La guerra económica tiene a los capitalistas devorándolo todo |
Usted
seguramente ha adquirido algún producto de primera necesidad en las
últimas semanas y ante el precio descaradamente especulativo del
bien le ha consultado al cajero la razón del aumento. Esta pregunta
es bastante probable le haya sido respondida de manera inmediata con
el típico “el proveedor subio los precios y eso llegó así” o
el clásico “todo está más caro” a lo que usted con resignación
paga con dolor la adquisición de algo que hace unos días le costaba
la mitad.
De
los males que sufrimos como venezolanos, la especulación es el más
latente, constante, y democrático porque afecta a todos por
igual. Venezuela es el único país donde las leyes de economía no
rigen y se aplica la “ley de la selva” a nivel del intercambio
comercial. Conceptos como usura y codicia son articulados
constantemente por comerciantes sin escrúpulos pero con voracidad
capitalista. La guerra económica está en pleno apogeo y en la calle
vivimos una economía de guerra. Escasez, acaparamiento, especulación
irracional, burla y desprecio ante el consumidor, etc.
Un
amigo que es encargado de una panadería en el interior del país me
comentó que al dueño de la misma el Indepabis lo había
inspeccionado y lo había sancionado con multas que rondaban los 35
mil bolívares en total. Me lo comentó con cierto asombro por lo
elevado de la cantidad pero en seguida le pregunté qué cantidad
vendían al mes y me dijo que en promedio facturaban cerca de 21
millones de bolívares. Saqué una cuenta rápida y constaté que el
monto de la sanción, si acaso, representa el 1.5% de lo que factura
al mes. Ante esto, me dijo que al dueño de la panadería le daba más
que todo “ladilla” por el papeleo que implica el pago de las
sanciones que el monto del dinero en sí. Eso les aseguro es lo que
pasa a nivel nacional, las multas inocuas no corrigen la lógica
perversa de un comerciante irracional que quiere maximizar su
ganancia a costa del bolsillo del pueblo.
Indepabis
actúa con prestancia, atiende denuncias, inspecciona y sanciona pero
no es suficiente. La economía sigue estando en manos de una élite
de capitalistas que ponen al país de rodillas cada vez que les da la
gana, así sea para implorar por papel sanitario. La cuerda se está
tensando y el pueblo es sabio ¿será que nosotros mismos tomaremos
las acciones para sanear el comercio y que se acabe la guachafita?
Nos empujan a ello.
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