jueves, 10 de diciembre de 2015

Comunicación gaseosa

El maestro como comunicador ¡imitémoslo!

Dos pilares colaboran para que exista la compleja situación que vivimos en la revolución: el económico y el comunicacional. El primero refiere a la intoxicación de nuestra cotidianidad como consumidores, el ataque directo y afectación de nuestra zona de confort como miembros de una sociedad de consumo. El segundo apunta a las ideas y percepción que tenemos de la realidad, los estímulos, la información, los discursos y las experiencias captadas a través de los sentidos que son procesadas por nuestra mente para generar una pintura síquica con la que explicamos nuestra posición en el entorno y con base a la cual tomamos decisiones.

Hay un gentío en Venezuela que hoy está enganchado con la retórica de la derecha y un porcentaje menor que es afín al discurso del chavismo. Se ha perdido empatía con la revolución porque ella, desde sus instituciones, se desconectó de la realidad e intenta imponer un ideario falso en el pueblo. Se impone un discurso que pretende interpretar los hechos de forma errónea, se busca torcer el entendimiento y se eluden responsabilidades en cuanto a lo adverso y negativo que le sucede a la gente.


Haciendo una analogía, a través de los medios del gobierno se intenta imponer lo que en rasgos de la personalidad llamamos “locus de control externo”, la percepción de que los eventos ocurren como resultado del azar, el destino, la suerte o el poder y decisiones de otros (la derecha, el imperio, corporaciones, burguesía, etc). Reconocer que la responsabilidad de lo que vivimos es compartida porque tenemos fallas y debilidades como proceso, a lo interno, no es parte de la agenda mediática. Se pierden recursos de todo tipo en mover una maquinaria comunicacional encargada de señalar lo malo que es el adversario. Parece que la lógica en la mente del estratega comunicacional responde al silogismo “nosotros podemos tener fallas y errores, pero la oposición es mucho peor. Por eso, debemos mostrar lo maligno y diabólicos que ellos son para que la gente use su lógica y escoja al menos malo, que somos nosotros, y voten por nuestra opción”.



Este razonamiento infantil y reformista lo vemos, escuchamos y oímos una y otra vez en impresos, radio, audiovisuales, etc. Contenidos dedicados obsesivamente a hablar de la derecha, de expresidentes fascistas, del imperio invasor, etc. mientras la gente sufre en una cola, no consigue productos o simplemente se indigna al ver que una camisa cuesta igual que la totalidad de los salarios mínimos devengados en un año. Ególatras que con soberbia dicen “yo sí apoyo al poder popular y es fundamental en nuestra revolución” mientras piensan a lo interno: pero la pantalla y este espacio me lo dejas a mí, porque el que sabe soy yo.

Lo mismo que vemos en Ministerios e instituciones con funcionarios que no salen de la burbuja burocrática que representa su oficina, lo apreciamos en los medios con presentadores y presentadoras que hablan mucho del pueblo, pero son incapaces de salir del estudio de grabación a darle el micrófono a la gente arrecha en un Mercal para que se queje denunciando que “trajeron pollo para 400 personas, pero tengo el número 250 y ya no hay”. No vemos al pueblo en la pantalla, al menos que diga lo que nos conviene, lo que nos gusta y lo que no perturba al proceso. Cuando se intenta proyectar variedad y “pluralidad” ideológica, ponen a varios protagonistas en sillas distintas -diferentes estilos y colores- pero que tienen similar oficio, piensan casi igual y apoyan todos al gobierno, en una supuesta discusión grupal mientras pisotean al pensamiento dialéctico porque jamás ninguno lleva la contraria.


Chávez se cansó de pedirlo, lo imploró, suplicó una comunicación revolucionaria. Enfatizó que se pierde mucho tiempo y esfuerzo en la diatriba política. Maduro igualmente ha pedido varias veces lo mismo, pero nada. Surgen las preguntas ¿cómo recuperamos la credibilidad de la gente? ¿cómo hacemos que la mayoría del pueblo nuevamente sienta empatía al sintonizarnos, al vernos, al escucharnos, al leernos? ¿qué debemos hacer para salvar la revolución ante su inminente implosión?



Ojo, no es sólo con comunicación que se puede revertir el escenario actual. Lo primordial pasa por una gestión de gobierno que ataque frontalmente las fallas internas y brinde soluciones efectivas a las principales quejas del pueblo. Lo interesante de esto es que el medio puede servir como generador o factor de cambio revolucionario a nivel institucional, cultural y social si así se lo propone. Hay que ponerse en los zapatos de la gente en la calle y descalzarse los del funcionario corrupto o reformista que con cifras maquilladas ofende a la audiencia diciendo que “todo está bien” o que el problema equis “lo vamos a solventar en 15 días” cuando no es así.



Por ejemplo, un programa en TV que se llame “¿Cómo acabar con las colas?”, que sea en vivo y se invite al pueblo consumidor, mercadólogos, economistas, ingenieros, etc para que analicen el problema, debatan, hagan denuncias y brinden soluciones. Con seguridad, el rating del espacio llega al techo, además de generar empatía con la audiencia y proporcionar propuestas concretas que serían entregadas a las autoridades competentes. Luego, quince días después, se invita a los funcionarios correspondientes para que muestren las acciones realizadas ante la mirada de los participantes del programa original y así el pueblo, en un ejercicio de democracia directa audiovisual, observa y evalúa lo que se está haciendo o lo que no se está haciendo. El programa termina pidiendo a la audiencia que articule lo mismo en su comunidad en el caso que todo haya salido como se espera, de lo contrario, la audiencia interpela al funcionario.

Este enfoque audiovisual, parte de la premisa de que la audiencia no quiere que se le explique el origen de sus problemas porque ya está hasta la coronilla de excusas y justificaciones. El pueblo quiere soluciones ante la adversidad, quiere respuestas. Entonces, si eso es lo que quiere la gente pues colócalo en la pantalla y saca provecho comunicacional de ello. Lo mismo aplica para radio, prensa, etc. Debemos ser hábiles, innovadores, romper paradigmas para salir del atolladero en el que estamos. Haciendo lo mismo, más o menos bonito, siempre nos dará los mismos resultados.


La coyuntura actual es comprometedora porque no se sabe a ciencia cierta de cuánto tiempo disponemos para generar cambios sustanciales en las representaciones sociales que se generalizaron respecto a lo que es la revolución bolivariana para la mayoría de los venezolanos. El altruismo informativo que comunica mucho y de todo sin ninguna discrecionalidad y sin esperar nada a cambio debe cesar. Es imprescindible priorizar los mensajes y optimizar los métodos de difusión. Hace falta una reingeniería comunicacional drástica.



En un escenario donde la integridad del proceso no estuviese tan comprometida, la comunicación política del Gobierno Bolivariano debería tener cuatro ejes estratégicos que delimiten los contenidos a producir: 1) Gestión de Gobierno ¿Qué hace el gobierno, qué ha hecho y qué hará? ¿qué se hace con los recursos del pueblo? ¿avances, logros? ¿comparativa con otras gestiones?; 2) Socializar y Educar ¿Cuál es la conducta del Hombre Nuevo? ¿qué es ser ciudadano? ¿De dónde venimos? ¿Qué somos? ¿Cómo pensar en colectivo? ¿Cuál es nuestra identidad? ¿Qué es socialismo? ¿Qué son los valores? ¿cómo debemos comportarnos? ¿Qué somos como poder político?; 3) Contrainformación ¿Qué mentiras se dicen sobre la revolución? ¿quién las dice? ¿cuál es la verdad? ¿cómo desmontamos la opinión pública contraria y las representaciones sociales adversas al proceso?; 4) Denuncia/Rectificación ¿Qué críticas constructivas tiene el pueblo sobre proyectos y gestiones en curso?¿hay cosas funcionando mal?¿hay correctivos?¿nos revisamos a lo interno? ¿Cómo le damos respuesta en lo concreto a los principales problemas de los venezolanos?

Hoy hay un desbalance y comparten la escena el primer y tercer ejes. Iniciativas positivas como “Con Cilia en familia”, que mezclan el primer y segundo ejes deberían multiplicarse pero con mayor creatividad en la narrativa audiovisual. Innovar e incorporar contenidos que desarrollen ampliamente el segundo y cuarto ejes significa hacer revolución y no hay que tenerles miedo. Los nuevos contenidos deben consolidar y hacer irreversible el proceso bolivariano en los pensamientos y conducta del venezolano. Nuestros mensajes, nuestra ideología, nuestra manera de ver al mundo debe solidificarse. Ya basta de hacer una comunicación gaseosa. ¿Qué vamos a esperar, que venga Ramos Allup con mercenarios desalojando a periodistas de medios a punta de cachazos y planazos? Para luego es tarde.




LISTADO DE PROGRAMAS TELEVISIVOS
QUE SE PUEDEN HACER RELACIONADOS CON LA GUERRA ECONÓMICA



  • ¿En la calle o en tu casa?”, espacio conducido por una moderadora que nos muestra la variedad gastronómica presente en los establecimientos de comida rápida en Venezuela, comparación de precios y sus costos junto a la preparación de las mismas comidas hechas en casa y el correspondiente ahorro.
  • Serie “Pelucones de Venezuela”, espacio documental donde se privilegia el periodismo de investigación mostrándo las principales familias (apellidos) que dominan la dinámica económica en Venezuela.
  • Especulando en caliente”, programa semanal donde un equipo de investigadores y reporteros se dedica a la cacería de los establecimientos y negocios donde se viola la Ley Orgánica de Precios Justos, casos reales con infracciones y testimonios de consumidores.
  • Capitalismo asesino”, serie de programas documentales donde se analizan las acciones del capitalismo en diferentes países del orbe: Grecia, España, Estados Unidos, etc. Se muestran las repercusiones negativas en las sociedades, el ambiente, etc.
  • Los bachaqueros”, serie dramática venezolana donde se retrata el fenómeno de los bachaqueros, los corruptos y los raspacupos, teniendo un desenlace que muestra lo negativo de estas conductas para las individualidades, la familia, la sociedad y el país.
  • Ganando la Guerra Económica”, experiencias comunitarias, testimonios de emprendedores/empresarios patriotas, procesos productivos innovadores, revolución en la producción, EPS, etc. mostrando aquellos que no se alían con la oligarquía para perjudicar a través de la economía al pueblo con fines políticos.
  • Economía en Revolución”, un paseo por los principales actores institucionales involucrados en el devenir de la economía/comercio del país: Cencoex, PDVSA, Ministerio PP para el Comercio, Bolipuertos, Bancoex, Superintendencia Antimonopolio, Sundde, Superintendencia de Bancos, Seniat, etc. En cada episodio se trabaja una institución mostrando sus principales procesos y aportes, responsables, etc.
  • Guerra Económica RELOADED”, documental donde se revelan los fenómenos de la guerra económica aplicada durante el Golpe a Salvador Allende en Chile y su similitud con las tácticas implementadas para derrocar al Gobierno de Nicolás Maduro.
  • Ahorrando y ganando”, serie de programas que muestran testimonios de venezolanos que recurrieron a alternativas para ahorrar dinero y aprovechar mucho mejor el presupuesto familiar: comida en casa, pañales ecológicos, juguetes endógenos/caseros, etc.
  • Publicidad tramposa”, se analizan piezas publicitarias venezolanas que promocionan productos fabricados y comercializados acá. Luego, el producto es puesto a prueba y se registra en video, para ver si cumple con lo que afirma el comercial.

5 comentarios:

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  2. Se produjo el desabastecimiento de productos básicos de consumo, su acaparamiento y especulación para utilizarlos como generador de malestar popular y el descontento. Por supuesto que el gobierno siempre es señalado por la mayoría de los medios de comunicación, que están en manos privadas, como el “principal responsable debido a la corrupción y burocratismo que generan largas filas en los supermercados”. Aprovechando esta situación los sectores privados restringieron la salida de los productos a los anaqueles y aprovechando la nueva Ley de Trabajo redujeron la cantidad de cajas habilitadas para cobrar, que lógicamente hicieron crecer las colas y el malestar popular.

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    1. Sin quitarte la razón, existen las empresas de producción socialista a las que, por diversas y desconocidas razones, no se les ha hecho la debida contraloría social para detectar cualquier falla que tengan a nivel organizacional y relevar los niveles de producción. La corrupción llegó a las entradas de mercales, día a día y bicentenarios en las que GNB y empleados hacen negocios con "bachaqueros" y se venden los números a madres de familia y ciudadanos de la 3era edad.
      Si bien el malestar no fue causado desde lo interno, es impresentable que los puntos de abastecimiento socialista sufran los mismos problemas que cualquier punto de abastecimiento privado.

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  3. El problema debe atacarse desde la raíz, ¡erradicar la mentalidad consumista que llegó con las trasnacionales petroleras hace casi 100 años! El venezolano está infestado de ese pensamiento individualista en el que "yo estoy bien y tengo lo que necesito" y lo que tienen es una TV 80" smartscreen Samsung que consiguieron buscando descontroladamente tener dinero... porque lamentablemente 15 no fueron suficientes para cambiar una mentalidad que ha sido forjada por más de 60 años y se ha trasmitido de generación en generación. Esa "tradición" de los estrenos el 24dic y el 31dic es muestra inequívoca de lo mucho que está infestada la cultura venezolana por el consumismo y las prácticas capitalistas. Todo se mejora desde la educación y la formación ideológica en las bases y a través de los medios; gastemos menos tiempo en señalar a los malos y utilicemoslo en enseñar a los nuestros.

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