¡La frontera está que quema! |
No cabe
duda que toda Venezuela, excepto la oposición apátrida, está de
acuerdo y ve con muy buenos ojos las acciones emprendidas por nuestro
presidente obrero, Nicolás Maduro, en torno a la situación de
libertinaje existente en la frontera con Colombia. Las acciones se
han centrado, por los momentos, en varios municipios fronterizos del
estado Táchira obteniendo unos hallazgos muy significativos que
revelan el alto nivel de operaciones y control que el crimen
organizado y paramilitarismo tienen en la región.
Para
nadie es un secreto que Colombia siempre ha significado ser un peso
para nuestro país. Hoy por hoy es acertado afirmar que las
actividades enmarcadas en el contrabando de extracción sitúan al
vecino neogranadino como un parásito que sustrae gran parte de los
recursos y nutrientes que fluyen por el organismo venezolano.
Colombia es un Estado fallido promotor de la desestabilización
regional necesaria para hacer factible y necesario el
intervencionismo estadounidense. Esa es su política de Estado y para
ello trabaja consecuentemente.
Siempre
se ha dicho que Venezuela es un país donde es imposible vivir, pero
resulta que en la realidad se constata lo opuesto. En gran parte de
nuestro territorio vemos considerables núcleos poblacionales donde
predomina la nacionalidad colombiana como común denominador, gente
que ha emigrado de su país por las condiciones infrahumanas de
subsistencia que allí se encuentran. Nuestra cultura ha sido
invadida muchas veces por una visión narcótica y paramilitar de
vida que deja de un lado los valores y principios ciudadanos. La
descomposición social que vivimos en la patria de Bolívar, en
parte, tiene mucho que ver con la descomposición que ha sido
trasladada a nuestro suelo y que proviene de Colombia.
¿Estaremos
viviendo una invasión silenciosa? ¿No es un tema que deba preocupar
al Estado el hecho que más del 20% de los habitantes de Venezuela
sean del país limítrofe? El gobierno Bolivariano debe ponerle coto
a este asunto y extender la medida a toda la frontera con Colombia,
debe cerrarse el paso y revertir el avance de una dinámica que poco
a poco envenena a nuestra nación. Debemos garantizar nuestro
bienestar interno y no sacrificarnos en función de ideas
integracionistas que no tienen eco en países que responden a
intereses de Estados Unidos, para luego es tarde.
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