Hospital de Clínicas Caracas, uno de los principales mercados de salud en la Capital
Nota: este artículo lo escribí en agosto del 2008 pero creo sigue siendo ilustrativo sobre la realidad de la salud en Venezuela.
Hace como tres semanas mi madre se sintió bastante mal a raíz de unos fuertes dolores que estaba sintiendo en el brazo y parte del hombro izquierdo. Como era aproximadamente la una de la madrugada le pedí que se vistiera para ir a un centro asistencial o alguna clínica donde la atendieran. En ese momento y debido a mi desconocimiento de a qué sitio llevarla hice una llamada y me recomendaron que la llevara al Hospital de Clínicas Caracas y hacia allí nos dirigimos.
Fue bastante curioso porque al llegar prácticamente le supliqué a los enfermeros que estaban de guardia que me ayudaran a bajar a mi progenitora del vehículo. Al final asintieron, le ayudaron y la guiaron hacia una especie de cubículo donde empezaron a interrogarle sobre lo que sentía y demás. El cubículo quedaba completamente aislado y no me permitían pasar pero bueno, entendí que esa era la normativa del lugar.
En ese mismo instante uno de los trabajadores que allí se encontraba me pidió que aprovechara y pasara por ADMISIÓN para facilitar los datos correspondientes. Me sorprendió porque al llegar a la parte de admisión, era como la una y media de la madrugada, estaba un tipo vestido de traje que parecía el propio banquero de Wall Street. Me facilitó una planilla donde tuve que colocar datos personales tanto de mi madre como de mi persona.
Momentos después me preguntó si era asegurado y le respondí que en Seguros Mercantil y a continuación me pidió nuevamente y de forma verbal, todos los datos que con anterioridad había escrito en la planilla, supongo era para corroborar lo que yo estaba diciendo. En ese instante llamó a la gente del seguro y le confirmaron, según entendí, que estaba afiliado al servicio y que no había problema.
Luego de pedirme todo, el referido trabajador imprimió una especie de CONTRATO titulado “Obligación de Pago”, el cual incluía todos mis datos, ocupaba completamente una hoja carta y estaba escrito en letra Arial como de puntaje 9 u 8. Apenas leí el título del texto le pregunté al tipo qué se suponía que era eso y me contesto “algo de rutina…sólo firme allí al final de la hoja”. En ese momento comenzó mi molestia.
Me puse a leer detenidamente el bendito papel y, en pocas palabras, era un instrumento a través del cual el cliente se compromete a pagar todo lo que la clínica quiera cobrarle y la autoriza a incrementar en 10, 15, 20 y hasta 25% el monto de la factura por concepto de “trámites administrativos”. Es decir, un contrato leonino en donde el asegurado se obligaba a pagar todo lo que la clínica quisiera en el caso que el seguro pusiera algún pero.
En medio de mi asombro le pregunté al “analista financiero” que para qué era ese papel y nuevamente me respondió “eso es algo a través de lo cual usted se compromete a cancelar el porcentaje restante de la factura en el caso que el seguro no lo cubra completamente”, en ese momento le increpé que en qué parte o cláusula del texto decía eso y no me supo responder. Le dije que yo no iba a firmarlo y me indicó que si no quería hacerlo no era mi obligación.
A todas estas ya habían atendido a mi mamá y le estaban haciendo algunos exámenes. Al hablar con ella me comentó que el enfermero que la atendió inicialmente, lo hizo como si se tratase de un favor que le estaban haciendo. El tipo tenía mala cara y mal trato, más no la Dra. que atendió de manera cordial a mi mamá y le hizo los exámenes y chequeos de rigor.
En ese momento tuve que ir a mover el carro y, debido la hora, tuve que “pasear” por la clínica para encontrar por donde salir dado que habían cerrado el acceso por el área de Emergencia. Resulta que al subir a la Planta Baja me quedé perplejo. Había cerca de 8 Telecajeros de todos los bancos existentes y de algunos que ni conocía, de paso, un área como de 250 mts2 con aproximadamente 25 cubículos o puestos de “Analistas financieros” distribuidos exactamente al lado de la entrada principal. Más adelante encontré, dentro de la clínica, una sucursal del Banco Mercantil y supongo que habrá otras más, de otros bancos, en los espacios que no transité.
Señores, eso no era un centro de salud sino un centro de finanzas. Un sitio específicamente diseñado para hacer negocios. Un mercado de salud en donde el fin último es la rentabilidad de la empresa más no la satisfacción de las personas quienes recurren a sus servicios.
Bueno, ya casi a las tres de la madrugada estaban dando de alta a mi madre. La Dra. me pidió que pasara por Admisión con unos exámenes que le había hecho a mi mamá para que la dieran de Alta. Muy inocentemente me dirigí al área donde había tenido el altercado horas antes pero ya no estaba el mismo “analista”. Supongo que habían cambiado de guardia y ahora era una joven quien asumía el rol de cobrador.
Le comenté que ya todo estaba bien y que necesitábamos retirarnos de la clínica dado el diagnóstico de la Dra., inmediatamente me pidió los exámenes, ique para sacarle copias. Al instante sacó por la ventanilla el bendito contrato de “Obligación de Pago”. A esa hora ya me molestó mucho más la cuestión y le dije que no iba a firmarlo. Me respondió que no podía retirarme del sitio porque tenía que corroborar con el Seguro y que eso podría tardar varias horas. Le dije que lo que estaba haciendo violaba toda la legislación nacional y que me estaba privando de mi libertad por unos simples trámites administrativos. Intentó justificarse diciendo: “Señor, este es un documento que todos los pacientes firman sin contratiempos”. Ya exaltado le indiqué firmemente que yo no era “todos” y que le agradecía respeto porque yo no era su paciente sino su cliente. Le expuse que la relación era una simple relación comercial y que no estaba estipulada por ninguna parte la salud o el bienestar físico de quienes estábamos allí. Le reafirmé que no suscribiría nada y que si quería me fuera a buscar a mi casa con la policía para cobrarme en el caso que el Seguro no quiera pagar. Luego de eso busqué a mi madre y nos fuimos de inmediato.
Ahora bien, el viernes pasado me sentía muy mal e iba en la carretera vía Barquisimeto. Al llegar allí, como a eso de las 9 de la noche, decidí ir al Centro de Diagnóstico Integral ubicado en las adyacencias del Domo Bolivariano. Un amigo me sugirió que fuésemos a la Clínica Razetti pero preferí no ir dado el antecedente con los centros de comercio de la salud privada.
Primera vez que voy a un CDI. Al llegar me sorprendió la limpieza, la iluminación, la seguridad y el orden que había en las instalaciones. Había una cola como de 5 personas sentadas esperando a ser atendidas. Entre ellas había un niño y una señora mayor.
Esperé tranquilamente como 45 minutos y luego pasé a la consulta con la doctora de guardia, quien no era cubana. Me preguntó mi nombre, cédula, dirección y edad y luego comenzó con el chequeo. Me diagnosticó Amigdalitis y, allí mismo, me facilitó las medicinas que requería, principalmente antibióticos. Luego de eso me fui a descansar.
En lo particular, de ahora en adelante evitaré en la medida de lo posible visitar algún mercado de salud y cuando me toque hacerlo, no dudaré en reclamar mis derechos y hacerme respetar.
Allí tienen las dos caras de la misma moneda. Saquen ustedes sus propias conclusiones.
Hola!
ResponderEliminarPrimero lamento los percances de salud que han tenido tu y tu madre.
Trabajo en Clínicas Caracas y quiero aclararte algunos puntos.
Es cierto que hay una oficina del Banco Mercantil en las instalaciones de HCC, pero es la única y está dirigida principalmente al personal de la cínica, ya que en tomal somos más de 1500 empleados directos y al menos 600 indirectos.
Con respecto a la "Obligación de Pago" si bien es cierto que se trata de una Clínica y el servicio que ofrecemos es mejorar o mantener la salud de los pacientes, también es cierto que éste es un centro hospitalario privado y que para mantenerse necesita los ingresos provenientes de los servicios, por lo tanto, es necesario asegurar el pago de los mimos, si el seguro no los procesa, es necesario que el cliente se responsabilice por el pago.
Gracias por opinar respecto al artículo.
ResponderEliminarEl problema acá son los precios y la manera como se ejerce la medicina en función del mercado. Es una relación mercantil la que se establece entre el paciente y el centro de salud. Usted comenta que "si el seguro no los procesa, es necesario que el cliente se responsabilice por el pago", muy bien, el detalle es que en esa ocasión se confirmó TODO con el Seguro pero la clínica seguía exigiendo que yo me comprometiera a pagar la factura con el adicional de usura que por trámites administrativos plantearon cobrarían. En esos centros velan es por la rentabilidad del negocio, no por la salud de los pacientes.