Nunca un mensaje tan breve,
había hecho tanto por el Pueblo de Venezuela
A nadie le cabe la menor duda que la asonada militar del 4 de febrero de 1992 marcó un hito en la historia política contemporánea de Venezuela no sólo por los sucesos violentos que intentaron derrocar al gobierno corrupto de Carlos Andrés Pérez, sino por el hecho comunicacional más trascendental del que se tiene registro luego de las fuertes imágenes divulgadas en televisión a raíz de la rebelión popular del 27 de febrero de 1989. Me refiero a aquellas palabras del líder de la intentona golpista, en vivo y a través de cuatro televisoras con cobertura nacional.
Esa oportunidad de aparecer en televisión por cuatro canales que transmiten a todo el país en vivo sólo puede compararse al poder mediático que brinda una transmisión oficial o “cadena”. Pues bien, Hugo Chávez Frías realizó la primera “mini cadena” por Televisión empleando solamente un minuto con trece segundos para transmitir un mensaje que le abrió las puertas tanto a él como líder político así como al Pueblo y al futuro del país. Setenta y tres segundos de transmisión que significaron el inicio de la debacle del status quo existente, paradójicamente difundidos por la misma maquinaria mediática que sustenta a ese status quo.
Los 4 canales que ayudaron a crear al símbolo "Chávez" |
4 Canales difunden un mensaje que atenta y cuestiona al sistema que ellos deberían defender. Parece ilógico pero nunca se sabrá si fue la torpeza política de la línea editorial de dichos canales, la fugacidad de los acontecimientos o la voracidad por el “tubazo” lo que creó la mítica figura del Comandante Chávez. Radio Caracas Televisión (RCTV), Venevisión, Televen y Venezolana de Televisión son en gran parte los artífices de que la esperanza se hubiese apoderado del Pueblo venezolano y que el Pueblo venezolano asocie esa esperanza con la figura de Hugo Chávez Frías.
Un Pueblo hastiado, decepcionado, indignado y arrecho por la burla de una democracia de los ricos, para los ricos y por los ricos ve en plena mañana del 4 de febrero (a las 10:30 am aproximadamente) y a través de la pantalla a un militar que es el único con los testículos suficientes para admitir su responsabilidad ante el país del movimiento militar, una responsabilidad por sus acciones que nunca había sido asumida ante el país por los politicos de la "democracia". De paso, el militar asoma con maestría la idea de que, a pesar de la derrota, “vendrán nuevas situaciones” y “el país tiene que enrumbarse definitivamente hacia un destino mejor” junto al “por ahora” que quedó marcado en el ideario del venezolano como el herraje queda imborrable en el cuero del ganado. La gente trasladó su rabia y frustración en ese hombre que intentó cambiar la injusticia existente a través de las armas. Un hombre físicamente igual al Pueblo: trigueño y pelo teco. La conexión emocional no se hizo esperar. Era ver en un sólo hombre al mismo Pueblo intentando tomar la justicia por sus manos, ese Pueblo que había salido tres años atrás a las calles y había sido masacrado impunemente durante El Caracazo.
El hombre habló sereno, con aplomo y convicción. No dudó en ningún segundo. Sus palabras, a pesar de las circunstancias, tuvieron una fluidez y tranquilidad inusitadas. Se veía sinceridad en su mirada, tristeza pero con honestidad. Este momento no se compró o prefabricó, surgió espontáneamente para sorpresa de los maestros del mercadeo político, brotó de un momento coyuntural de la vida de un país sacudido en la madrugada por un movimiento militar de soñadores, un movimiento militar bolivariano que hoy por hoy ve en su líder, en el Comandante Chávez la posibilidad de un futuro mejor.
Guerra asimétrica fundida en la Guerra de 4ta Generación. Se usaron las armas (los medios) del poderoso enemigo (IV República), para quebrar al sistema retrógrado y opresor del Pueblo venezolano. Los Medios de Comunicación, como siempre, colocaron el escenario para la obra cuyo protagonista es Hugo Chávez Frías, el Comandante de la boina roja.
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