Jugada maestra del presidente Maduro, darle más poder al Pueblo |
En
las instancias de dirección y gestión de las grandes empresas a
nivel mundial siempre
se han estimulado los procesos de cambio y optimización de procesos
para adaptarse a los “nuevos tiempos”. De hecho, a nivel
gerencial y organizacional se promueve una modificación permanente
para hacer las cosas mejor y que, de esta manera, la empresa obtenga
mayores dividendos, puedan competir y posicionarse en el mercado
desplazando a sus contrincantes. Esto
es algo que sucede constantemente y es una clave fundamental para el
éxito.
La
Revolución Bolivariana, tal como tantas veces lo planteó Chávez,
es un proceso perfectible. Esto quiere decir que no es algo acabado,
inamovible o estático. La nefasta declaración que en días pasados
hiciese la Fiscal Luisa Ortega Díaz afirmando que “nuestra
Constitución es inmejorable”, revela que muchos de quienes se
montan en la ola del ejercicio del poder, dentro del Gobierno
Bolivariano, no tienen la más mínima claridad ideológica y actúan
como simples reformistas carmesí. Todo en nuestro proceso de cambios
es mejorable, todo se puede optimizar, el cambio es una constante en
la revolución.
Hoy,
que la patria de Bolívar enfrenta un asedio de amplio espectro para
revertir los avances y logros del ejercicio del poder antítesis en
método de la cuarta república, se hace necesario cambiar las reglas
del juego. El
nivel normativo ya fue vulnerado y torpedeado, siendo utilizado en la
actualidad para conspirar contra la integridad orgánica de nuestro
sistema político. De hecho, los manuales de Guerra no convencional,
revoluciones de colores, golpes delicados, etc. establecen pasos para
usar la misma institucionalidad contra el poder constituido e
implosionar los gobiernos.
La
sabiduría no dogmática plantea “No compitas, cambia el juego” y
el Presidente Maduro, en una jugada maestra de táctica política, le
cambia por completo el juego a la oposición fascista proponiendo una
Asamblea Nacional Constituyente. Utiliza así un momento de
adversidad, como catalizador, para
abrir la vía que genere
un salto aún mayor hacia la consolidación de los ideales del
proceso revolucionario a nivel normativo. Chávez
quiso en
su oportunidad modificar la Constitución y no lo logró, hoy Maduro
replantea ésta necesidad y hace el llamado a todo el país para
fortalecer el legado de Chávez. El juego cambia, para la paz, para
mejor, veremos.
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