lunes, 14 de abril de 2014

Habla, que no te oigo

Quien no escucha, no es demócrata
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Durante su intervención en la mesa de diálogo por la paz, el alcalde Jorge Rodríguez mencionó algo clave cuando explicó que lo único que se le pide a los opositores es que reconozcan al “otro”. Es un petitorio lógico y justo, porque la oposición lo único que ha hecho desde el inicio de la revolución bolivariana es obviar, hacer caso omiso e ignorar tanto a su adversario como sus logros, reivindicaciones y conquistas.

La idiosincrasia de la oposición los hace simular civismo, ecuanimidad, tolerancia y disposición democrática ante la política pero lo que cualquier venezolano constata en el papel es lo opuesto. Su concepción ideológica, que ellos mismos asumen como 100% certera y carente de errores, se cristaliza cotidianamente a través de la intransigencia y la testarudez. Todo aquello que rebata sus argumentos o afirmaciones, no es visto, no es reconocido.

El empeño y terquedad es la columna conductual que rige su accionar. Por eso escuchamos hoy los mismos argumentos utilizados durante más de una década. No hay duda en ellos y proyectan convicción plena a la hora de repetir mentiras. Al no reconocer al adversario, pretenden anularlo. Se levantan como poseedores de la razón y eso los lleva a asumir que el “otro” no debe ser escuchado porque está equivocado.

Como están en “lo cierto”, esta presunción les obstruye por completo la capacidad de reflexión y de reconocimiento de errores. Ellos no cambian el rumbo y continúan, como el toro embravecido, embistiendo una y otra vez la capa roja que ondea frente a sus ojos. Jamás han reconocido un error, jamás admiten una derrota, mucho menos le dan la razón a un actor político contrario, el chavismo.

Cuando vemos al liderazgo opositor repetir una y otra vez las mentiras que le dan sostenibilidad virtual a su ideario político, económico y social, no cabe la menor duda que tal discurso propagandístico se fusiona con la percepción distorsionada que ellos tienen de la realidad nacional. Es decir, desde hace tiempo ellos han pasado de “decir mentiras” a creerse las mentiras que ellos mismos dicen.

Los vemos sentados en una mesa de diálogo, mintiéndo, engañándo, dibujando su realidad sin tomar en cuenta al “otro”. Toda Venezuela los ve sentados con un guión en las manos, mostrando buena voluntad, pero en el fondo pensando “habla, que no te oigo”.


Speak, that I do not hear you


During his intervention, at the dialogue for peace table, mayor Jorge Rodriguez mentioned something key when he explained that the only thing that is asked from the opposition is the recognition of the "other". It is a logical and fair request, because the only thing the opposition has done since the beginning of the bolivarian revolution is pay no attention, ignoring both its adversary and its achievements, claims and conquests.

The idiosyncrasy of the position simulate civility, fairness, tolerance and democratic disposition before politics, but what every Venezuelan observes on paper is the opposite. Its ideological conception, that they themselves assume as 100% accurate and devoid of errors, crystallizes daily through intransigence and stubbornness. All which refutes their arguments and affirmations, is not seen or recognized.

The determination and stubbornness is the column of behavior that governs their actions. That is why we hear today the same arguments used during more than a decade. there is no doubt in them and they project complete conviction at the time of repeating lies. Not recognizing the adversary, they pretend to annihilate it. They rise up as possessors of all reason, and that is what takes them to assume that the "other" should not be heard because is wrong.

Since they "are right", this presumption completely obstructs their capacity to reflect and recognize the errors. They don't change the course and continue, as a raging bull, thrusting again and again the red cape that waves before their eyes. They have never recognized one error, never admitted one failure, much less grant the reason to a political actor contrary, the chavism.

When we see the opposition leadership repeat one and once again the same lies that give virtual sustainability to its political ideology, economic and social, there is no doubt that such propagandist speech it's fused with the distorted perception that they have of the national reality. It is to say, since a very long time they have gone from "telling lies" to believing their own lies. We see them seating on a table of dialogue, lying, cheating, drawing their reality without acknowledging "the other". All Venezuela sees them seating with a script on their hands, showing good will, but deep inside thinking "speak, that I do not hear you".

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