Niños asesinados en Siria ¿quieres que esto pase en Venezuela? |
Hablaba
con una amiga sobre política y caímos en el tema internacional.
Ella es funcionaria del Estado como desde hace un quinquenio y
siempre me ha manifestado su repulsión por la política diciéndome
que es “muy sucia” y que “todo lo contamina”. Ella no es
opositora. Comenzamos a hablar sobre la orden ejecutiva de Obama y le
comenté que ya yo había firmado. Le pregunté si ella lo había
hecho y de inmediato me dijo que “no” con tono decidido.
Me
argumentó que no había leído el decreto y, por lo tanto, no iba a
firmar sobre algo que desconocía. Evidentemente, a ella le resbala o
le da igual la orden presidencial de unidad nacional para que todos
los venezolanos estampemos nuestra rúbrica en el documento que
rechaza la injerencia imperial respecto a nuestros asuntos. Luego,
esbozó que había leído “por encimita” el decreto y que toda la
reacción del gobierno le parecía una “exageración” a nivel
mediático. Apeló diciendo que no conocía a los funcionarios
venezolanos mencionados en el texto y que ella no iba a salir
defendiéndolos, que en todo caso Estados Unidos era libre de decidir
a quien darle ingreso o no a su país, así como confiscar bienes y
cerrar cuentas bancarias. La parte en que se declara a Venezuela como
una “amenaza” a ella le parece irrelevante.
El
Decreto de Obama, para que todos lo entiendan, es como si en el
sector donde usted vive hubiese un residente armado hasta los dientes
que se llama EE.UU. y ese hampón, que apela más a la aplicación de
la fuerza bruta antes que al diálogo inteligente, saca un comunicado
en su urbanización o edificio diciendo que en su hogar, en su casa,
viven malandros, que usted maltrata a sus hijos, y que toda la
vivienda es una amenaza. Ese papel lo pega por todas partes y
condiciona a todos los vecinos a no saludarlo siquiera, a no
prestarle ayuda y a apartarse de usted.
El
residente hampón, ya ha aplicado varias veces esa metodología de
declarar a algún vecino como “una amenaza” para después meterse
en su casa, violar a las mujeres, asesinar a los niños, destruir
toda la vivienda y poner en la puerta un cartel que dice “Esta Casa
ahora la pertenece a EEUU”. Eso ha pasado una y otra vez, sobre
todo, cuando los mismos residentes de las viviendas ultrajadas no han
manifestado con unidad y firmeza su rechazo a las pretensiones del
vecino mafioso.
A todos
aquellos que no han firmado aún les pregunto: para que entiendan el
carácter depredador y asesino de EE.UU. ¿qué tiene que pasar? ¿es
necesario que una bomba estalle en tu casa matando a tu familia para
que despiertes? La frase clave es “¡Unidad, Lucha, Batalla y
Victoria!”, que no se nos olvide.