¿Valores a la basura? |
La
Guerra No Convencional busca destruir a través de la desmoralización
al enemigo, persigue golpear el ímpetu defensivo del contrincante
sin acciones violentas formales, pero sobre todo apunta a pervertir
el orden social existente en el país objetivo para que así sea
viable el cambio de autoridades que “reponga el orden y la
normalidad”.
Todo
está vinculado con las percepciones que las masas tienen sobre la
circunstancia adversa que viven. Más aún, dicha circunstancia
crítica da pie para que el marco de referencia conductual de cada
individuo se desdibuje, privilegiando el bienestar personal por
encima del colectivo. La política y lo público caen en el olvido y
parece que alguien gritara cada segundo “¡sálvese quien pueda!”
A
través de diferentes tácticas se bombardea la siquis pero sobre
todo la guerra económica impacta en la zona de confort de los
habitantes de nuestro territorio. En nuestra sociedad de consumo,
donde el consumo se ha convertido en un fin en si mismo, se entorpece
el eje de la cotidianidad al afectar la dinámica que caracteriza la
compra de alimentos y artículos de consumo masivo. No existe
certidumbre y lo más básico para la existencia no está
garantizado, bien sea real o perceptivamente.
De
esta manera se pervierte la sociedad porque cada quien persigue un
propósito particular antes que colectivo para garantizar la
subsistencia propia. Las normas y leyes son pisoteadas con
“justificación”. Las
excusas y argumentos que dan
validez a conductas amorales predominan en el ambiente. Muchos se
dejan llevar por la corrupción, la deshonestidad, el pillaje, la
viveza criolla y adoptan en su cotidianidad maneras de actuar propias
de la élite económica que a través del malandraje, saqueo y la
explotación han tenido sumida en el atraso a nuestra Venezuela
durante
décadas.
El
ser civilizados, ser un pueblo consciente y formar una ciudadanía
ejemplar se convierte quizá
en
anhelo de unos pocos. Los valores y principios son triturados por la
dureza de los acontecimientos, en una sociedad sin socios. Se olvida
el bien común y cada quien recuerda todos sus derechos, mientras los
deberes caen
víctima de la amnesia selectiva de gran parte de la masa. Sin
embargo, muchos otro resisten el embate de la adversidad y se
mantienen firmes en sus valores, sus principios y se aferran a la
ética. ¿En
cuál lado queremos estar?
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