Surgen
textos, declaraciones emanan, opiniones fluyen e inundan los ríos
informativos en el país. Comentarios van y vienen, algunas fuerzas
políticas sacan provecho de ello. Se genera desorden, surge la
intriga y se siembra la duda. Algunos dicen es autocrítica,
reflexiones necesarias para generar el debate. Otros afirman son
ataques, críticas destructivas que no ayudan en nada.
Muchos
se escudan tras el término “autocrítica” para atacar a
individualidades y personalidades clave del proceso revolucionario, o
bien puede ser que no ataquen a alguien de manera frontal, pero al
dejar en claro su punto de vista de forma indirecta bombardean y
minan la credibilidad del blanco del ataque y del proceso
revolucionario.
Para
hacer autocrítica se debe ser conciliador primero, destacar puntos
de encuentro y luego señalar las conductas o acciones que,
presuntamente, se están saliendo del deber ser. Yo no puedo empezar
una autocrítica atacando a alguien, peor aún no puedo talar la
autoridad moral del otro simplemente por capricho, por rencor o en
retaliación a alguna medida solamente. Esto aplica, sobre todo, si
se es un personaje importante, formador de opinión dentro del
proceso revolucionario. Cada quien debe asumir su rol y entender las
repercusiones de las ideas que exponga.
Los
textos que abundan en conjeturas, imprecisiones, opiniones sezgadas y
parcialidades, apuntan a cualquier cosa menos a corregir conductas y
enderezar el rumbo. Peor cuando el ataque es personal, con nombre y
apellido, porque denota ensañamiento contra la persona más no
contra las ideas que ésta profesa. Se recurre a la intriga y
descrédito del otro sin basamento sólido o corroborable al hacer
uso de la opinión. Antes que aportar, se resta. Antes que construir,
se destruye.
Al
terminar de leer o escuchar estos pareceres uno queda con un sabor a
decepción y se pregunta ¿por qué? Al interpretar el tono,
cualquiera se da cuenta que la lealtad y disciplina revolucionaria
brillan por su ausencia en las argumentaciones. A otros le genera un
sentimiento de pesar, de escepticismo y ven impactada negativamente
la moral que los mantiene aún defendiendo el legado del Comandante
Chávez. Justo allí, en ese momento, es que nos damos cuenta que no
ha sido ninguna autocrítica para generar el debate, sino que estamos
en presencia de simple y pura propaganda contraria a la Revolución
bolivariana.
Así quiere dejar la derecha a todos los venezolanos.
Los
últimos estudios de opinión realizados en el país reflejan que la
mayoría de los venezolanos consideran el problema económico como lo
más relevante en estos momentos. La inseguridad ha pasado a un
segundo plano en la percepción de los encuestados, quienes le dan
preponderancia a la economía como tema más preponderante en el
país. Según se afirma en los resultados brindados por los estudios
de opinión, la gente está más preocupada por su bolsillo que por
la seguridad personal.
No
es que a la gente le importe un bledo si es víctima del hampa, la
cosa está en que a nadie lo atracan los 365 días del año. En
cambio, prácticamente todos tenemos que comprar alguna cosa a
diario, bien sea artículos de higiene personal, artículos de
limpieza para el hogar o el indispensable alimento.
Como
es algo inevitable, pues debemos consumir las cosas básicas para
subsistir, la derecha aprieta sus poderosos tentáculos a nivel
económico e impacta solapadamente al consumidor venezolano que, a
fin de cuentas, somos todos sin importar afinidad política. El truco
está en que la derecha económica, la burguesía parasitaria, se
mantiene en silencio mientras apuñala poco a poco a la economía del
país. Según su lógica, el culpable de todo es el gobierno y su
mala política económica. Esto lo repiten una y otra vez políticos
de la derecha, empresarios de la derecha, simpatizantes de la
derecha, medios de la derecha. Ya todo no es “culpa de Chávez”,
ahora cambiaron a “todo es culpa de Maduro”.
La
coyuntura favorece a los propósitos de la burguesía parasitaria
porque toda la economía venezolana está configurada para ser un
país importador y dependiente de los caprichos del sector económico
apátrida que sólo responde a intereses particulares en alianza con
actores foráneos. Además de las medidas que implementa el gobierno
bolivariano, las cuales se muestran insuficientes ante la magnitud de
la guerra económica, debe activarse el poder popular a través de
diferentes tácticas. La idea es generar a nivel de la economía un
movimiento de pinza donde el elemento desestabilizador o burguesía
parasitaria, sea atacado por dos fuerzas claramente definidas: el
gobierno bolivariano, a través de sus instituciones, la ley y el
orden; y el pueblo venezolano, a través del poder popular.
Además
de las denuncias formales que cada ciudadano puede hacer respecto a
la violación de lo establecido en la Ley de Costos y Precios Justos,
es imprescindible la organización vecinal, comunal y local para
combatir a los perturbadores de la economía. Es necesario comenzar a
entender y aplicar la técnica del boicot, para evitar que la
colectividad continúe adquiriendo bienes y servicios en aquellos
sitios que especulan sin pudor.
El
volanteo y agitación casa por casa, los graffitis, la utilización
de las redes sociales, cadenas por PIN y WhatsApp advirtiendo y
llamando a no comprar en los negocios de usureros debe ser la regla.
Debemos activarnos y a través de acciones como estas, presionar
desde la base para que la economía retome su rumbo y cesen las
perturbaciones. Todos somos ciudadanos, todos somos poder popular,
todos tenemos bolsillos.
NOTA NECESARIA: la carta atribuída a Giordani presenta tantos vacíos y cabos sueltos, además de errores en hilación y redacción cronológica, que parece no la hubiese redactado un ex ministro de Planificación. ¿Estará la mano de la Derecha y su propaganda negra en esto?
Gocé un
puyero leyendo la carta de Giordani porque creo que es uno de los
panfletos de propaganda gris más significativo que se haya difundido
en Venezuela. La propaganda se centra en generar una reacción
emocional, busca una consecuencia. No se apela a la razón y se
pueden hacer ver cosas que no son ciertas. Ese texto es propaganda
porque abunda en afirmaciones, suposiciones y
conjeturas. De paso, se hace referencia a documentos puntuales que,
según entiendo son confidenciales porque es imposible acceder a
ellos o revisarlos, para hacer ver que “sí hice la tarea”.
Cuando
en la segunda línea leí “expongo una serie de consideraciones
respecto al cumplimiento de mi deber...” pensé inmediatamente que
el texto sería una autocrítica enfocada en todos los que rodean al
crítico, menos en el crítico mismo. Es decir, el título es
engañoso porque reza “Testimonio y responsabilidad ante la
historia” cuando lo que se lee es claramente la evasión de
cualquier responsabilidad. Más adelante coloca “... es mi deber
rendir cuentas al país” pero por ninguna parte salen cuentas,
números, estadísticas, gráficos, etc. excepto cuando menciona
algunas cifras sobre petróleo e inflación que ya conoce media
Venezuela.
Bueno,
sigo leyendo y coloca tres formas de acción para orientar la
política económica pública a inicios del 2013: 1) Sacar del estado
de abandono a importantes grupos desprovistos de las herramientas
para superar graves privaciones materiales, culturales, de
participación que les aquejaban; 2) Desmontar la máquina de poder
que tenían instalados los grupos externos e internos y que les
habían permitido manejar a su favor el Estado y entre otros logros
usufructuar en alta medida del excedente petrolero; 3) Crear un
aparato público que en lo productivo dominara sectores claves de la
estructura productiva, tales como insumos básicos, exportaciones de
minerales, puntos clave del abastecimiento popular.
Echa
para atrás y para adelante para confundir. Continúa y expone lo que
se hizo a nivel económico y financiero, en el marco de la elección
presidencial del 7 de octubre de 2012 y las de diciembre del mismo
año. Según se infiere, esas decisiones tuvieron como finalidad la
obtención de rentabilidad electoral, votos. Pareciese, según
plantea, nada de esto tenía que ver con una planificación detallada
sino con la premura y urgencia de obtener victorias electorales
trascendentales para darle continuidad al proceso.
Luego
hay bastante texto que dice muchas cosas. Menciona los pilares de la
construcción del gobierno bolivariano durante la gestión de Hugo
Chávez, poniendo de quinto y último “el protagonismo profundo y
verdadero del pueblo venezolano en las decisiones del gobierno”.
Cuando
empieza a hablar de la crisis de salud del presidente Chávez,
enfatiza que elaboró varios documentos “Con la ausencia del
Presidente Chávez y las escasas reuniones sustantivas del Consejo de
Ministros me llevaron a la elaboración de una serie de documentos
para alertar acerca del estado de las situaciones, el alcance de los
problemas que se enfrentaban y las soluciones a tomar”.
Curiosamente, uno de esos documentos se preparó como resultado del
Consejo de Ministros llevado a cabo el 20 de octubre de 2012, pero se
entregó el 9 de enero de 2013. Según revela, pasaron dos meses y
medio para elaborar un documento “urgente” que esbozaba “la
gravedad de la situación planteada y las medidas que se estaban
considerando luego del triunfo electoral del 7 de octubre del 2012”.
Al
continuar leyendo, en este documento entregado en enero de 2013 se
planteó entre otros puntos “la delegación de la responsabilidad
de lo económico antes de la fecha de las elecciones del 14 de abril
luego del lamentable fallecimiento del Presidente Chávez el 5 de
marzo de 2013”. ¡Surge mi alarma! ¿O se equivocó redactando, o
en el texto predijo el futuro junto a acciones a tomar en función de
ese escenario?
Más
adelante habla que preparó otro documento, a solicitud del
Comandante Chávez, entregado el 2 de marzo, producto de las
discusiones con Nicolás Maduro y un equipo de Ministros. Dadas las
circunstancias y de lo acontecido, ese documento no lo pudo revisar
el solicitante y quedó como un referente para la acción de gobierno
posterior al 14 de abril. Luego de la desaparición física del líder
de la revolución, plantea se empezó un cambio notorio en el rumbo
del proceso revolucionario, culpabilizando principalmente a PDVSA y
al BCV. Se deduce que Chávez era el único que podía controlar a
estas instancias, para que no hicieran lo que les diera en gana.
Según esto, en el país todo giraba en torno a un sólo hombre. No
existen leyes, institucionalidad, regulaciones, etc.
Habla
del distanciamiento en las relaciones con Maduro, pero después
relata que Maduro le asignó nuevas responsabilidades ¿? Entre las
peticiones clave, producto de sus recomendaciones, está que le
dieran la potestad de elegir y efectuar los nombramientos de
dirección en los grandes fondos financieros del gobierno (FONDEN,
Fondo Chino, Tesorería, Banco Exterior, BIV) además de ser nombrado
como la autoridad del CADIVI. La clave de esto está en que
indirectamente condena el estilo de dirección del Comandante Chávez
al recalcar que era necesaria “una potencial nueva actitud en los
nombramientos”. ¿A qué se referirá con “nueva actitud”? ¿Qué
actitud no le parecía en cuanto a nombramientos? Sólo él sabe la
respuesta.
En
definitiva, hay muchísimos elementos que revelan inconsistencias
insalvables en esa carta. La gran mayoría de los enunciados son
afirmaciones que se dan por ciertas sin ningún tipo de respaldo
corroborable. Se ataca directamente al presidente Nicolás Maduro y
la sensación al finalizar de leer el texto, responde a la decepción
y al socavamiento de la moral revolucionaria. Antes que promover la
“discusión interna” y el “debate” el tono de sus palabras
echan por tierra el concepto de lealtad, y se asemejan a un misil que
busca destruir antes que construir. Se muestra como verdadero
defensor del “legado” del Presidente Chávez, cuando lo que hace
obvia por completo lo que exigió el Comandante Eterno aquél 8 de
diciembre, ¡Unidad, Lucha, Batalla y Victoria!
Sería
excelente que el ex ministro publique todos los documentos con
recomendaciones hechas al Ejecutivo, para así poder constatar la
“ruptura” y cambio de rumbo que denuncia. Quizá, sólo así
podamos responder la interrogante ¿qué quiere Giordani?
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La incertidumbre y lo desconocido nos saca de la zona de confort
La
Zona de confort es un estado mental donde cada individuo se siente
cómodo con su vida, con sus aspiraciones satisfechas, sus
necesidades cubiertas y sin perturbaciones significativas. Esta zona
de confort es implícita a cada ser humano, sin importar el nivel
socioeconómico al que pertenezca. Se puede decir que es un estado de
tranquilidad, fundamentalmente a nivel sicológico, donde la ansiedad
y preocupaciones se mantienen a la mínima expresión.
Se
puede ser pobre, clase media o adinerado y estar o no en la zona de
confort, dado que ella corresponde en cada persona según sus
valores, aspiraciones y realidad social. El entorno inmediato, el día
a día, determinan en gran medida esta condición. Como es un estado
mental, la zona de confort puede ser afectada por mensajes que
impactan en la siquis.
Hoy
la derecha en Venezuela, articulando su política a través del
sector privado, tiene como principal blanco de ataque la zona de
confort de todos los venezolanos, sin importar la clase social a la
que se pertenezca. Como todos los habitantes del país deben recurrir
al sector de bienes y servicios, sabotean abiertamente la dinámica
económica y comercial de la nación con las tácticas: especulación,
acaparamiento, usura, boicot, bachaqueo, producción irregular,
minimización de las presentaciones de los productos comercializados,
distribución intermitente de la producción, etc.
Todos
somos consumidores de algo en algún momento. El sector privado
domina cadenas de importación de bienes, cadenas de producción,
cadenas de distribución, cadenas de comercialización, cadenas de
servicios. La publicidad no ha cesado y sigue llamando al consumo de
productos “escasos” ¿no les parece curioso? Todo esto ocurre
mientras la oposición a viva voz repite mil veces por los medios que
la escasez y largas colas son culpa del gobierno bolivariano. La
economía genera las condiciones objetivas que la derecha política y
mediática capitaliza con su discurso. Sacan provecho de una
situación adversa que ellos mismos generan.
Chávez
emuló el concepto de zona de confort al generar la consigna “Vivir
viviendo”. La guerra económica hoy busca destruir esta realidad
traducida en la felicidad del pueblo, para llevarla a la infelicidad,
frustración, ansiedad y malestar generalizado. El objetivo de la
oposición es que tengamos zona de confort cero.
A pesar del Plan de la Patria, muchos se sienten desorientados.
Yo
entiendo que todavía haya gente extremadamente dolida con la
ausencia física de nuestro Comandante Hugo Chávez. Gente que
podemos considerar de esos “chavistas duros” que llevan en los
hombros el peso diario de estar sin el líder carismático que guiaba
al pueblo a través del proceso revolucionario. Ese sentimiento de
carencia les genera frustración, la cual drenan a través de la
crítica lacerante contra lo que “consideran” no debería estar
ocurriendo en la revolución socialista. Esa conducta yo la entiendo,
pero no la comparto.
Reducir
los análisis a visualizaciones simplistas o superficiales,
inclusive, ver todo como blanco o negro y obviar los diferentes
matices que existen en la imagen, es un error garrafal. Parece que
jamás le prestaron atención a Chávez, desde todo punto de vista,
porque a nuestro Comandante no había que oírlo simplemente, había
que ver los hechos, sus acciones y la manera como se avanza de forma
lenta pero, aunque sea despacio, aún se sigue avanzando.
Las
operaciones sicológicas han hecho mella tal en muchos, que adaptan
su lenguaje a marcos de referencia producto de la propaganda de
derecha. La condena es total para quienes difieran en algún punto
con su pensar. Se descalifica y, para regocijo de J. J. Rendón, se
etiqueta de “madurista” a quienes consideran no es justo exigirle
a nuestro presidente, Nicolás Maduro, cosas que Chávez jamás hizo.
Inclusive, situaciones que han existido y se profundizaron durante
años resulta que ahora, con Maduro al mando en un año, sí son
condenables y disparan las alarmas de que “se está perdiendo el
rumbo”.
Esa
genuflexión ante el “antes” y sublevación respecto al “ahora”
muestra el poder del verbo en el liderazgo político. El verbo calma,
el verbo persuade, el verbo muestra una intención. El discurso
político muestra un objetivo buscado, aunque en los hechos falte
mucho por transitar o, inclusive, lo que diga no se compadezca con lo
que se hace o las decisiones que tomo. El discurso condiciona la
percepción de la realidad. La propaganda de derecha saca provecho de
esto y afirma “Maduro, no es Chávez”, por consiguiente, como
Maduro no tiene el mismo verbo o capacidades comunicacionales que
Chávez lucía, “no existe liderazgo político y estamos a la
deriva”. Este es el silogismo que las operaciones sicológicas han
implantado con éxito en muchos.
La
revolución bolivariana es un proceso con etapas y fases. Querer que
se haga en un año las cosas que Chávez no hizo en catorce es obviar
por completo los principios de la planificación estratégica
situacional. Uno no puede pretender cambiar todo al mismo tiempo. En
una guerra no se pueden abrir todos los frentes de batalla a la vez.
Según yo lo veo, primero fue la revolución política, luego la
revolución social y ahora estamos en la etapa más difícil, la
revolución económica. Vivimos un proceso que va de la “A” a la
“Z”, no hemos llegado a la “L” y nos falta mucho por
transitar.
El "matacuras" y Chataing compartiendo de forma amena
Siempre
he sido de la idea que a ningún comunicador, periodista,
presentador, actor, animador, artista, locutor, escritor o editor de
derecha debe creérsele. La ideología de derecha, la manera de ver
la vida y su postura ante la realidad siempre tiene el interés de
clase de por medio. La derecha y la gente de derecha, estará siempre
reñida con la ética y con la verdad en todas sus acciones porque su
conducta responde a lo que le conviene como individualidad o clase
social, más no con lo que es justo. Esta lógica se aplica, sobre
todo, cuando se involucra el dinero, la fama y la reputación.
Recuerdo
que en mi adolescencia veía “Ni tan tarde” programa donde salía
Érika de la Vega y Luis Chataing por Televen y me reía, claro está,
porque adolescía de agudeza crítica a la hora de contemplar
contenidos audiovisuales. Chataing continuó su carrera y siempre lo
consideré una copia de Jim Carrey, quizá por eso no volví a ser
usuario de sus contenidos o producciones dado que consideraba no era
auténtico. En fin, creo que el animador, humorista, artista,
imitador pasó por casi una decena de canales y emisoras de radio.
Nunca duraba mucho en un trabajo o medio y es evidente su
inestabilidad laboral a través de su carrera.
Ayer
surgió por Twitter el rumor, confirmado más tarde, de que habían
sacado su programa Chataing TV de la programación de Televen. Como
ese canal es una empresa privada inmediatamente supuse que la razón
giraba en torno a baja audiencia o inviabilidad financiera del
espacio. En el capitalismo impera la premisa “el mono baila por la
plata” y, por supuesto, si no hay dinero el primate cesará de
danzar. Hasta allí todo iba bien, pero el protagonista del despido
argumentó que se debía por presiones del gobierno hacia el canal.
Nadie
puede corroborar esa versión. Peor aún, los gobiernos presionan a
medios que tienen espacios de denuncia mordaz e incisiva, o
irresponsable, pero según el “modesto” Chataing, la audiencia de
su programa y su contenido viral tenían en jaque a Maduro y al
Gobierno Bolivariano. Para colmo, hay un programita de Televen que se
llama “100% Venezuela” que es la muestra más clara de que el
periodismo escatológico sí existe. Un espacio hábilmente diseñado
donde se cagan en la audiencia venezolana con propaganda disfrazada
de periodismo de investigación. Si hago una lista de los programas a
sacar de Televen, les aseguro que pongo a ese de primerito y a
Chataing lo dejo por fuera. Uno no puede ensañarse contra los
payasos porque ellos, renunciando a su dignidad, tratan de hacer reír
a los demás.
Lo
que no esperaba era la solidaridad inmediata y automática de quienes
saben el manejo perverso que los periodistas y estrellas de la
farándula de derecha hacen respecto a los acontecimientos. Sigue
habiendo ingenuidad o llamémoslo “buena fe”. Eso es un gran
error que, de paso, usa la derecha para imponer sus tesis y manipular
más las cosas a su favor. Lo que hizo Chataing no es más que
propaganda para generar intriga. Él no es la víctima, sino el
victimario, ¿hasta cuándo caeremos en ello?
Los canales y programas por donde ha pasado Chataing
El
champú para cuidado del cabello es un producto imposible de
conseguir en ciudades como Barquisimeto y Acarigua. Tiendas como
Locatel, Farmatodo, Farmacias Saas y demás cadenas del ramo cuentan
con existencia cero de este artículo para la higiene personal.
Curiosamente, acondicionador hay en tales cantidades que copan los
anaqueles donde antes estaba el champú. Abunda, sobre todo, uno de
nombre Sedal que muy convenientemente tiene en su etiqueta frontal
las siglas S.O.S., eso sí, en la presentación más pequeña para
que la sensación de escasez se agudice.
Tiendas
Ovejita, ahora tiene una particular “política de la empresa”
que prohibe a cualquier cliente llevar más de seis piezas, sin
importar que sean de diferentes productos. Parece que la conocida
cadena de ropa se suma al boicot general del sector privado para
incomodar a los clientes con restricciones injustificadas.
Medicinas
que no se consiguen en farmacias o centros de salud, incluyendo
aquellas que el Gobierno Bolivariano distribuye gratuitamente, pueden
ser ubicadas al instante en unos kioscos de economía “informal”
localizados frente al Hospital Jesús María Casal Ramos de Acarigua.
Tienen full variedad, cantidades y marcas a precios nada solidarios.
Alguna mafia que les provee los medicamentos debe estar involucrada
hasta el cuello.
Compré
unlubricante PDV para motor cuyo envase marca PMVP 151,39
pero el vendedor me lo puso en 250 bolívares. Tuve que comprarlo por
necesidad. Llamé al 0800-fullPDV, me atendieron la denuncia y
dijeron me llamarían próximamente. Aún sigo esperando luego de 5
días. Supongo, ya el vendedor comercializó a precios especulativos
toda la existencia de lubricantes que recién le había llegado. Debe
estar felíz y contento.
La
Superintendencia de Precios Justos publicó los precios del
agua mineral el pasado 31 de mayo. Obviaron colocar el precio del
botellón de agua de 18.5 litros, presentación que adquieren gran
cantidad de familias venezolanas. En Caracas el botellón llega a
costar hasta 60 bolívares y el monto aumenta quincenalmente. ¿Cuál
es el precio Justo?
Gente
me comenta que hay miles de inspecciones y fiscalizaciones
donde se consigue usura, especulación, acaparamiento y demás
delitos que violan Ley de Costos y Precios Justos. Culminan
preguntando ¿por qué no hay ningún preso?