lunes, 25 de agosto de 2014

Medidas contra especulación

Tremenda herramienta que usan en Argentina http://www.precioscuidados.com/inicio

En Argentina ejecutan la política gubernamental llamada “Precios Cuidados” con el objetivo de combatir la especulación. Diseñaron una aplicación para celulares de última generación tanto Android como Iphone, que usted descarga, instala y le permite denunciar en tiempo real precios especulativos. También le da la posibilidad de consultar el precio establecido para los productos. Optimizan el proceso de fiscalización porque con una inversión mínima, pones a la mano de cada ciudadano una herramienta para garantizar un comercio más justo. Debería implementarse algo similar en Venezuela.

En estos casos, cuando están implicados sobre todo altos funcionarios públicos, es muy difícil, por no decir imposible, comprobarles la comisión de un acto de corrupción, porque son personas generalmente universitarias, ilustradas y con cierta cultura que además, para cometer estos delitos, se asesoran por abogados, auditores, contabilistas, economistas... son los llamados ladrones de cuello blanco.” esto lo dijo Guillermo Urbina Cabello, presidente del Tribunal Superior de Salvaguarda cuando el caso RECADI. La génesis del proceso especulativo surge al momento de sobrefacturar las importaciones que se hacen con dólares preferenciales. Si existe lenidad y no se castiga al importador usurero que estafa a la nación, muy poco se hará contra la especulación. No podemos repetir el pasado.

Los vendedores o comerciantes informales hacen lo que quieren con total impunidad. Siguen vendiendo toda clase de productos, regulados o no, en las aceras y sitios con alto tráfico peatonal. Deben ser castigados con todo el peso de la ley, no hacerlo propicia la continuidad de sus malas prácticas y que la economía siga al ritmo de la guerra económica.

Excelente la medida del Superintendente de precios Justos, Andrés Eloy Mendez, de poner en cintura a establecimientos por cajas registradoras inoperativas. El servicio al cliente es cuestión de gerencia y voluntad empresarial. Ojo con los estándares de calidad en la interacción entre el usuario y el establecimiento porque en Venezuela se aplica el dicho “el cliente nunca la razón”.

Así como hay programas dedicados a la diatriba política, debería haber un programa televisivo de una hora semanal con contenido enfocado en la guerra económica, precios justos, poder popular y economía. Podría llamarse “Paga lo que vale” o “Tu Bolsillo en TV”. ¿Qué espera el SIBCI?

jueves, 14 de agosto de 2014

¿Especulación perpetua?

Diferente nombre, misma historia.

Recadi fue causa de la quiebra del país” , concluyó de la manera más terminante, categórica y dramática el Informe Preliminar elaborado por la Comisión Especial del Congreso de la República, designada para investigar el cúmulo de factores que condicionaron y determinaron La Gran Estafa. El Régimen de Cambios Diferenciales implantado en Venezuela desde el 18 de febrero de 1983 hasta febrero de 1989, durante los gobiernos de Luis Herrera Campíns y Jaime Lusinchi, fue un instrumento utilizado por la élite gubernamental y económica para traficar influencias, otorgar y recibir privilegios y ventajas económicas, evadir leyes y lucrarse en grupo e individualmente, en detrimento de los intereses nacionales.

En los años de aplicación de este sistema cambiario múltiple, continuó el robo de capitales no voluntariamente repatriables, las importaciones aumentaron tanto, que el incremento condujo al desbordamiento irresponsable del presupuesto nacional de divisas, lo que redujo a casi cero la posición de las reservas internacionales en poder del Banco Central. Además, la escalada inflacionaria pulverizó el salario y el ingreso real de los trabajadores, y el bolívar experimentó la más fuerte devaluación y pérdida del poder adquisitivo que se haya conocido.

Apelando a la ingeniería de procesos, el análisis mostró que la falla neurálgica de RECADI lo fue la ficticia verificación de importaciones que se pretendió realizar. Si usted quería importar a Venezuela un televisor que en el mercado internacional costaba 100 dólares, lo normal era “cuadrarse” con el proveedor para que la factura dijera que ese TV cuesta $500, luego, al recibir los dólares baratos del gobierno usted daba una comisión y lo ganado ilícitamente lo depositaba en un banco en el exterior.

Hoy vemos que las solicitudes de divisas se incrementan exponencialmente año tras año sin corresponder con la cantidad de bienes importados. Cualquier producto que se importe puede llevar inyectado el germen de la sobrefacturación porque su precio no corresponde con los costos promedios en el mercado internacional. El importador recibe dólares baratos para pagar las abultadas facturas proforma, da una comisión y deposita el resto de divisas en cuentas extranjeras. Al entrar el producto al país, ya ostenta un costo inicial escandaloso lo cual desata la especulación aguas abajo. Por eso es que los precios en Venezuela son irreales respecto a los que se manejan a nivel mundial.

La Ley Orgánica de Precios Justos, instruye en sus artículos 5, 6, 32 y 33 supervisar el correcto uso de las divisas y establece mecanismos para garantizar el precio justo de los productos en toda la cadena de comercialización, no únicamente en el minorista. La clave está en verificar el costo inicial del producto a importar y atacar frontalmente la sobrefacturación. Hasta el mismo presidente de Fedecámaras, Jorge Roig, descaradamente admite en entrevistas que las empresas sí sobrefacturan. Esto es un fraude a la nación y es el eje sobre el que gira la guerra económica. Roban divisas a tasa preferencial, mientras destruyen la economía del país con la vorágine especulativa.

El precio justo de cualquier producto debe garantizarse desde la génesis de la cadena de comercialización. Si no se exige que el importador compre y traiga bienes adquiridos a precio real, es inútil cualquier proceso de fiscalización posterior porque, al final, el 30% de ganancia del minorista estaría calculado sobre el 500% de ganancia ilícita ya captado por el importador inescrupuloso y delincuente. Antes de otorgar las divisas, ya se puede determinar si las mismas se solicitan fraudulentamente y negarlas. Eso pondría en jaque a Fedecámaras y la burguesía parasitaria que roba a todos los venezolanos.

La Guerra Económica se gana verificando estrictamente los precios de las importaciones. No hacerlo nos haría repetir la misma historia de RECADI y quizá dar cabida a la especulación perpetua, evidente Némesis del proceso revolucionario. El tiempo corre.

jueves, 7 de agosto de 2014

MUD y Mercadotecnia política

Y así se le cambia la "pinta" al algo que es LO MISMO

Veo que mucha gente habla de la MUD como si este conglomerado de partidos estuvise en jaque o al bordel del precipicio porque les renunció Aveledo y evidencian “ruptura” a lo interno por la desunión entre sus fuerzas, egoísmos, intereses contrapuestos, métodos para acceder al poder contradictorios, etc. Esto lo muestran todos los líderes políticos de oposición sin desparpajo, como si quisieran que toda Venezuela se dé cuenta que están pasando por una “gran crisis”.

La otrora Coordinadora Democrática también pasó por lo mismo. Una crisis de “identidad” y de liderazgos. Al final, borrón y cuenta nueva como siempre. La oposición se “renueva” de manera cíclica porque su oferta política así lo amerita. El detalle está en que no cambian de propósito, quizá muy poco en cuanto a la metodología, pero siempre revelan la intención de apropiarse del país, cueste lo que cueste. Cambian de fachada, modifican la imagen, diseñan un nuevo envoltorio para que el paquete sea más vistoso y puedan reposicionarse como “marca” en el electorado.

Todos sabemos que la direccionalidad de la oposición la dictan intereses foráneos. No hay que ser ingenuos y entender que las “crisis” sufridas por el liderazgo opositor tienen el mismo origen. Es un simple proceso de “renovación” o “refrescamiento” de la imagen, ellos trabajan en función del mercadeo político. Estratégicamente se limitan a números y resultados, como en las últimas elecciones de diciembre 2013 salieron con las tablas en la cabeza, era de esperar que se llevara a cabo este refrescamiento de imagen. Para vender, hay que atraer la atención de los compradores y esa es la lógica que aplican los que mandan en la oposición.

Ya veremos surgir, probablemente, nuevas siglas del conglomerado opositor. Quizá aprovechen para arrebatar el simbolismo del chavismo y pongan un nombre como “Unión Patriótica de Venezuela”. En mercadeo político todo se vale, más aún cuando la ética brilla por su ausencia. Antes de finalizar el año debe haber una estructura “nueva”, con “nuevas” caras pero misma dirección estratégica. Logotipo innovador, jóvenes al frente, mismo candidato a presidente. La fórmula es previsible. Aparentar un cambio para atraer a confundidos y movilizar a desanimados. Así es la conducción de la oposición, que se vende como un producto nuevo en el anaquel.


martes, 5 de agosto de 2014

Libertador Vs Bolívar

Dos producciones sobre el mismo personaje, resultados distantes

Esperaba con ansias el estreno de “Libertador” porque pensé que el impacto de la película sería consecuente con la bola de billete que le invirtieron para producirla, 50 millones de dólares. En fin, asistí a una sala de esas premium donde la entrada me costó 150 bolívares dado que tenía que verla con la mejor calidad posible para poder enfocarme en los detalles.

Estéticamente es excepcional: fotografía muy buena con locaciones excelentes, vestuario inmejorable, efectos especiales muy bien trabajados, banda sonora de calidad. Los sentidos de la vista y el oído se deleitan durante las dos horas que dura el filme. El detalle está en la parte “racional” de la película porque deja mucho que desear. El guión me pareció gris al igual que las actuaciones, nada realmente memorable que a uno lo estremezca. De hecho, recuerdo la película “Brave Heart” conocida en Venezuela como Corazón Valiente, de Mel Gibson, y me parece que “Libertador”, donde Edgar Ramírez hace de Simón Bolívar, es la versión caribeña de William Wallace. El transcurrir y desenlace de la historia tiene tantos puntos en común con la narrativa de la película de Gibson que hasta parece una copia, muestra evidente de déficit en creatividad.

Ponen a Bolívar en infinidad de batallas “cuerpo a cuerpo” cuando en realidad, si no me equivoco, él solamente peleó con sus tropas en la Batalla de Araure. En una de las escenas el Libertador casi mata a golpes a un niño que le “robó” sus botas, momento clave que le hace confrontar la realidad que lo rodeaba y entender que había que aliarse con los más desposeídos: indígenas y esclavos. En otra escena, casualmente, colocan a los patriotas guindados de un árbol, composición visual que me hizo recordar a los muñecos chavistas de rojo guindados en postes y demás por la oposición fascista. Nada es casual.

Resulta que representan a un hombre erudito, singular estratega, libertador de un continente pero todo lo reducen al plano emocional. La película está concebida para un público acéfalo acostumbrado a ver producciones hollywoodenses que no conectan los sentidos con el cerebro. Tanto se le podía sacar a ese personaje, trascender con una producción fílmica controversial pero prefirieron irse por lo comercial, al estilo de las telenovelas mayameras.

Bolívar, la película protagonizada por Roque Valero tiene mucho mayor densidad en cuanto a guión, apego a la historia y originalidad. Hay un diálogo de esa película que se lleva a cabo entre Bolívar y su hermana, escenificado en un barco, que tiene muchísima mayor intensidad discursiva y trascendencia política que toda la película Libertador completa. En Libertador, de paso, echan por tierra las investigaciones llevadas a cabo por el gobierno bolivariano que determinaron la causa real de la muerte de Simón Bollívar. Si no me lo cree, vaya y vea la película.

lunes, 4 de agosto de 2014

Especulación "aguas abajo"

El dueño de Daka importaba y vendía directamente, "Especulador Maestro"

El escenario de la economía venezolana está influenciado casi en su totalidad por cadenas de comercialización que dependen, en algún momento, de procesos de importación. Como el país no posee la capacidad industrial para satisfacer la demanda interna de productos, siempre es imprescindible tener que importar algo, bien sea algún insumo necesario para fabricar o simplemente un producto equis que se pueda revender en el país. Las importaciones marcan la dinámica económica.

Ante este escenario surge la interrogante ¿quién tiene la capacidad para importar bienes a nuestro territorio? Pues bien, las élites económicas del país son quienes dominan la mayor cuota de este sector importador que trae mercancías y demás desde los países del orbe, un listado encabezado por Estados Unidos, China, Brasil, Argentina, México y Colombia. Según cifras del Instituto Nacional de Estadística sólo en el año 2013 el monto de importaciones llegó a un poco más de 15 mil millones de dólares, correspondiendo al sector público 4.964 millones y al sector privado 10.169 MM $

Para importar mercancías se necesita poseer capital, pero mucho capital. Yo le aseguro que usted no conoce a alguien que tenga la capacidad financiera para importar cinco containers llenos de mercancía desde el exterior. Hay que tener billete de verdad. Pues bien, los que tienen cantidades enormes de dinero para hacer negocios son quienes desde el sector privado contaminan la economía con sus practicas perversas. Importan mercancías que revenden a precios exhorbitantes, bien fungiendo como proveedores o como comercializadores directos, los llamados minoristas. Son dueños de toda la cadena de comercialización de lo que importan o, en su defecto, de la instancia clave: ser proveedor, distribuidor o agente autorizado.

Entonces, como son los que dominan la escena con “x” producto, pueden ponerle el precio que les venga en gana. La especulación se genera al momento de importar y revender, lo que implica automáticamente el desarrollo de un proceso de especulación aguas abajo. La cadena de comercialización se ve afectada por este margen especulativo inicial impuesto por el importador usurero. Si alguien le compra el producto al importador, por consiguiente, deberá especular a la hora de revender porque lo contrario sería perder su inversión. La inflación tiene como génesis, al sector importador.