¿Alguien lo duda? |
Como
era de esperarse, la
negación es la reacción más natural del ser humano
y también de aquellos gobiernos que en vez de reconocer errores,
buscan distraer y confundir para que sus gobernados no los juzguen
por sus malas decisiones en torno al Covid-19.
Ya muchos
líderes están como aquella canción venezolana titulada La Pulga y
el Piojo: "ya
no es por el virus que ya lo tenemos, ahora es el culpable ¿Dónde
lo hallaremos?"
Señalando a diestra y siniestra para demonizar al otro, sea quien
sea, y así eximirse de la culpa.
Por ejemplo, el
empresario presidente Trump, es responsable por los miles de
estadounidenses fallecidos (rompiendo récord en todo el mundo) a
raíz del desastre de su gestión en salud. Señaló
a China y luego a la OMS en vez de reconocer su miope liderazgo en
torno a la problemática viral.
Busca así que tanto la opinión pública como la "oposición
demócrata" no lo haga blanco de las críticas ni a él ni al
sistema neoliberal reinante en el país, sino que en medio de la
confusión y caos sea
considerado una víctima más de "un plan macabro" ideado
por el "enemigo".
Guaidó, el político maniquí |
Ahora bien, otro gallo canta en Venezuela respecto al
accionar del fragmento
acéfalo de la oposición
cuya necia postura, ante la
gestión acertada del Presidente Maduro sobre el Covid-19,
no es otra sino desvirtuar además de confundir respecto a lo logrado
hasta hoy. El objetivo es generar la duda y socavar la credibilidad.
El político maniquí, Guaidó, sigue su rumbo errático teledirigido
por sus dueños con un gobierno de Twitter, dando audiencias en el
Despacho de su celular. Hoy
más que nunca lo inútil de su figura queda al descubierto,
a diferencia del Primer Mandatario Nacional cuyos hombros pese a las
dificultades y fallas, sostienen hoy la vida de más de 30 millones
de venezolanos.
A éstas alturas de la pandemia debemos recordar que cada vez que señalas a otro, hay tres dedos que te señalan a tí mismo, valga la redundancia. Ésta regla de vida aplica también para líderes y gobiernos. Cada quien que asuma su barranco y actúe en consecuencia.
A éstas alturas de la pandemia debemos recordar que cada vez que señalas a otro, hay tres dedos que te señalan a tí mismo, valga la redundancia. Ésta regla de vida aplica también para líderes y gobiernos. Cada quien que asuma su barranco y actúe en consecuencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario