#YoFirmoPorLaPAZ |
Lo
bueno y fabuloso de las revoluciones es que de alguna u otra forma
obligan a sus líderes a generar nuevos conceptos, a crear nuevas
ideas, a producir nuevas maneras de concebir al mundo con el
propósito de anteceder el ataque de la contrarrevolución. Es una
motivación permanente a la creatividad: si ellos vienen con lo
oscuro, respondemos con lo luminoso; si vienen con lo malo, pues
salimos con lo bueno; si argumentan lo negativo, pues explicamos lo
positivo, etc.
Estando
en el último trimestre del 2015 y con las elecciones parlamentarias
a seis semanas de distancia, vemos una oposición que continúa
tercamente en su intento de asumir el poder a través de la implosión
del sistema político vigente en Venezuela. Según su lógica, la
forma de asumir el dominio de una represa no es dominando sus aguas
sino destruyendo el dique que brinda orden y control, para dentro del
caos surgir como la única opción viable de supervivencia. Van a
elecciones sin respetar ni reconocer al árbitro, en este caso el
Consejo Nacional Electoral.
Son
como el futbolista que entra al campo y le grita a todos “voy a
jugar pero cualquier decisión adversa a mi equipo me
importa un comino porque no reconozco la autoridad del árbitro”. Su rol claro
es el de fungir como elemento perturbador en la medida que sus
intereses no sean satisfechos, inclusive sin importar la lógica o
dinámica del evento deportivo. Pues así es en la política
venezolana, parte importante de los actores le meten candela al
escenario prometiendo que el incendio cesará y que no habrá fuego
cuando se monten en el poder.
Sucribir
un acuerdo afirmando nuestra voluntad de respetar los resultados
electorales, es una acción orientada a evitar el desbordamiento de
la “arrechera” de cualquier líder de derecha irresponsable. Es
la manifestación más clara de la “Paz preventiva” antítesis al
concepto de “guerra preventiva”. Los gringos invaden países,
asesinan pueblos y cometen genocidios para “prevenir” futuras
acciones terroristas. Pues en Venezuela, en tiempo de paz, nos
comprometemos con las instituciones y con el sistema político como
nación para garantizar que nada ni nadie perturbe nuestra
democracia, que nadie vulnere nuestra paz en un futuro cercano, más
aún conociendo las tácticas empleadas por la oposición fascista
que busca aniquilar al chavismo por todas las vías posibles.
Mantener
la paz bajo cualquier ciscunstancia, esa es la premisa. Chávez nos
dejó como legado la paz y mantenerla hábilmente, junto al pueblo,
es una forma clara de defender su legado.