lunes, 13 de abril de 2020

La culpa NO es de la Vaca

¿Alguien lo duda?
Como era de esperarse, la negación es la reacción más natural del ser humano y también de aquellos gobiernos que en vez de reconocer errores, buscan distraer y confundir para que sus gobernados no los juzguen por sus malas decisiones en torno al Covid-19.

Ya muchos líderes están como aquella canción venezolana titulada La Pulga y el Piojo: "ya no es por el virus que ya lo tenemos, ahora es el culpable ¿Dónde lo hallaremos?" Señalando a diestra y siniestra para demonizar al otro, sea quien sea, y así eximirse de la culpa.
 
Por ejemplo, el empresario presidente Trump, es responsable por los miles de estadounidenses fallecidos (rompiendo récord en todo el mundo) a raíz del desastre de su gestión en salud. Señaló a China y luego a la OMS en vez de reconocer su miope liderazgo en torno a la problemática viral. Busca así que tanto la opinión pública como la "oposición demócrata" no lo haga blanco de las críticas ni a él ni al sistema neoliberal reinante en el país, sino que en medio de la confusión y caos sea considerado una víctima más de "un plan macabro" ideado por el "enemigo".

Guaidó, el político maniquí
Ahora bien, otro gallo canta en Venezuela respecto al accionar del fragmento acéfalo de la oposición cuya necia postura, ante la gestión acertada del Presidente Maduro sobre el Covid-19, no es otra sino desvirtuar además de confundir respecto a lo logrado hasta hoy. El objetivo es generar la duda y socavar la credibilidad. El político maniquí, Guaidó, sigue su rumbo errático teledirigido por sus dueños con un gobierno de Twitter, dando audiencias en el Despacho de su celular. Hoy más que nunca lo inútil de su figura queda al descubierto, a diferencia del Primer Mandatario Nacional cuyos hombros pese a las dificultades y fallas, sostienen hoy la vida de más de 30 millones de venezolanos.

A éstas alturas de la pandemia debemos recordar que
cada vez que señalas a otro, hay tres dedos que te señalan a tí mismo, valga la redundancia. Ésta regla de vida aplica también para líderes y gobiernos. Cada quien que asuma su barranco y actúe en consecuencia.

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