viernes, 29 de enero de 2016

Comunicación Económica

Cultura de la ostentación por doquier

Las operaciones sicológicas apuestan por crear idearios y patrones perceptuales en la población objetivo para que se consoliden actitudes y conductas que respondan a la defensa de los intereses de la clase dominante. La izquierda nunca ha asumido que es posible utilizar las operaciones sicológicas en favor de las grandes mayorías porque está repleta de líderes ortodoxos, resistentes a la innovación y al cambio. De hecho, asumen que este tipo de táctica para el control social es negativo, sin siquiera entender que es una herramienta para el logro de un fin que puede usar a su favor.

A nivel de la economía de nuestro país lo que contamina más la dinámica comercial y afianza un sistema injusto son las percepciones y creencias que la mayoría de la gente tiene al respecto. Esta disociación generalizada se reproduce en todas las instancias: gubernamentales, privadas, comunitarias, etc. Nadie escapa a creer lo que no es y pareciera que todos estuviésemos de acuerdo en creer las mismas mentiras.

La economía venezolana no es rentista. Siendo sensatos podemos acercarnos a una definición justa de lo que vivimos en Venezuela que no es más que una dinámica económica signada por grupos y élites poderosas que ejercen el malandraje, saqueo y delincuencia en todos los órdenes. El problema son los ladrones, no el petróleo. Esto es más que evidente, pero parece que todo el mundo considera lo contrario.

La cultura del trabajo está signada por una élite empresarial, en muchos casos, holgazana que aplica la viveza criolla en función de hacerse millonaria haciendo prácticamente nada. Los grandes “empresarios” son expertos en malas prácticas, sobornos y estafas. La eficiencia, la productividad, la excelencia y demás brilla por su ausencia pero la gente cree que trabajan a pérdida, con las uñas, que son altruistas, etc.

La cultura del consumo está configurada por los dueños del sistema que adiestran a los consumidores para que sean robots compradores. ¿Quejarse por un producto o servicio malo? Jamás! dado que “esto es una raya y demuestra que eres un pichirre”. La cultura de la ostentación primero, el consumo consciente es inexistente.

Si los trabajadores de la POLAR supieran lo que se mete en el bolsillo Mendoza cada año, seguramente pedirían reivindicaciones laborales, aumento de salarios o le meten candela a la industria. ¿El gobierno hace algo para desmitificar lo que creen los ciudadanos de quienes dominan la economía? Estamos reprobados en comunicación económica, por ahora.

lunes, 25 de enero de 2016

Desencolados

Línea de espera a la intemperie

Actualmente vivimos en una sociedad de consumo donde el consumo se ha convertido en un fin en sí mismo, por lo que la dinámica de la Guerra Económica en nuestro país tiene como táctica perturbar la cotidianidad del venezolano en la compra y acceso a bienes y servicios.

Aún con una economía “normal”, los usuarios o consumidores deben hacer colas en diferentes circunstancias o espacios: en el banco, al abordar un avión, al comprar entrada en el cine, al esperar turno en una institución para ser atendido, etc. La línea de espera surge como respuesta civilizada de organización entre individuos que acceden a algo. Como todos no pueden satisfacer su necesidad al mismo tiempo, pues se hace un acuerdo implícito que se rige por la atención en función del orden de llegada.

Como es un acuerdo mutuo de respeto y organización entre ciudadanos que persiguen temporalmente un mismo fin, no existe mayor resistencia y surge espontáneamente la colaboración. El problema que vivimos actualmente con las colas, no se da en el hecho de que existan sino que el peso del malestar e incomodidad recae en la larga espera, muchas veces las mismas se llevan a cabo a la intemperie y durante la dinámica se rompen las reglas implícitas que deberían respetarse: coleados, personas que guardan puestos de otros compradores, personas que hacen uso de privilegios y compran sin hacer cola, malos tratos, amedrentamiento, etc.

En una cadena de suministro la cola se manifiesta en el último eslabón, en el detallista, principalmente como consecuencia del desabastecimiento o el acaparamiento, junto a una atención al usuario inexistente que perjudica la experiencia de la compra. El origen de estos fenómenos lo encontramos en: producción intermitente, producción irregular que no satisface la gama o presentaciones de un mismo producto, irregulares órdenes de despacho, irregular proceso de distribución, tiempo y lugar de despacho o descarga de mercancía inconveniente, ineficiente o inexistente reposición de inventarios, engorroso proceso de pago, ventas condicionadas, mayoría de cajas registradoras no operativas, discriminación en el uso de cajas según producto regulado, procesos ilógicos de cancelación de productos, cajas registradoras obsoletas, fallas en métodos de pago, fallas en capta huellas, negativa a entregar bolsas para productos regulados, etc.

Largas e interminables colas es una táctica de la Guerra Económica para afectar al pueblo. ¿Es posible optimizar el proceso de compra para que los venezolanos no sufran? Claro que sí, con decisión político-técnica se puede avanzar en ello.

domingo, 17 de enero de 2016

Producción y demagogia

"Producir más" suena muy bonito pero ¿es acertado?

La toma de decisiones políticas debe estar precedida por una evaluación, lo más completa posible, del escenario donde surge la problemática que pretende subsanarse. La lectura correcta de la circunstancia permitirá que las medidas a implementar puedan atacar el origen de los fenómenos que se pretenden revertir porque, de lo contrario, se tomarán acciones que no modificarán la realidad adversa que se está experimentando.

El diagnóstico y análisis de la situación se realiza con información de primera mano como estadísticas, evaluaciones cuantitativas y cualitativas, verificación de indicadores de gestión, etc. En Venezuela, la toma de decisiones acertadas a nivel económico tiene como principal obstáculo que no existen medidores acertados que verifiquen desde sus entrañas los procesos productivos y de importación que se llevan en el país

A pesar de estar en pleno siglo XXI, la tecnología y optimización de procesos no ha llegado a un Estado consecuente con los intereses de la burguesía. Se pueden tener aproximaciones o proyecciones pero las instituciones involucradas, no conocen qué se produce, quién produce, cuánto produce, con qué frecuencia produce, a qué costo produce, a dónde distribuye la producción, etc. Como muestra de esta aseveración, todos sabemos que las instituciones involucradas en el otorgamiento de dólares proferenciales han facilitado miles de millones en divisas a empresas de maletín para importaciones ficticias. Cero control y verificación en uno de los sectores de la economía más sensible y que incide en lo que se produzca o no en nuestro suelo.

Igual pasa con el parque industrial existente. No se tiene una lectura certera de la realidad porque no existe músculo institucional que haga una revisión palmo a palmo de todas las fábricas en el país. Se confía en lo que dice o declara el empresario, pero esto no desemboca en una auditoría exhaustiva para constatar su veracidad. Habrá casos excepcionales, pero esto no es el común denominador. 

Hoy la medida es “aumentar la producción” y surgen lógicamente las preguntas ¿una mayor producción subsanará las colas, el desabastecimiento y la especulación? ¿Qué estudio muestra que el problema es la baja producción y no que se roban lo producido y que las mafias desangran al Estado? ¿Trabajaremos nuevamente ayudando al mismo sector privado que nos apuñala?

jueves, 14 de enero de 2016

Jaque Mate Económico

Así hacen muchos en puestos clave

Los procesos políticos que ingenuamente han querido caminar por la senda de una supuesta soberanía a la hora de la verdad se topan con la supremacía del modelo neoliberal cuando hablamos del rumbo de la economía. Hoy en Venezuela se aplica un paquete del FMI de manera indirecta. La élite económica local ataca al proceso revolucionario por su flanco más débil, el económico, y no hay nada ni nadie que pueda evitarlo porque conceptualmente y a nivel de gestión nunca se ha asumido cambiar radicalmente las relaciones de poder que dominan el mercado en nuestro país. Bien lo afirma el dicho “la ignorancia es muy atrevida”, y por ser ignorantes y reformistas en economía el proceso revolucionario parece va de salida, por ahora.

Los fenómenos de la Guerra Económica se acrecentan: más colas, más especulación y más desabastecimiento. El Gobierno Bolivariano continúa empeñado en explicarnos que todo es culpa de la burguesía, de la oligarquía, de las élites, de Estados Unidos con su maligno fracking que ha ocasionado que el precio del petróleo llegue casi a los 20 dólares, etc. Justificación tras justificación sin solución. No hay respuesta a los problemas y el clima en la calle se hace más tóxico.


El Estado burgués domina la escena y no se le toca un pelo a las élites económicas que hacen valer su voluntad. Cualquier bachiller sabe que los problemas de la Guerra Económica son generados por productores, importadores y distribuidores pero se impuso la idea de que los bachaqueros son los culpables de todo el saboteo, es decir, el mismo pueblo tiene la culpa de lo que le pasa al pueblo y la burguesía sale eximida.



La alta autoridad que pretenda hacer “revolución” a nivel económico se topará con lo difícil de atacar el origen de los problemas porque la cadena de conexiones causales se ramifica demasiado, es demasiado intrincada y compleja como para que pueda seguirla y sanearla instituciones con muchos funcionarios en puestos clave que padecen de indolencia, tienen déficit de voluntad política revolucionaria y carecen de entrenamiento. Abunda la burocracia inútil cómplice de la ilegalidad. Además, la mayor parte de los eslabones tienden a estar contaminados con corrupción institucionalizada por mafias gubernamentales que llevan años funcionando y fortaleciéndose de la mano del sector privado. Combatir lo malo a lo interno, con la ayuda de la misma gente que vive de lo malo, es una tarea inviable por no decir imposible cuando la lenidad es el común denominador.



Acá el principal problema económico son los malandros del sector público y privado que saquean a Venezuela impunemente. De no haber castigo alguno, será muy cuesta arriba recuperar la credibilidad para darle continuidad al proceso bolivariano. Ya casi no hay tiempo.

viernes, 8 de enero de 2016

Se enreda el papagayo

Hay que desenredar el papagayo

Nos aplican una Guerra No convencional que tiene como objetivo principal el pueblo. La idea es demoler el tejido social, la percepción de orden, el respeto a la autoridad, exacerbar la emoción y dejar por el suelo la razón aniquilando el vínculo entre gobernantes y gobernados. Schémel dijo “a Venezuela la están cocinando a fuego lento” pero con las últimas acciones parece que la llama aumenta para quemar por completo la noción de Estado de Derecho. La confianza en las autoridades es la base fundamental de nuestro Sistema Político, sin ella el orden establecido se derrumba.

La Asamblea Nacional empresarial comienza decidida a ejecutar sus tácticas de guarimba parlamentaria. Ya no son las calles con barricadas, ahora se perturba la cotidianidad de todos desde cada curul obtenido gracias a la publicidad engañosa. Allup manda hacer un video donde sale él como protagonista del desalojo “visual” del chavismo y bolivarianismo del palacio legislativo. El propósito de esta propaganda de guerra es claro: estimular frustración, promover el odio, acrecentar sentimientos agresivos, desmoralizar, etc. El blanco a impactar es el pueblo, estremecer la conciencia colectiva, contaminar los mentes y corazones con pensamientos y sentimientos encontrados. De la tensión a la agresión hay un sólo paso.

El chavismo, reactivo, difunde una y otra vez el videíto para hacerle el juego al diputado adeco. Se atiza la llama que nos cocina mientras en la calle hay un gentío que no le interesa lo que pase con fotos de Chávez o Bolívar, siempre y cuando acaben con las colas, la especulación, el desabastecimiento o la inseguridad. La FANB responde como debe ser y hace un contundente pronunciamiento en contra de lo sucedido pero la Guerra No Convencional está enfocada en perturbar al pueblo y de momento parece que continúa marchando exitosa hacia el logro de su objetivo estratégico a largo plazo: solidificar y tangibilizar la tesis de Estado Fallido a través de un enfrentamiento entre humanos.

Todo el año 2015 el chavismo asumió la consigna “Nuestra victoria es la Paz”, idea que responde al propósito claro de evitar confrontaciones a lo interno que darían pie a una intervención extranjera. Este año comienza con líderes chavistas retando a la oposición y afirmando que “la confrontación es inevitable”. Desde la oposición, la promoción del caos constitucional con la promesa del orden a través del cambio empieza a cuajar respaldados por aquello de “somos mayoría”. Comunicacionalmente la revolución luce desorientada porque pasó de la “batalla de las ideas” al “bombardeo indiscriminado de consignas”. Si hay guerra, ellos ganan ¿el chavismo quiere guerra? ¿nos vamos a los puños?