Inicio de campaña antagónico: Chávez, Maracay (izq); Capriles, Santa Elena de Uairén (der) |
Se ha iniciado la campaña por la Presidencia para el período 2013 - 2019 en Venezuela y ya vemos con claridad razgos característicos que posiblemente sean una constante en los 99 días que anteceden al 7 de octubre. En esta oportunidad me enfocaré en el candidato de la Derecha, Henrique Capriles Radonski, categorizado así por el respaldo inequívoco que le brindan los sectores más pudientes de la burguesía venezolana, junto a la variopinta fauna política que apoya su candidatura encabezada por Acción Democrática, Primero Justicia, Proyecto Venezuela, Copei y Un Nuevo Tiempo principalmente.
Los asesores políticos de Capriles saben muy bien que es un candidato con más desventajas que virtudes: no tiene carisma, no posee discurso, no maneja la historia de Venezuela, poco bagaje cultural, idiosincrasia de la clase pudiente, soltero, pasado reciente de acciones criticables como su participación en el asedio a la Embajada de Cuba y complicidad en actos de represión y retaliación política durante el golpe de abril de 2002, raíces europeas, etc. Pero como los comunicólogos y estrategas del Comando Venezuela están conscientes de éstas cualidades, recurren en este inicio de campaña a enaltecer la capacidad que tiene el candidato de "estar en todos lados".
Durante las primeras semanas agarra mayor cuerpo la idea propagandística de que Capriles puede y ha visitado distantes zonas, pueblos y localidades lejanas una tras otra en nuestro país. El Comando Venezuela cuenta con los recursos suficientes para garantizar la movilidad aérea del candidato desde cualquier rincón y en ello se han abocado como táctica para mermar la moral de la fuerza política que los adversa y tratar de captar nuevas simpatías.
Recuerden que los estrategas de la Derecha trasladan las tácticas del mercadeo de productos comerciables al terreno de la política. Por ello es que ahora vemos lo que he catalogado como "sobreproducción de actos de calle" en donde Capriles aparece varias veces al día y desde varios escenarios. El discurso o profundidad de la propuesta o proyecto de país es lo de menos, el eje de la campaña es la saturación del "mercado político" o escenario de la contienda electoral, con el "producto" que no es más que el candidato. Sacan provecho de la escaza movilidad de Hugo Chávez por su convalecencia junto al hecho que no abandona el cargo y sigue en su gestión de gobierno, y así presentan una ventaja comparativa favorable al líder de la Derecha.
Esta omnipresencia forzada tiene el respaldo incondicional de la hegemónica plataforma mediática privada. Hemos visto, vemos y veremos actos proselitistas fundamentados más en la cantidad que en la calidad. Por ello es que el Comando de Capriles quizá le recomiende al candidato evadir grandes concentraciones en las mismas fechas que las haga el Presidente Chávez, evitando por sobre todas las cosas la comparación y apelando a la diferenciación. Ya lo vimos en el inicio de campaña donde Capriles optó por visitar una pequeña población con un acto reducido que fue un claro ejemplo de "guerra asimétrica" respecto a la marea roja que significó la multitudinaria concentración en apoyo a Chávez. Él candidato de la Derecha declaró que prefirió visitar los "pueblos abandonados por el gobierno", hábil postura que le permitió evitar cualquier comparación directa entre ambos actos de calle.
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