martes, 8 de diciembre de 2015

Jaque

La AN es el primer paso, Maduro el objetivo

Un proceso electoral perfecto, pulcro, transparente y 100% confiable gracias a un CNE blindado, le da a la oposición venezolana la victoria más sólida que haya tenido desde que la Revolución Bolivariana tomara el poder en 1998.Un sector acostumbrado a la derrota por paliza, hoy luce una victoria contundente. Se preparó la tormenta perfecta, la aplicación de la tesis de la Guerra No Convencional surtió el efecto deseado y, desde el punto de vista de la derecha, se avanza en la utilización de los mecanismos y herramientas del sistema político para ocasionar su implosión.

Los resultados muestran algo claro: la mayoría de la gente ya no cree en el discurso del chavismo y se enganchó con la retórica de la derecha. Los maestros de la publicidad y el mercadeo político, saben que pueden utilizar a los electores como perros de Pavlov y eso hicieron. Ellos comprenden muy bien que el ciudadano común es un consumidor y que su dinámica diaria se basa en la adquisición de bienes para satisfacer necesidades. Todos, no importa la clase social, en algún momento del día consumimos algo. Basta tener tres dedos de frente para saber que intoxicando la cotidianidad del venezolano consumista se iba a generar una incomodidad, una molestia sobre la que se podía cabalgar políticamente. La derecha, tanto económica como política, crea el escenario de Guerra Económica y patina sobre él imponiendo en el ideario del pueblo que la culpa de todos sus fenómenos responde al modelo fracasado socialista. Como todos andamos molestos y a nadie le gusta estar así, hábilmente para atraer adeptos usan la propaganda más básica que pueda existir “Venezuela quiere CAMBIO”. 

El chavismo en el poder no entendió la seña y se enfrascó en hacer ver que los problemas eran culpa de un complot externo e interno para destruir la economía. Casi nunca reconoció errores o fallas. Discursivamente se enfocó en justificar su incapacidad para solventar tres fenómenos de la Guerra Económica: colas, desabastecimiento y especulación. Argumentos como “la culpa es de la burguesía” “la culpa es del pelucón mayor” fueron frecuentemente utilizados. Tuvimos dos años sin elecciones para enfocarnos en atacar la Guerra Económica pero sólo se logró institucionalizar el ambiente comercial nocivo. Hoy seguimos haciendo colas, seguimos viendo anaqueles vacíos y los precios de cualquier producto suben por el cielo cada semana de manera impune.

Dada la Ley Habilitante, tecnócratas reformistas crearon la legislación para “controlar” los precios, ordenamiento jurídico que fue un chiste para la burguesía porque consolidó la idea en el comprador de que los precios especulativos eran revisados y decididos por el Gobierno Bolivariano, recordemos aquello de “Precio Justo”. El Estado burgués hace de las suyas y, solapadamente, le clava una daga en el pecho al proceso revolucionario desde adentro. Fue un espaldarazo a la argumentación esgrimida por la derecha que ayudó a considerar que las autoridades ya no daban respuesta a los problemas. Debemos estar claros en que ninguno de los altos funcionarios con atribuciones para atacar y solucionar la táctica de las colas y el desabastecimiento ha tenido que hacer alguna durante horas, o le falta algo en su casa; sus vidas no han sido perturbadas. El relajo comercial aún hoy sigue, tenemos una Guerra Económica “sin enemigos” y seguirá latente hasta que sea aniquilado el chavismo en el poder

Nuestro presidente obrero, Nicolás Maduro, atado de manos por un Estado Burgués, ministerios e instituciones que no tienen el mínimo interés en acabar con las colas, resolver el desabastecimiento y mucho menos meter en cintura -tras rejas- a quienes ponen precios especulativos, recurrió a utilizar los recursos de los que dispone y mostró una gestión de gobierno avasallante en áreas como: infraestructura, pensiones, vivienda, equipos tecnológicos para estudiantes, Misión Transporte con autobuses y taxis, Barrio Nuevo Barrio Tricolor, etc. El detalle es que ese ímpetu gubernamental tiene un alcance muy reducido en cuanto a la seducción de electores. Vimos también conciertos, ferias, etc, pero el venezolano lo que quiere es dejar de hacer colas, conseguir los productos en los anaqueles y que el dinero en su bolsillo le rinda. Evidentemente, jamás se le dió respuesta a las necesidades latentes del elector.

En muy poquísimos casos la propaganda chavista para las parlamentarias, su oferta electoral, hablaba de solventar los fenómenos de la Guerra Económica con acciones concretas porque, a fin de cuentas, era tratar de justificar lo injustificable. Vimos entonces que el discurso se basó en decirle al votante las cosas que le iba a quitar la derecha si ganaba la mayoría en la Asamblea Nacional, recordemos las propagandas de “la pesadilla” y afines. Adicionalmente, la utilización del “sea como sea” como consigna de campaña, es probable haya perjudicado porque proyecta irracionalidad conductual en un sector chavista cuya esencia siempre ha sido el tener la razón. Tan sólo imaginemos que la MUD saque una propaganda diciendo “Sea como sea llegaremos a la presidencia”, y pensemos cuál sería nuestra reacción. Eso espanta antes que atraer.


La MUD, con lineamientos estratégicos de propaganda política definidos, se enfocó en ofertar la solución a los problemas de la gente “tendrás más dinero en tu bolsillo e incrementaremos la producción hecho en venezuela para acabar con la escasez”. Respuestas a los problemas de la cotidianidad y modificación de la adversidad actual a través de la idea del “cambio”. Sabemos que son enunciados falsos, pero en circunstancias cuando nadie da respuesta a tus problemas quien te diga algo parecido a una solución llamará tu atención y quizá tu intención de voto. En la parte gráfica, el protagonismo y ego de los candidatos cedió espacio para darle primacía a la promoción de la tarjeta con “la manito”. Entendieron muy bien que lo importante era que la gente votara por su opción sin importar la candidata o el candidato. El jingle de “la manito” fue pegajoso y sonó bastante. 

El chavismo y su propaganda lució desordenado e intempestivo. En impresos y audiovisuales el degradado de egos generó confusión porque se leía “VOTA por fulanito” cuando lo correcto era “VOTA en los ojos de Chávez”. También vimos en VTV propaganda del PSUV donde salía equis candidata o candidato, ponían el número de circuito pero no aparecía en qué región, estado o localidad ¿a quién se le ocurre hacer una propaganda así?. Tampoco hubo ningún argumento racional en cuanto a consigna y se apeló al vínculo emotivo entre Chávez y el chavismo. Tuvieron relevancia las propagandas de “la pesadilla” pero surgieron ya muy adentrada la campaña, en la recta final cuando ya su impacto es reducido. También vimos las de “No te dejes engañar” mostrando momentos en que diputados de derecha negaban recursos al pueblo. El tema de campaña “Pa´la Asamblea como sea” sonó bastante en las emisoras y su lírica fluída junto a la salsa llamó a la reflexión con sazón.

Si bien podemos enumerar muchísimas causas de la derrota, no olvidemos que la derecha generó la tormenta perfecta para construir su victoria. La tempestad continúa y arreciará dado que el objetivo no es la AN, no nos caigamos a engaños. La meta es aniquilar al chavismo, desplazarlo del poder y borrar de la mente de los venezolanos todo lo positivo que hemos vivido durante 17 años en el proceso revolucionario.

El comandante obrero, Nicolás Maduro, debe estar alerta a la hora de conducir y guiar a las fuerzas chavistas en momentos que la contrarrevolución obtiene su mayor logro electoral. Debe enfocarse en el tema económico, adentrarse y desenredar la maraña parasitaria, burguesa y saqueadora que aún hoy rige nuestra dinámica comercial. Mosca porque la contrarrevolución también se disfraza de rojo. Si se solventan los tres fenómenos: colas, desabastecimiento y especulación, veremos un resurgir de la esperanza del pueblo en el ideal chavista. La Guerra Económica no se resolverá con medidas reformistas y mucho menos porque el enemigo haga una tregua dado que ya pasaron las elecciones parlamentarias. En una guerra hay enemigos, a lo interno y a lo externo, y para poder vencer hay que atacarlos frontalmente. Postergar la revolución económica, una revolución drástica y real que cambie la forma en que se llevan a cabo las relaciones de poder, sólo dará paso a ser artífices de nuestra propia destrucción.

4 comentarios:

  1. Buen artículo, sin embargo se comete un error, en mi opinión, también recurrente en las fuerzas patrióticas, somos excelentes analizando hechos y realizando el diagnóstico, pero nos quedamos cortos en lo pro positivo, seamos audaces y hagamos la propuesta. El artículo tiene 10 párrafos y 9 son de diagnóstico y uno propositivo. Trascendamos eso. Saludos

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  2. Buen artículo pero pienso que si bien la guerra económica jugó un papel determinante, gran parte del pueblo entendió que en lugar de combatirla atacando sus causas por el contrario la potenciaron con respuestas puntuales que no tocaban el fondo del problema. Por ejemplo la aplicación de una ley de precios justos ilusoria y alcahueta por cuanto era y es imposible controlar los precios en un mercado de productos con cuatro tipos de cambio, ignorando el ABC de una economía capitalista: el dólar paralelo como marcador fue subestimado y empezando por Carlos Marx reconocen que la razón de ser del capital es la búsqueda de la máxima ganancia y aunque existían tasas cambiarías legales mucho más bajas, estas fuero desconocidas y burladas de mil maneras sobre todo en una situación donde los oligopolios controlan la oferta agroalimentaria y de productos básicos desde su producción,importación hasta su distribución.

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  3. Cuantas verdades, lo lamentable es que a muchos burócratas no les gustan esas opiniones y si se hacen, entonces arremeten con toda su mezquindad y odio

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  4. Cuantas verdades, lo lamentable es que a muchos burócratas no les gustan esas opiniones y si se hacen, entonces arremeten con toda su mezquindad y odio

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