ilusión de identidad con la
oligarquía se esparce como un virus, gracias a la propaganda y
publicidad diseñada desde el capitalismo mediático. Entonces, como
creen ser lo que no son, defienden a quienes viven de ellos, bien sea
utilizándolos, manipulándolos o explotándolos. Es algo así como
que usted es un bateador que adora al equipo contrario, al pitcher
específicamente. Cuando le toca su turno al bate, debido a la
condecendencia que siente y dado que tiene como propósito defender
los intereses del pitcher, usted se deja ponchar y, en consecuencia,
juega para el otro equipo de forma solapada. Así, su equipo jamás
podrá ganar.
El
lograr que la gente defienda los intereses de quienes los oprimen es
el logro más significativo del capitalismo mediático como forma de
control social. Dilucidar con exactitud a qué clase pertenecemos y
cuáles son nuestros intereses de clase es algo clave para poder
liberarnos de quienes se mantienen pisoteando a las mayorías. El
hecho de que alguien se crea oligarca o clase alta, no quiere decir
que lo sea.
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