Ojos cerrados ante Radonski

Caras vemos, corazones no sabemos.

Siempre he pensado que la gran mayoría de seguidores de la oposición asumen la postura de que no importa cuál sea su candidato siempre y cuando se le oponga a Chávez o al régimen “dictatorial” y “totalitario” que según ellos tenemos en Venezuela. La prueba más cercana la tuvimos con Manuel Rosales, líder que hizo reír con sus argumentos disparatados y filosofadas incongruentes tanto a chavistas como a seguidores del sector “decente” de la sociedad venezolana, ese sector que con fe ciega vota por mafiosos, asesinos, estafadores, banqueros especuladores, etc para que “defiendan” sus derechos.

Pues bien, contrario a mis pronósticos se llevaron a cabo las elecciones primarias de la oposición y se eligió a un nuevo candidato de la “unidad nacional”, autodenominación que ellos machacan una y otra vez en su propaganda. Un líder surgido de la voluntad de los seguidores de ese sector al que nunca le han sido sinceros. Ganó Radonski, no por lo que signifique él como figura o liderazgo sino por lo que se evita al impedir que la maquinaria adeca imponga sus preceptos. La plutocracia arrolló a la partidocracia y maquinaria de AD. Los que tienen el billete son los que mandan ahora, el resto a obedecer.

Pero suponiendo que los dudosos 2,9 millones de electores de las primarias apoyan al unísono a Radonski, obvio que esa cifra no le llega ni a los tobillos a Hugo Chávez. El candidato y su equipo de campaña tendrán que tentar, persuadir y captar simpatías al menos en 4 millones de electores más para estar en la pelea o ranking del actual Presidente. Esos casi tres millones de electores, teóricamente votarían hasta por un burro siempre y cuando esté en contra de Chávez, esos son los votos duros de Radosnki. Pero para movilizar al resto de electores debe generar confianza, empatía y sentimiento.

Ficha personal del candidato de la "unidad"

El discurso debe ser cónsono con la imagen y los hechos. Un candidato que en un pasado cercano utilizó su Poder como alcalde para destruir y aplastar a un oficial de policía, quien años atrás lo descubrió en flagrancia mientras ofrecía sexo oral en un carro BMW en plena vía pública sólo proyecta abuso de poder y retaliación. Una figura pública que no asuma con seriedad y responsabilidad ante el país su orientación sexual tampoco es de fiar. No puede fingirse un caracter conciliador en quien años atrás desató una cacería de brujas fascista contra todo lo que significara el chavismo en el Golpe de Estado de 2002. El aparentar cordura, apego a la ley y moderación no borrará de la memoria la complicidad en el asedio contra una sede diplomática que esa “figura angelical” perpetró pocos años atrás. Una cosa es lo que se quiere aparentar, otra cosa es lo que se es.

El candidato comienza con plomo en el ala. Los asesores de campaña del Comando Tricolor saben que cuentan con tres millones de ciegos que votarían hasta por el peor de los criminales contal de sacar a Chávez. Ahora tendrán que hacer lo imposible para que electores que no votan a ciegas crean en su líder. Ahora deberán generar confianza en Capriles, una confianza que se gana más con hechos que con propaganda. Los hechos ya están, ahora le toca a la propaganda y a los medios de derecha disimularlos, desvirtuarlos u ocultarlos. ¿Cuánta confianza se podrá contagiar en 7 meses? La oposición apelará a la amnesia colectiva para ganar adeptos a su causa, la revolución deberá recurrir a la conciencia colectiva en su defecto.

Capriles y su comando no sólo estarán luchando contra Chávez, también estarán luchando contra el mismo Henrique y su pasado de acciones que contradicen el mensaje que profesa. Ante la madurez política del venezolano, será arduo que varios millones más voten con los ojos cerrados por él.