domingo, 27 de agosto de 2017

Constituyente con C de cambio

Jugada maestra del presidente Maduro, darle más poder al Pueblo

En las instancias de dirección y gestión de las grandes empresas a nivel mundial siempre se han estimulado los procesos de cambio y optimización de procesos para adaptarse a los “nuevos tiempos”. De hecho, a nivel gerencial y organizacional se promueve una modificación permanente para hacer las cosas mejor y que, de esta manera, la empresa obtenga mayores dividendos, puedan competir y posicionarse en el mercado desplazando a sus contrincantes. Esto es algo que sucede constantemente y es una clave fundamental para el éxito.

La Revolución Bolivariana, tal como tantas veces lo planteó Chávez, es un proceso perfectible. Esto quiere decir que no es algo acabado, inamovible o estático. La nefasta declaración que en días pasados hiciese la Fiscal Luisa Ortega Díaz afirmando que “nuestra Constitución es inmejorable”, revela que muchos de quienes se montan en la ola del ejercicio del poder, dentro del Gobierno Bolivariano, no tienen la más mínima claridad ideológica y actúan como simples reformistas carmesí. Todo en nuestro proceso de cambios es mejorable, todo se puede optimizar, el cambio es una constante en la revolución.

Hoy, que la patria de Bolívar enfrenta un asedio de amplio espectro para revertir los avances y logros del ejercicio del poder antítesis en método de la cuarta república, se hace necesario cambiar las reglas del juego. El nivel normativo ya fue vulnerado y torpedeado, siendo utilizado en la actualidad para conspirar contra la integridad orgánica de nuestro sistema político. De hecho, los manuales de Guerra no convencional, revoluciones de colores, golpes delicados, etc. establecen pasos para usar la misma institucionalidad contra el poder constituido e implosionar los gobiernos.

La sabiduría no dogmática plantea “No compitas, cambia el juego” y el Presidente Maduro, en una jugada maestra de táctica política, le cambia por completo el juego a la oposición fascista proponiendo una Asamblea Nacional Constituyente. Utiliza así un momento de adversidad, como catalizador, para abrir la vía que genere un salto aún mayor hacia la consolidación de los ideales del proceso revolucionario a nivel normativo. Chávez quiso en su oportunidad modificar la Constitución y no lo logró, hoy Maduro replantea ésta necesidad y hace el llamado a todo el país para fortalecer el legado de Chávez. El juego cambia, para la paz, para mejor, veremos.

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