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Texto que exculpa y protege a la Burguesía Parasitaria |
Para
tener en consideración,
"Uno
tiene que tener muy claro la validez de la premisa con la cual hace
un razonamiento lógico, ya que según Bertrand Russell si 2+2=5 yo
puedo ser el Papa: (lo que implica que si yo parto de un premisa
falsa puedo demostrar la validez de cualquier cosa) El lógico y
filósofo británico Bertrand Russell (1872-1970), usó esta
suposición matemática para ilustrar el principio de que cualquier
conclusión se puede deducir de un enunciado falso.
Se
dice que uno de sus estudiantes de filosofía le preguntó: «Imagine
que usted piensa que 2+2=5, ¿se puede deducir que usted es el
Papa?». A lo cual Russell respondió:
«Supongamos
que 2 + 2 = 5. Restemos 3 de cada uno de los miembros de la
identidad. Obtenemos 1 = 2. Por simple simetría, 1 = 2 implica que 2
= 1. Ahora, dado que el Papa y yo somos dos personas distintas, y
dado que 2 = 1, el Papa y yo somos uno. Como resultado de ello, yo
soy el Papa.»"
Por
razones académicas tuve que revisar el capítulo 10 del texto
“Teoría Económica del Capitalismo Rentístico” del economista
Asdrúbal Baptista quien es, según los principales aduladores de la
élite de economistas y especialistas en temas financieros, un
“venezolano universal” y quizá el economista vivo más
importante de Venezuela con prestigio ganado a lo largo y ancho del
mundo por sus trabajos.
Él
plantea en el referido capítulo lo que son los “Principios de la
Dinámica del Capitalismo Rentístico en Venezuela” distinguiendo
que en una economía convencional los capitalistas, entiéndase
empresarios, dueños de industrias, sector privado, etc, acumulan
capital partiendo de una condición indispensable que establece que
la productividad debe ser mucho mayor que los salarios reales (lógica
capitalista rígida), es decir, los empresarios en cualquier parte
del mundo producen cualquier bien para que al venderlo puedan cubrir
los costos de producción entre los que se incluyen el pago de
salarios y les quede un excedente como ganancia.
Como en
Venezuela no se produce lo que consumimos, con sus contadas
excepciones, parte de la renta petrolera debe destinarse a la
adquisición de bienes de consumo en el mercado internacional para
satisfacer la demanda interna. Según él, esta presencia de bienes
de consumo importados trae consigo consecuencias de enorme
significación para la práctica económica de la sociedad perceptora
de la renta.
La
lógica capitalista rígida en donde la productividad debe sobrepasar
los salarios reales se desvanece con la aparición y distribución
doméstica de una renta internacional. La exigencia que la
acumulación capitalista impone sobre el mercado de trabajo, a saber,
que la productividad exceda siempre el salario real (eficiencia), se
debilita grandemente con la presencia de un provento rentístico
captado del mercado mundial, miles de millones de dólares baratos, y
que circula dentro de la economía interna.
Finalizando
el capítulo, Baptista expone que “la renta sustituye, pues, el
requerimiento de la generación de excedentes como condición
indispensable para la inversión, y en tal sentido toca el núcleo
más fundamental de la estructura capitalista de producción”.
En este
último enunciado hay un error metodológico, científico y
conceptual gravísimo porque el autor le atribuye a la “renta”
cualidades biológicas. Según Baptista, los miles de millones de
dólares que le entran al país por concepto de la venta del petróleo
tienen vida propia. Este chorro de petrodólares decide por sí mismo
lo que quiere hacer como si fuera un ser vivo capaz de tomar
decisiones. Con este enfoque, que distorsiona la percepción real de
la situación, se estructura la idea de que el petróleo es el
problema de la economía en Venezuela.
Baptista
coloca el gráfico “Productividad y salarios reales: Venezuela,
1950-2008” en donde se observan picos muy pronunciados en la
categoría de Salario real coincidentes con los períodos de bonanza
petrolera en el país, es decir, cuando al país le han entrado
mayores ingresos por concepto del petróleo los salarios se han
disparado a diferencia de la productividad que se mantiene
prácticamente inmutable.
Pero
resulta que Baptista no coloca, para complementar, la gráfica de la
“Fuga de capitales en Venezuela (1950-1999)”, reflejada en un
trabajo de Emilio Medina publicado también por el BCV en donde se
constata que los mayores robos de divisas a la nación venezolana
también se han producido cuando al país le ha entrado mayor ingreso
por concepto de la venta del crudo. Se observa un pico espeluznante
entre los años de 1975 y 1985 en donde las riquezas de todos los
venezolanos fueron expatriadas llenando las cuentas en el exterior de
empresarios privados.
En los
años recientes, se calcula que la “fuga de divisas” en el
período 2001-2010 ha totalizado más de 153 millardos de dólares.
Yo no entiendo por qué los economistas llaman “fuga de divisas”
a un robo que se le hace a la nación. Las divisas no se meten por sí
mismas en una maleta y se van corriendo despavoridas del país.
Nuevamente vemos como la jerga económica distorsiona la percepción
respecto a una realidad. En definitiva, el robo descarado al pueblo
de Venezuela continúa.
¿Hay
un “Capitalismo Rentístico” en Venezuela?
Con este
rimbombante y eufemístico término se exculpa a quien funge como
actor clave en la dinámica económica del país: la Burguesía
Parasitaria. El problema no es que Venezuela tenga una “maldición”
por culpa del petróleo que surge “gratis” de nuestro suelo y no
“nos cuesta nada” como nos quieren hacer ver los especialistas en
el área de la economía.
Los
recursos que le entran al país por concepto de renta petrolera no
son el problema. El problema tiene su eje fundamental en los actores
que dominan la escena de la economía y las relaciones de poder. La
renta no es un actor sino un factor. El problema no es el dinero que
se obtiene, sino lo que se hace con el dinero que se obtiene.
El
capitalismo, así como el mal llamado “libre mercado”, no es un
ente autónomo que se rige por sí mismo, que tiene vida propia
independiente de cualquier interés particular. No hay una “mano
invisible que todo lo arregla” como decía nuestro Comandante Hugo
Chávez, esto es mentira. El capitalismo se mueve porque existen
capitalistas que ven en la acumulación de capital su fin último, la
supremacía del individualismo, el lucro.
La
renta, por su parte, no genera ningún tipo de distorsión por sí
misma. La renta no es un organismo vivo que tiene capacidad de tomar
decisiones. La distorsión la generan los capitalistas holgazanes y
delincuentes quienes pervierten y contaminan el sistema económico de
la nación apropiándose de la renta fraudulentamente sin producir
nada a cambio.
Argumentar
que el principal problema de Venezuela es el petróleo o la renta
petrolera, es igual a describir un hurto exponiendo que el ladrón
irrumpió en una vivienda ajena para saquear sus bienes, y justificar
que el problema central en esa circunstancia es el hecho que existan
esos bienes. Es decir, si esos bienes no existieran no hubiese
delincuencia organizada, ladrones ni hurtos porque no habría nada
que robar.
Capitalismo
Parasitario
Si no se
identifica con claridad el problema y sus causas, jamás lograremos
solucionar las consecuencias adversas que experimentamos en el país.
La falacia del “Capitalismo Rentístico” debe ser erradicada y
entender que en Venezuela lo que persiste es un Capitalismo
Parasitario. Al hacerlo así, vislumbramos con certeza el origen de
nuestros principales padecimientos a nivel económico y financiero.
Según
mi punto de vista, el Capitalismo Parasitario coexiste con el
Socialismo Bolivariano porque los principios que rigen su dinámica
aún permanecen en la realidad del país. El Capitalismo Parasitario
parte de las siguientes premisas claramente identificadas:
Existencia
de una Burguesía Parasitaria y apátrida que domina un gran sector
de la economía y controla una gran porción de las relaciones de
poder político.
Alta
penetración de la Burguesía Parasitaria en las esferas de la
administración pública, principalmente en instancias de toma de
decisiones vinculadas al sector financiero y económico.
Existencia
de centros de pensamiento neoliberales como el IESA que promueven
enfoques distorsionados que generan anclajes académicos e
ideológicos, imponiendo rémoras cognitivas que nublan el
entendimiento certero y real de las relaciones de poder.
Élite
de asesores y especialistas en el área de la economía con
tendencia reformista cuyos análisis son tomados como valederos.
Altos
niveles de corrupción en el aparato del Estado, propiciada por la
Burguesía Parasitaria.
Ausencia
de control y revisión del retorno en producción de sectores que
reciben financiamiento del Estado.
Lenidad
ante ilícitos cambiarios, estafas, etc.
Medios
de Comunicación en manos de la Burguesía Parasitaria que imponen
representaciones sociales tendientes a considerar que nuestra
“maldición” es el petróleo y no quienes roban y desangran a la
patria.
Cuando
estos principios sean atacados en su totalidad y su existencia sea
revertida podremos enrumbarnos como país hacia la cristalización de
una economía fuerte que sea predominantemente socialista. Seguir
creyéndo en enfoques reformistas que muy poco aportan a la
comprensión y mucho a la confusión de lo que consideramos realidad
nacional no nos llevará a ningún lado.
“Nada
hay mas terrible que una ignorancia activa”
Johann
Wolfgang Goethe
“Por
el engaño se nos ha dominado más que por la fuerza”
Simón
Bolívar