100% verídico ¿no? |
Desde
el 2001, con
la implosión controlada de las Torres Gemelas hasta
la fecha, los ataques terroristas se han usado a lo largo y ancho del
mundo como justificación ideal para arreciar el accionar beligerante
que las principales potencias retrógradas aplican para “combatir”
el terrorismo. Se ha impuesto como “método civilizado que busca la
paz” el bombardear países, invadir territorios, acabar
“accidentalmente” con poblaciones autóctonas de regiones en
conflicto, derrocar gobiernos democráticos, etc. Es la fórmula
neandertal de aplicar más terror contra el terror.
El
detalle importante en esta dinámica del terrorismo
conveniente y circunstancial es que se crean etiquetas para exculpar
a unos y satanizar a otros. Tenemos entonces que una bomba que
explota y asesina a niños es mala o
buena
según la persona, el motivo, el gobierno o autoridad, grupo, etc.
que la haya lanzado.
En
un ejemplo hipotético, si Israel y su gobierno sionista aniquila un
millar de niños, bebés, abuelitos y mujeres embarazadas con bombas
lanzadas sobre Palestina, es producto del ejercicio pleno de su
derecho a la legítima defensa porque ese pueblo de “terroristas”
los tiene en jaque desde hace mucho tiempo, los expulsa de sus
territorios y les infunde temor con su arsenal nuclear, diezmando su
población significativamente muy similar a lo realizado por los
nazis. De este modo, las bombas de Israel son buenas y legítimas
porque se defienden contra la “maldad”.
En
cambio, si hay un atentado en alguna reconocida capital de Europa con
el resultado de una veintena de víctimas fatales por un acto de
violencia, el señalamiento exponencial por los medios tiende a
satanizar a los responsables de
forma automática.
En
una vorágine de drama y lamento “mundial” los seres humanos se
avocan a prestarle atención a lo sucedido. Los hilos de los centros
de poder se mueven y usan el incidente como catalizador para subirle
el volumen a las acciones terroristas pero desde el Estado. Más
bombas, más miedo,
más invasiones, más muertes, más caos.
Hay
terrorismo malo y terrorismo bueno, todo depende del enfoque. Hay
muertos que valen más que otros, todo depende de los intereses. Los
señores de la guerra que hacen billete vendiendo armas a cualquier
bando, siempre salen ganando porque la demanda de sus productos
aumenta. No
nos cabe duda que el terrorismo
se usa como simple ardid publicitario.