Chávez invicto durante el cierre de campaña para el 7 de octubre 2012 |
Ya
hace más de un año que Hugo Chávez Frías obtuvo su última
victoria electoral en el campo de batalla de la democracia
participativa y protagónica venezolana. El 7 de octubre de 2012 fue
reelecto para continuar dirigiendo los destinos de la patria de
Bolívar, la derecha nuevamente salió derrotada con votos más no
así hubo un cese en sus intenciones por asumir el poder en el país.
Creo
que la enfermedad que padeció el Comandante Chávez y su desenlace
fatal no es producto de la casualidad. A Chávez era imposible
ganarle en elecciones, siempre se mantuvo invicto y había que
preparar su “salida” del poder por otra vía que no lo
martirizara. En mi particular percepción, el padecimiento sufrido
por el líder de la Revolución bolivariana tuvo su génesis luego de
la victoria en el referendum de febrero de 2009 sobre la reelección
indefinida.
La
derecha venezolana, guiada por los intereses foráneos que
intervienen en el país, tuvo su mejor oportunidad para asumir el
poder el pasado 14 de abril. Su accionar subversivo, y la situación
económica sumado al ambiente generado a raíz de la ausencia del
presidente recién electo les daba la fórmula perfecta para ganar
elecciones. Venció el patriotismo y la esperanza de la mayoría del
pueblo en el socialismo, ahora conducidos por Nicolás Maduro.
La
derecha en el país hoy se desespera y le urge asumir el poder. Ellos
no contaban con ser derrotados en abril y es por eso que blanden con
más ímpetu el látigo de la contrarrevolución. Su estrategia gira
en torno a dos ejes: 1) golpe económico y, 2) subversión. Ambas
líneas de acción tienen infinidad de manifestaciones tangibles que
dan muestra de su plena ejecución con el propósito de golpear
sistemáticamente al pueblo que, en menos de dos meses, deberá
presentarse de nuevo para ejercer su derecho al voto.
Prácticamente
hoy tenemos una situación similar a diciembre 2002, enero-febrero
2003, con la diferencia que no hay voceros, hoy no hay responsables,
hoy no hay partes de guerra diarios confrontando ilegalmente a las
autoridades legítimamente constituídas. La táctica es actuar
solapadamente, de manera encubierta y minar todos los sectores de la
vida nacional para que el sistema político colapse. El máximo líder
ausente conllevaría a finiquitar el proceso revolucionario, esa es
la apuesta que ellos hacen y siguen trabajando día a día para
lograrlo.
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