100% verídico |
Las
guerras se ganan con base al engaño, y no hay “engañador” más
diestro en la falsedad que Estados Unidos. Este país, que se asume a
sí mismo más como una empresa antes que una entidad territorial
conocida como Estado, está acostumbrado a fingir. Son los maestros
de la propaganda, expertos en distorsionar percepciones, voltear
significaciones, confundir y disfrazar intenciones. Ellos no tienen
principios, sólo intereses.
Hoy
deciden, o por lo menos así lo aparentan, querer cesar el bloqueo a
Cuba. De paso, liberan al resto de ciudadanos cubanos que mantenían
secuestrados por casi dos décadas. ¿La gente se alegra de qué? Yo
me alegraría si a esos cubanos le dieran una indemnización de 25
millones de dólares a cada uno por haberlos privado de libertad
injustamente. Sería también motivo de jolgorio, que el Estado
gorila decida pagarle a la isla los trillones de dólares que la ha
hecho perder por un bloqueo irracional asemejado más a una pataleta
de un niño malcriado que a una decisión de política exterior de
una nación conformada por ciudadanos pensantes.
EE.UU.
se lava la cara en un dos por tres. Luego de más de medio siglo
haciéndole la guerra al pueblo cubano apelando a todos los métodos
conocidos, hoy se proyectan internacionalmente como el “sabio
maestro” que toma una decisión que los reivindica como el adalid
de la libertad y la justicia planetaria. El punto es que la gente
entienda que “ellos” son la policía del mundo y, como tal,
pueden hacer lo que les venga en gana.
Mientras
este teatro barato escenificado con la hermana isla de Cuba ocurre,
el país asesino del norte sigue utilizando drones en medio oriente,
respaldando al Gobierno demoníaco de Israel, dominando los mercados
del opio, asesinando líderes a través de operaciones encubiertas en
todo el orbe, desangrando la economía de los pueblos, destruyendo el
planeta con su sistema neandertal de explotación de la naturaleza
para beneficio mercantil, aniquilando a sus propios ciudadanos a
través de métodos racistas y obteniendo las mayores ganancias por
el dominio del negocio de la guerra.