Capriles cierra campaña con violencia gestual, agresiones y ofensas reiteradas |
Las
acciones llevadas a cabo en los últimos días de campaña por
Henrique Capriles Radonski y el bloque opositor pudiesen parecer
desesperadas, intempestivas e inclusive sin coherencia política,
pero en realidad forman parte de una estrategia bien definida por sus
asesores para intentar contrarrestrar las principales debilidades que
muestra su figura como candidato presidencial y tratar de darle
oxígeno a un sector político cuyo apoyo ciudadano se ve cada día
más mermado.
Debemos
tener bien claro que un escenario de victoria para la oposición está
completamente descartado tanto por las adversas variables logísticas
y de movilización que pronostican una alta abstención entre sus
seguidores, así como la distancia abismal en el apoyo que la opinión
pública manifiesta por ambos candidatos. Pero si la victoria de
Capriles está completamente descartada por sus mismos asesores ¿qué
es lo que quieren? Pues bien, veamos sus tácticas, la estrategia y
el objetivo que persiguen.
Es
bastante improbable que ellos estén buscando la concreción de un
escenario de quiebre del hilo constitucional porque el apoyo rotundo
y contundente de la FANB a la legalidad actual no lo permite. El
único elemento que incondicionalmente sigue siendo su fortaleza es
la plataforma de medios de comunicación privados, sólo eso, porque
inclusive gran parte del sector económico que los apoyara en
anteriores oportunidades muestra una actitud enfocada en los negocios
cuya rentabilidad ha aumentado exponencialmente en los últimos años
gracias al aumento del poder adquisitivo de los venezolanos y el
consumo de bienes y servicios.
El
sector opositor sigue utilizando complejas tácticas de operaciones
sicológicas para mantener al sistema político venezolano en una
constante tensión. Su ataque tiene como blanco las mentes,
conciencias y percepciones de la población venezolana. Como muy bien
lo hemos apreciado, Capriles y su entorno siempre endilgan al
gobierno bolivariano la responsabilidad de todo lo “malo” que
sucede en el país y que, coincidencialmente, es magnificado a través
de los medios de comunicación. A su vez, es manifiesta una actitud
de disonancia constitucional porque apelan mediáticamente al
desconocimiento de la legalidad, del Estado de Derecho y de las
instituciones del país. Vemos que no son en vano sus ataques
permanentes y sistemáticos al CNE junto a la ausencia de compromiso
para aceptar los resultados electorales. La idea a proyectar se
resume en este enunciado “Capriles y la oposición son víctimas
de un sistema político injusto que mantiene al país en una
situación caótica de ingobernabilidad creciente”.
Aunado
a esto, los puntuales hechos de violencia surgidos los últimos días:
asesinato de un líder opositor en Táchira, presuntas agresiones
sufridas por estudiantes de JAVU en Caracas, falso secuestro a
Laureano Márquez junto a acciones de desestabilización reiteradas
como los saboteos al sistema eléctrico que afectan a gran parte de
la población, pretenden fungir como catalizadores para movilizar a
un sector opositor apático a través de la victimización de sus
liderazgos y mermar la moral de quienes apoyan al gobierno
bolivariano al mostrar una gestión de gobierno ineficiente.
Todo
esto se suma a la puesta en escena de un candidato opositor que pasó
de la pasividad a la ofensa, de la ecuanimidad a la violencia y de la
tranquilidad a la agresividad. Capriles hoy más que nunca reta
frontalmente al adversario, Nicolás Maduro, mencionándolo
obsesivamente, señalándolo, culpándolo, mofándose de sus
cualidades físicas en una línea discursiva superficial e infantil.
Apela al uso del insulto solapado para atacar la figura familiar que
representa el candidato chavista. Su embestida no intenta más que
provocar para que el líder bolivariano reaccione y caiga en su juego
del odio y la confrontación, nivelando así ambos liderazgos al
mismo plano mediático en donde Capriles saldría favorecido y Maduro
ridiculizado por la maquinaria comunicacional de la derecha.
La
subversión como eje estratégico del accionar de la oposición le
permite jugar para “doble play” porque transfieren al gobierno el
origen o causal de sus debilidades como conglomerado político.
Evaden la autoría de sus acciones irresponsables haciéndolas ver
como producto lógico de una lucha épica entre el bien y el mal,
entre la verdad y la mentira, entre David y Goliat. El marco de
referencia es redefinido mediáticamente distorsionando la realidad
“la oligarquía está con los pobres, hay para comprar alimentos
pero no hay alimentos para comprar, todos salen de vacaciones pero
hay una crisis insostenible, un patrono defenderá los derechos de
los trabajadores, un capitalista velará por el bien común, un
fascista respeta los derechos humanos, un antichavista está con el
pueblo, los más poderosos son las víctimas, el victimario es la
víctima, etc”.
Una
y otra vez esta realidad es difundida mediáticamente y ha tenido su
efecto. Es fácil conversar con un opositor en la calle que afirma
hay crisis, desabastecimiento y devaluación a pesar que come tres
veces al día, trabaja, estudia, tiene carro, vivienda y sale a
vacacionar cada vez que puede. La realidad tangible contradice a la
percepción que se tiene de ella. Por eso el permanente y contínuo
uso de operaciones sicológicas en Venezuela.
Pues
bien, todo lo anterior enfocado al plazo inmediato de los comicios
del 14 de abril y ante la imposibilidad de victoria por parte de la
oposición no tiene otro propósito sino reducir la distancia entre
los votos que obtenga Nicolás Maduro y los votos del candidato
antichavista, Henrique Capriles. Un resultado electoral en el que la
brecha de 10.76%, antecedente del 7 de octubre, sea superada tan sólo
por un punto porcentual sería fatal para la oposición dado que
evidenciaría la reafirmación del ideal bolivariano y del proyecto
revolucionario más aún luego de la desaparición física de su
principal figura, Hugo Chávez.
Se
espera que la participación de la oposición sea mucho menor a los
6.5 millones de votos obtenidos en la elección presidencial del año
pasado. El contar sólo con 3 gobernaciones aliadas implica
condiciones logísticas y de movilización muy desfavorables. Por
ello, todo el esfuerzo lo enfocan en mermar los casi 8.2 millones de
votos obtenidos por el chavismo en la misma elección de hace seis
meses. Esa es su meta, acercar lo más posible el liderazgo chavista
al liderazgo antichavista para mediáticamente afirmar que el
chavismo está “herido de muerte”. Si la brecha se amplía,
además del denunciado “ventajismo” es posible usen la carta del
fraude. En cualquiera de los casos ellos jamás asumirán frontalmente la responsabilidad de
su derrota.
Excelente querido Ken:*
ResponderEliminarComparto bastante su análisis. Agregaría que, como siempre, el aparato mediático deslegitima las denuncias FUNDAMENTADAS que han presentado miembros del gobierno bolivariano acerca de sus planes desestabilizadores que implican no sólo el escenario del fraude, sino el inflingir daños sobre la población.
ResponderEliminarCaracas: la segunda ciudad mas peligrosa del mundo. No todos tenemos carro, y viajamos cada vez que podemos, pero obviamente Maduro y Diosdado si, y posiblemente tu también!
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