Hay dos cosas que debemos saber: táctica y estrategia. Estrategia es lo más grande, lo macro, el objetivo primordial que se busca conseguir, la táctica es los pequeños movimientos que se hacen para seguir en el rumbo dictado por la estrategia.
Las decisiones políticas no deben verse por separado ni aisladas porque forman parte de un todo. Quizá hay alguna orden o instrucción que nos parece un absurdo pero es porque no estamos viendo el tablero de juego completo y resulta que es una pieza en todo el ajedrez. A veces no tenemos los elementos para comprender algún juicio y nos molestamos. Además, el estadista tiene elementos y variables que nutren su juicio muchas veces desconocidos por la mayoría.
Liberar a criminales de derecha con ambición de poder crea un factor difícilmente controlable por la administración estadounidense que gira instrucciones a sus acólitos como Guaidó. Ahora el líder títere debe enfrentarse con una turba de políticos que piden cuentas claras y quieren verle el queso a la tostada del robo de CITGO y afines. Haber estado preso es un aval para pedir una retribución monetaria, al menos. Se compromete mucho más un liderazgo delincuencial creado sólo para arrebatar recursos y propiedades al Estado venezolano, el escenario se le complica con todos los que quieren cobrar.
La oposición es un saco de gatos y a raíz de la decisión del presidente Maduro pasa a ser un saco a reventar porque tiene muchos gatos más. Cualquier intención política pierde su fuerza si carece de unidad y esa es la etiqueta más costosa para un sector fragmentado en asesinos intelectuales que buscan su paga, demagogos que anhelan poder para usufructuarlo y politiqueros apátridas que se babean con la idea de que los marines gringos bombardeen Venezuela.
¿Cuál es la estrategia? Mantener la Paz en el país y desvirtuar en el escenario internacional señalamientos de dictadura sin perder el poder político, lo demás es chuchería.
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