Pelando, veremos la convicción de muchos |
Experimentamos
un proceso de despolitización que se fundamenta en el deterioro de
la calidad de vida y la afectación de la zona de confort de cada
ciudadano a través de la intoxicación cotidiana del ejercicio del
comercio, del comprar y vender. Las preocupaciones de cada persona
tienen como eje el bolsillo y la administración del presupuesto
familiar. Lo que “importa” tiene que ver con números, bolívares
y dólares. Se desplaza a la política y su ejercicio de las mentes,
porque la misma no hace que el sueldo rinda más, que deje de hacer
colas, tampoco impide que el especulador suba los precios a diario o
que pueda conseguir de todo en los anaqueles.
Ante
este escenario ¿Qué tipo de
motivación o incentivo puede generar un proceso comicial donde se
elegirán diputadas y
diputados? Ya vimos los
insignificantes
niveles de participación que tuvo la
derecha venezolana en su fallido proceso de elecciones internas. Los
que votaron apenas sobrepasaron el medio millón de votos, 543 mil en
total, lo que le atorga a la MUD el récord nacional al totalizar un
92,57% de abstención.
Ahora bien, el PSUV proyecta un proceso interno mucho más incluyente, participativo y democrático para el próximo 28 de junio, aún con todas las desviaciones que han sido señaladas por sus principales líderes, como cuando su Presidente, Nicolás Maduro, indicó lo del ventajismo y demás prácticas contrarrevolucionarias en el apalancamiento de los candidatos. A pesar de todo, la mayoría percibe que dejamos atrás aquella época en la que el líder seleccionaba digitalmente a todos los favorecidos que luego montaría en su “portaaviones”. Esto es evolución en revolución y nadie puede decir lo contrario.
Ahora bien, el PSUV proyecta un proceso interno mucho más incluyente, participativo y democrático para el próximo 28 de junio, aún con todas las desviaciones que han sido señaladas por sus principales líderes, como cuando su Presidente, Nicolás Maduro, indicó lo del ventajismo y demás prácticas contrarrevolucionarias en el apalancamiento de los candidatos. A pesar de todo, la mayoría percibe que dejamos atrás aquella época en la que el líder seleccionaba digitalmente a todos los favorecidos que luego montaría en su “portaaviones”. Esto es evolución en revolución y nadie puede decir lo contrario.
Pero en
la calle, la mayoría no reconoce vinculación alguna entre un
diputado de la AN y su bolsillo. Históricamente, los procesos
comiciales para el parlamento han reflejado altos niveles de
abstención porque muchos electores no ven beneficio inmediato y real
de elegir a quienes hacen las leyes. Hoy más que nunca, el
venezolano está pendiente de las balas que recibe a diario en la
Guerra económica, resignado, viendo que se agudizan los mismos
problemas que sufrimos
desde hace ya casi tres años. Desde
la Asamblea Nacional, de facto, es muy poco lo que se ha hecho para
combatir la Guerra económica, y si alguien asegura que “se ha
hecho mucho” pues entonces no se ven resultados.
Como la
política no da respuesta, no brinda soluciones, no mejora mi
situación ¿para qué ir a votar por alguien que repercutirá cero
en mi cotidianidad? Suena duro pero esa es la pregunta que muchos se
hacen hoy en Venezuela.
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