viernes, 12 de febrero de 2016

Democratizar la ganancia

La ganancia se reparte equitativamente

En plena Guerra Económica parece que el Gobierno Bolivariano no atina a la solución de la crisis generada por la estructura perversa capitalista que domina Venezuela. Seguimos entrampados con ocurrencias lingüísticas como aquello del “rentismo”, abstracción teorizada por el economista Asdrúbal Baptista, en una clara demostración de poseer cualidades suficientes para ser escritor de ficción. Si nuestra economía es rentística, pues la colombiana es narcótica, la estadounidense es bélica y la japonesa es tecnológica.

La Guerra Económica tiene éxito porque enfila sus ataques en las principales debilidades del Gobierno. En un sistema económico globalizado o mundializado, apelamos a soluciones locales para detener o corregir fallas originadas más allá de nuestras fronteras. El capitalismo es cada vez más exitoso en la medida que avanza destruyendo los esfuerzos políticos de nuestra civilización por crear una vida más humana. El capitalismo es atraso y represa la evolución de nuestra especie, pero sigue ganando.

En nuestro incipiente proceso revolucionario, debemos dejar de ser ortodoxos y apelar a la creatividad y el ingenio. Hoy, la especulación abulta los bolsillos de la burguesía y de las élites económicas. Ganancias exhorbitantes se represan en cuentas de pocos mientras muchos se quedan con los bolsillos vacíos para poder subsidiar con el consumo diario la avaricia de quienes dominan la escena económica.

El problema no es la ganancia. El problema es la acumulación enfermiza de esa ganancia en pocas manos. Se genera un desbalance, se impone el egoísmo y se institucionaliza la injusticia. ¿Por qué no crear una legislación que establezca como norma en el ámbito de las grandes empresas y corporaciones, que un porcentaje de ganancia mayor al 10% deberá ser distribuido equitativamente entre la nómina de la compañía? Esto fortalecería y le imprimiría dinamismo a la clase obrera en la defensa de sus intereses.

Se establecería también que los trabajadores tengan acceso permanente a las cuentas de la empresa para conocer el capital que maneja el patrono, el dinero que entra y que sale. En la medida que más gane la empresa y su dueño, deberán aumentar equitativamente los salarios de todos los involucrados en la producción o prestación del servicio. El magnate Lorenzo Mendoza, de seguro se alegra con una idea así que le permitiría dar más amor a su gran familia POLAR a través de la democratización de las ganancias que obtiene su exitosa y “eficiente” empresa ¿no lo creen?

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