Línea de espera a la intemperie |
Actualmente
vivimos en una sociedad de consumo donde el consumo se ha convertido
en un fin en sí mismo, por lo que la dinámica de la Guerra
Económica en nuestro país tiene como táctica perturbar la
cotidianidad del venezolano en la compra y acceso a bienes y
servicios.
Aún con
una economía “normal”, los usuarios o consumidores deben hacer
colas en diferentes circunstancias o espacios: en el banco, al
abordar un avión, al comprar entrada en el cine, al esperar turno en
una institución para ser atendido, etc. La línea de espera surge
como respuesta civilizada de organización entre individuos que
acceden a algo. Como todos no pueden satisfacer su necesidad al mismo
tiempo, pues se hace un acuerdo implícito que se rige por la
atención en función del orden de llegada.
Como es
un acuerdo mutuo de respeto y organización entre ciudadanos que
persiguen temporalmente un mismo fin, no existe mayor resistencia y
surge espontáneamente la colaboración. El problema que vivimos
actualmente con las colas, no se da en el hecho de que existan sino
que el peso del malestar e incomodidad recae en la larga espera,
muchas veces las mismas se llevan a cabo a la intemperie y durante la
dinámica se rompen las reglas implícitas que deberían respetarse:
coleados, personas que guardan puestos de otros compradores, personas
que hacen uso de privilegios y compran sin hacer cola, malos tratos,
amedrentamiento, etc.
En una
cadena de suministro la cola se manifiesta en el último eslabón, en
el detallista, principalmente como consecuencia del desabastecimiento
o el acaparamiento, junto a una atención al usuario inexistente que
perjudica la experiencia de la compra. El origen de estos fenómenos
lo encontramos en: producción intermitente, producción irregular
que no satisface la gama o presentaciones de un mismo producto,
irregulares órdenes de despacho, irregular proceso de distribución,
tiempo y lugar de despacho o descarga de mercancía inconveniente,
ineficiente o inexistente reposición de inventarios, engorroso
proceso de pago, ventas condicionadas, mayoría de cajas
registradoras no operativas, discriminación en el uso de cajas según
producto regulado, procesos ilógicos de cancelación de productos,
cajas registradoras obsoletas, fallas en métodos de pago, fallas en
capta huellas, negativa a entregar bolsas para productos regulados,
etc.
Largas e
interminables colas es una táctica de la Guerra Económica para
afectar al pueblo. ¿Es posible optimizar el proceso de compra para
que los venezolanos no sufran? Claro que sí, con decisión
político-técnica se puede avanzar en ello.
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