lunes, 26 de mayo de 2014

Asesino sin rostro

El verdugo de la patria, hoy aparece sin rostro
 
En el 2002 – 2003 Venezuela experimentó un proceso de desestabilización donde el blanco de los ataques era el pueblo. Todos recordamos la propaganda incesante que medios televisivos difundían para sacar provecho del descontento y malestar de la colectividad por hacer colas de varios días para adquirir gasolina, la ausencia total de productos de la cesta básica, etc. Se bombardeó a la población para generar un quiebre de la institucionalidad democrática, restar apoyo popular al gobierno y aprovechar esa circunstancia para desplazar a Chávez del poder legítimo que logró en elecciones.

Las caras visibles de la afrenta al pueblo promovida por la Derecha estaban definidas con nitidez: Confedereación de Trabajadores de Venezuela (CTV), Fedecámaras, Conferencia Episcopal Venezolana, Medios de Comunicación privados, militares disidentes y la antigua PDVSA. Sin ningún pudor, todos estos sectores confrontaban abiertamente al presidente Chávez exigiendo su renuncia. El pueblo los identificó con facilidad y pudo deducir que las penurias vividas eran a raíz de las acciones por ellos emprendidas. Si faltaba gasolina, la gente sabía era por los golpistas de PDVSA, si sólo pasaban propaganda en la TV las 24 horas la gente entendía el propósito de ello y quienes lo hacían, si los comercios estaban cerrados, la gente conocía que era por orden de Fedecámaras.

Doce años después, en Venezuela evidenciamos casi las mismas penurias pero sin culpable aparente. Se afecta al pueblo con diferentes tácticas pero quien las articula, casualmente los mismos de antes, jamás lucen como causantes y la responsabilidad se le atribuye 100% al gobierno. Si hay colas, es por culpa del gobierno. Si algo cuesta 500% más que ayer, es culpa de la inflación que es consecuencia de la mala política económica del gobierno. Si no se consigue algún producto, es porque el gobierno no da dólares a la empresa privada. La especulación y acaparamiento no existen porque asumirlo así inmediatamente implica señalar al especulador y acaparador, en cambio, surgen de la nada la inflación y el desabastecimiento que son conceptos sólo usados para nublar el entendimiento de la realidad.

Aunque suene duro, desde 1998 cuando la Revolución Bolivariana asume las riendas del país hasta hoy, 2014, jamás se le tocó un pelo a la estructura del capital privado que rige el destino de la economía venezolana. La oligarquía de 1998 hoy tiene mayor poder económico que al final del siglo pasado. El capital privado está fortalecido y hoy acciona con todo su poder en contra de un sistema político que tiene la justicia social como eje de acción. Si eso no fuese así, la guerra económica que a todos golpea no se estuviera llevando a cabo. Al igual que en 2002 – 2003, el objetivo es aniquilar la moral del pueblo venezolano y desaparecer la confianza en el proceso revolucionario. El asesino sin rostro, sigue dándole puñaladas a la Patria, a nosotros el pueblo, a nuestra Venezuela.

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