La AN es el primer paso, Maduro el objetivo |
Un
proceso electoral perfecto, pulcro, transparente y 100% confiable
gracias a un CNE blindado, le da a la oposición venezolana la
victoria más sólida que haya tenido desde que la Revolución
Bolivariana tomara el poder en 1998.Un sector acostumbrado a la
derrota por paliza, hoy luce una victoria contundente. Se preparó la
tormenta perfecta, la aplicación de la tesis de la Guerra No
Convencional surtió el efecto deseado y, desde el punto de vista de
la derecha, se avanza en la utilización de los mecanismos y
herramientas del sistema político para ocasionar su implosión.
Los
resultados muestran algo claro: la mayoría de la gente ya no cree en
el discurso del chavismo y se enganchó con la retórica de la
derecha. Los maestros de la publicidad y el mercadeo político, saben
que pueden utilizar a los electores como perros de Pavlov y eso
hicieron. Ellos comprenden muy bien que el ciudadano común es un
consumidor y que su dinámica diaria se basa en la adquisición de
bienes para satisfacer necesidades. Todos, no importa la clase
social, en algún momento del día consumimos algo. Basta tener tres
dedos de frente para saber que intoxicando la cotidianidad del
venezolano consumista se iba a generar una incomodidad, una molestia
sobre la que se podía cabalgar políticamente. La derecha, tanto
económica como política, crea el escenario de Guerra Económica y
patina sobre él imponiendo en el ideario del pueblo que la culpa de
todos sus fenómenos responde al modelo fracasado socialista. Como
todos andamos molestos y a nadie le gusta estar así, hábilmente
para atraer adeptos usan la propaganda más básica que pueda existir “Venezuela quiere
CAMBIO”.
El chavismo en el poder no entendió la seña y se enfrascó en hacer ver que los problemas eran culpa de un complot externo e interno para destruir la economía. Casi nunca reconoció errores o fallas. Discursivamente se enfocó en justificar su incapacidad para solventar tres fenómenos de la Guerra Económica: colas, desabastecimiento y especulación. Argumentos como “la culpa es de la burguesía” “la culpa es del pelucón mayor” fueron frecuentemente utilizados. Tuvimos dos años sin elecciones para enfocarnos en atacar la Guerra Económica pero sólo se logró institucionalizar el ambiente comercial nocivo. Hoy seguimos haciendo colas, seguimos viendo anaqueles vacíos y los precios de cualquier producto suben por el cielo cada semana de manera impune.
El chavismo en el poder no entendió la seña y se enfrascó en hacer ver que los problemas eran culpa de un complot externo e interno para destruir la economía. Casi nunca reconoció errores o fallas. Discursivamente se enfocó en justificar su incapacidad para solventar tres fenómenos de la Guerra Económica: colas, desabastecimiento y especulación. Argumentos como “la culpa es de la burguesía” “la culpa es del pelucón mayor” fueron frecuentemente utilizados. Tuvimos dos años sin elecciones para enfocarnos en atacar la Guerra Económica pero sólo se logró institucionalizar el ambiente comercial nocivo. Hoy seguimos haciendo colas, seguimos viendo anaqueles vacíos y los precios de cualquier producto suben por el cielo cada semana de manera impune.
Dada la Ley Habilitante, tecnócratas reformistas crearon la legislación para “controlar” los precios, ordenamiento jurídico que fue un chiste para la burguesía porque consolidó la idea en el comprador de que los precios especulativos eran revisados y decididos por el Gobierno Bolivariano, recordemos aquello de “Precio Justo”. El Estado burgués hace de las suyas y, solapadamente, le clava una daga en el pecho al proceso revolucionario desde adentro. Fue un espaldarazo a la argumentación esgrimida por la derecha que ayudó a considerar que las autoridades ya no daban respuesta a los problemas. Debemos estar claros en que ninguno de los altos funcionarios con atribuciones para atacar y solucionar la táctica de las colas y el desabastecimiento ha tenido que hacer alguna durante horas, o le falta algo en su casa; sus vidas no han sido perturbadas. El relajo comercial aún hoy sigue, tenemos una Guerra Económica “sin enemigos” y seguirá latente hasta que sea aniquilado el chavismo en el poder.
Nuestro
presidente obrero, Nicolás Maduro, atado de manos por un Estado
Burgués, ministerios e instituciones que no tienen el mínimo
interés en acabar con las colas, resolver el desabastecimiento y
mucho menos meter en cintura -tras rejas- a quienes ponen precios
especulativos, recurrió a utilizar los recursos de los que dispone y
mostró una gestión de gobierno avasallante en áreas como:
infraestructura, pensiones, vivienda, equipos tecnológicos para
estudiantes, Misión Transporte con autobuses y taxis, Barrio Nuevo
Barrio Tricolor, etc. El detalle es que ese ímpetu gubernamental
tiene un alcance muy reducido en cuanto a la seducción de electores.
Vimos también conciertos, ferias, etc, pero el venezolano lo que
quiere es dejar de hacer colas, conseguir los productos en los
anaqueles y que el dinero en su bolsillo le rinda. Evidentemente,
jamás se le dió respuesta a las necesidades latentes del elector.
En muy poquísimos casos la propaganda chavista para las parlamentarias, su oferta electoral, hablaba de solventar los fenómenos de la Guerra Económica con acciones concretas porque, a fin de cuentas, era tratar de justificar lo injustificable. Vimos entonces que el discurso se basó en decirle al votante las cosas que le iba a quitar la derecha si ganaba la mayoría en la Asamblea Nacional, recordemos las propagandas de “la pesadilla” y afines. Adicionalmente, la utilización del “sea como sea” como consigna de campaña, es probable haya perjudicado porque proyecta irracionalidad conductual en un sector chavista cuya esencia siempre ha sido el tener la razón. Tan sólo imaginemos que la MUD saque una propaganda diciendo “Sea como sea llegaremos a la presidencia”, y pensemos cuál sería nuestra reacción. Eso espanta antes que atraer.
En muy poquísimos casos la propaganda chavista para las parlamentarias, su oferta electoral, hablaba de solventar los fenómenos de la Guerra Económica con acciones concretas porque, a fin de cuentas, era tratar de justificar lo injustificable. Vimos entonces que el discurso se basó en decirle al votante las cosas que le iba a quitar la derecha si ganaba la mayoría en la Asamblea Nacional, recordemos las propagandas de “la pesadilla” y afines. Adicionalmente, la utilización del “sea como sea” como consigna de campaña, es probable haya perjudicado porque proyecta irracionalidad conductual en un sector chavista cuya esencia siempre ha sido el tener la razón. Tan sólo imaginemos que la MUD saque una propaganda diciendo “Sea como sea llegaremos a la presidencia”, y pensemos cuál sería nuestra reacción. Eso espanta antes que atraer.
El chavismo y su propaganda lució desordenado e intempestivo. En impresos y audiovisuales el degradado de egos generó confusión porque se leía “VOTA por fulanito” cuando lo correcto era “VOTA en los ojos de Chávez”. También vimos en VTV propaganda del PSUV donde salía equis candidata o candidato, ponían el número de circuito pero no aparecía en qué región, estado o localidad ¿a quién se le ocurre hacer una propaganda así?. Tampoco hubo ningún argumento racional en cuanto a consigna y se apeló al vínculo emotivo entre Chávez y el chavismo. Tuvieron relevancia las propagandas de “la pesadilla” pero surgieron ya muy adentrada la campaña, en la recta final cuando ya su impacto es reducido. También vimos las de “No te dejes engañar” mostrando momentos en que diputados de derecha negaban recursos al pueblo. El tema de campaña “Pa´la Asamblea como sea” sonó bastante en las emisoras y su lírica fluída junto a la salsa llamó a la reflexión con sazón.
Si bien podemos enumerar muchísimas causas de la derrota, no olvidemos que la derecha generó la tormenta perfecta para construir su victoria. La tempestad continúa y arreciará dado que el objetivo no es la AN, no nos caigamos a engaños. La meta es aniquilar al chavismo, desplazarlo del poder y borrar de la mente de los venezolanos todo lo positivo que hemos vivido durante 17 años en el proceso revolucionario.
El
comandante obrero, Nicolás Maduro, debe estar alerta a la hora de
conducir y guiar a las fuerzas chavistas en momentos que la
contrarrevolución obtiene su mayor logro electoral. Debe enfocarse
en el tema económico, adentrarse y desenredar la maraña
parasitaria, burguesa y saqueadora que aún hoy rige nuestra dinámica
comercial. Mosca porque la contrarrevolución también se disfraza de
rojo. Si se solventan los tres fenómenos: colas, desabastecimiento y
especulación, veremos un resurgir de la esperanza del pueblo en el
ideal chavista. La Guerra Económica no se resolverá con medidas
reformistas y mucho menos porque el enemigo haga una tregua dado que
ya pasaron las elecciones parlamentarias. En una guerra hay enemigos,
a lo interno y a lo externo, y para poder vencer hay que atacarlos
frontalmente. Postergar la revolución económica, una revolución
drástica y real que cambie la forma en que se llevan a cabo las
relaciones de poder, sólo dará paso a ser artífices de nuestra
propia destrucción.
Buen artículo, sin embargo se comete un error, en mi opinión, también recurrente en las fuerzas patrióticas, somos excelentes analizando hechos y realizando el diagnóstico, pero nos quedamos cortos en lo pro positivo, seamos audaces y hagamos la propuesta. El artículo tiene 10 párrafos y 9 son de diagnóstico y uno propositivo. Trascendamos eso. Saludos
ResponderEliminarBuen artículo pero pienso que si bien la guerra económica jugó un papel determinante, gran parte del pueblo entendió que en lugar de combatirla atacando sus causas por el contrario la potenciaron con respuestas puntuales que no tocaban el fondo del problema. Por ejemplo la aplicación de una ley de precios justos ilusoria y alcahueta por cuanto era y es imposible controlar los precios en un mercado de productos con cuatro tipos de cambio, ignorando el ABC de una economía capitalista: el dólar paralelo como marcador fue subestimado y empezando por Carlos Marx reconocen que la razón de ser del capital es la búsqueda de la máxima ganancia y aunque existían tasas cambiarías legales mucho más bajas, estas fuero desconocidas y burladas de mil maneras sobre todo en una situación donde los oligopolios controlan la oferta agroalimentaria y de productos básicos desde su producción,importación hasta su distribución.
ResponderEliminarCuantas verdades, lo lamentable es que a muchos burócratas no les gustan esas opiniones y si se hacen, entonces arremeten con toda su mezquindad y odio
ResponderEliminarCuantas verdades, lo lamentable es que a muchos burócratas no les gustan esas opiniones y si se hacen, entonces arremeten con toda su mezquindad y odio
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