lunes, 14 de diciembre de 2015

Crítica con “c” de cruxificción

Chávez siempre apoyó la crítica

Los resultados del 6D desataron una avalancha de señalamientos sobre las debilidades, malas prácticas, vicios, desviaciones, errores y demás características que un número importante de los partidarios del chavismo observa en las acciones por parte de la izquierda respecto a la gestión de gobierno y como partido político. Otros, al verse interpelados por un pueblo preocupado por la adversidad política que se avecina y que aún sigue exigiendo respuestas, eluden responsabilidades e intentan desacreditar la naturaleza del reclamo popular.

Chávez siempre estuvo de acuerdo con la crítica y la autocrítica (VER VIDEO AL FINAL). Entendía como algo acertado las exigencias que el pueblo, que el colectivo, le hiciesen a las autoridades gubernamentales o políticas. Llegó a decir que los funcionarios con altos cargos debían salir a las calles a buscar los problemas, no encerrarse en oficinas que burocratizan y aburguesan. Eso sí, la crítica debe ostentar “altura dialéctica” porque, de lo contrario, son señalamientos irresponsables que sólo buscan destruir y perjudican al proceso revolucionario desde lo interno.

La altura dialéctica se traduce en que debemos efectuar una crítica constructiva. El problema, la situación adversa, se entendería como la “tesis” existente. El diagnóstico e identificación de las causas del problema junto con las propuestas para su solución es la “antítesis”, y ésta debe ser transmitida a las autoridades competentes (instancia gubernamental, Poder Popular, etc). La “síntesis” no es más que la confrontación tangible de ambos elementos y su resultado. Es la ejecución de las recomendaciones y puesta en práctica de la respuesta, generándose una realidad distinta a la circunstancia inicial que fue identificada como contraria a los intereses del colectivo. (VER GRÁFICO)

La vorágine de críticas que hoy vemos intentan explicar las causas del resultado obtenido el 6D no son nuevas porque reiteran situaciones que se han venido observando en el devenir del proceso revolucionario desde hace varios años. Son reiteraciones, no juicios oportunistas que busquen destruir, salvo contadas excepciones. Como Chávez lo dijo muchas veces, “la crítica es para actuar en consecuencia y no para que quede en el aire, en el vacío”. La clave de esto no es escuchar, eso lo hace cualquiera, la clave es actuar y corregir la situación dada para enderezar el rumbo con base en lo que pide la mayoría.

Hoy a lo largo y ancho del país la revolución se reactiva con asambleas, reuniones y demás figuras organizativas para la discusión donde se toma nota de las fallas, problemas y errores que persisten. Se le transmite a las instancias correspondientes los anhelos existentes y se exige acción inmediata, se exige respuesta y solución a los problemas. Elías Jaua muy acertadamente lo resumió con la frase “se acabó el tiempo del diagnóstico, es hora de la rectificación”. Quizá los dos millones de chavistas que no fueron a votar, lo decidieron así por percibir inacción ante sus reclamos. Aún hay tiempo para actuar, pero el tiempo se acaba.


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario