Insólito, para nada "justo" |
Cuando
se toman decisiones gubernamentales hay que entender que las mismas
estarán inmersas en un contexto social, económico y político
complejo donde surgirán reacciones de todo tipo, a favor, neutrales
o en contra de dichas medidas. Inclusive, a nivel de planificación
estratégica situacional, siempre se privilegia el proyectar
distintos escenarios probables en función de la táctica inmediata
que se está considerando aplicar.
Partiendo
de la idea de que los gobiernos son elegidos para gobernar, para
ejercer el poder en función del beneficio de los gobernados, es
contraproducente la toma de decisiones que repercutan negativamente
en el colectivo nacional y, peor aún, cuando las mismas se devuelven
como un búmeran y golpean la integridad de la autoridad que pretende
establecer el orden.
La
exigencia del marcaje del Precio de Venta Justo, estipulado en la
legislación nacional como requerimiento a todos aquellos
productores, importadores y comercializadores, es una medida errónea
que favorece sobremanera los intereses de la burguesía por varias
razones, a saber:
1.- Se
le atribuye una virtud de
equidad a una cifra determinada por el empresario y en la que no ha
intervenido para nada el Estado venezolano en defensa del consumidor.
Existe legislación que “norma” la manera de determinar el precio
justo, pero siempre será potestad del capitalista decidir el monto a
marcar en el producto apelando a artificios contables y económicos
en beneficio propio.
2.- La
Justicia, como pilar de la vida republicana, debe ser una condición
determinada única y exclusivamente por el Estado venezolano y no por
el interés mercantil del
burgués dueño de un medio de producción.
3.- La
justicia en el monto que usted o yo debamos pagar por un producto no
se decreta. Es un término muy subjetivo, una abstracción que cambia
en función del poder adquisitivo de cada quien. Si
usted tiene en su bolsillo sólo 50 bolívares y no dispone de más
dinero para comer, estoy casi 100% seguro que no entenderá lo
“justo” al ver una carta donde el almuerzo más sencillo cuesta
PVJ Bs.300
4.-
El Gobierno Bolivariano no cuenta con el músculo institucional
suficiente para pretender monitorear o supervisar el establecimiento
del PVJ siquiera del 5% de todos
los productos que circulan en
las cadenas de suministro a nivel nacional. De
hecho, lo que vemos a menudo en la calle es que los
productos
pueden marcar lo que sea hoy y
el próximo lote tiene precio nuevo,
suben a merced de la usura de
la burguesía.
5.-
El Gobierno Bolivariano no dispone de mecanismos o metodología
efectiva para hacer valer la legislación por él establecida.
Adicionalmente, presenta un déficit notable a nivel gerencial,
cognoscitivo, de planificación e inteligencia de mercado que pueda
dar la pelea ante una burguesía parasitaria que controla a merced la
mayor parte de la dinámica comercial en nuestro país. No
tiene capacidad de reacción.
6.-
Puestos clave de la
administración pública, en las principales esferas de toma de
decisiones, son ocupados
por personal carente de sinergia entre ideología y técnica.
Funcionarios que no comulgan con términos como “Guerra Económica”
o “burguesía parasitaria”, no comprenden la circunstancia
política ni el momento histórico que vivimos. Por consiguiente, sus
gestiones son grises y carecen del ímpetu y agudeza revolucionaria
que amerita el difícil momento que atravesamos.
Quizá,
quien ideó aquello del PVJusto tuvo inicialmente una muy buena
intención. Pero a nivel de gestión de gobierno las buenas
intenciones se transforman en reveses cuando no se toman en cuenta
sus repercusiones a corto, mediano o largo plazo. Coloquialmente
podemos aplicarle aquello de “quisiste hacer una gracia, y te salió
una morisqueta”.
Lo que
siempre escucho en los comercios, cuando alguien toma algún producto
para revisar la etiqueta o ve un hablador con un precio astronómico,
es la conclusión “este gobierno no sirve para nada! Ahora se
supone que este exabrupto es un precio justo ¿no?” y con
molestia el ciudadano, como usted o como yo, continúa intentando
hacer las compras.
Hoy la
etiqueta PVJ, enuncia una condición que no es tal, siendo el mejor aliado de la burguesía parasitaria contra la moral del gobierno revolucionario y el pueblo que lo respalda. El precio establecido por el
burgués, con la cualidad de “justo”, puede ser astronómico y el
cliente o usuario siempre asumirá que fue decidido, de alguna forma,
por las autoridades competentes en la materia, por
el Presidente Maduro, por la revolución.
Una pequeña fracción de papel con adhesivo se transforma en un
panfleto de propaganda que transmite frustración y rabia a cada
ciudadano que ve su dinero evaporarse en
la vorágine especulativa del día a día.
La
solución a esta medida equivocada no puede ser otra sino eliminar el
marcaje del Precio de Venta Justo y volver a figuras tradicionales
como el Precio de Venta al Público (PVP) o el Precio Máximo de
Venta al Público (PMVP). También se puede considerar el Precio de
Venta Regulado (PVR) o cualquier otro que pueda cumplir con su
cometido. En todo caso, la medida tal cual como se aplica hoy, sólo
es justa para el empresario burgués y no para el pueblo de
Venezuela.
Acá pueden ver los precios que hay en la calle.
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