¿Hambre de licor? |
Seguimos
padeciendo una Guerra No Convencional que cambia de tácticas pero
con el mismo fin: sacar al
chavismo del Poder
Ejecutivo
para asaltar
el
erario público y saquear a sus anchas nuestra patria. Como
parte de la táctica
de guerra
sicológica, en
el año 2014 sufrimos varios meses de angustia virtual dado el
trabajo sistematizado y profesional de los laboratorios encargados de
la guerra comunicacional en las redes sociales para
proyectar las guarimbas.
Hoy
en el 2016, dos años después del
fallido intento,
se repite el mismo patrón comunicacional. Las
informaciones fluyen irresponsablemente por las redes sociales, por
medios electrónicos, por la prensa corrupta que persigue el mismo
fin y muchas veces por periodistas tarifados e irresponsables que
sienten
afecto hacia la derecha.
Ahora se pretende imponer que en Venezuela hay una situación de
hambruna generalizada, lo que obviamente genera la percepción tanto
adentro como afuera de “Estado fallido”.
Lo
curioso de esto son los términos usados, la narrativa aplicada y la
argumentación periodística que intenta darle solidez a la
propaganda electrónica. Si hay una larga cola de compradores en las
afueras de un establecimiento, la foto leyenda afirma “situación
irregular en el supermercado x”. Si en la imagen se observa un
desorden, inmediatamente el hecho se califica como “conato de
saqueo en...”. Si ha habido algún tipo de violencia que se
represente visualmente ya se pasa a describir diciendo “saqueo en
el establecimiento tal”. Luego de las
leyendas, viene inmediatamente el juicio tendencioso “el pueblo
tiene hambre”.
En
Caracas se movilizan numerosos motorizados llevando camarógrafos
“independientes” que, con mucho tino y
equipados con cámaras de alta resolución,
siempre convergen con exactitud a la hora de generarse algún hecho
susceptible de enmarcarse en esta narrativa del
caos.
Inmediatamente,
vemos por Internet la excelente cobertura y materiales audiovisuales
que se ponen a la disponibilidad de fuentes informativas de derecha
que trabajan para la desestabilización. Una orquesta muy bien
coordinada que con seguridad es
financiada con mucho
dinero.
En
comunicación política lo importante no es lo que sucede, sino lo
que la gente cree que sucede. ¿Hambruna, caos, saqueos masivos,
población hambrienta, Estado fallido? Todo eso es fabricable a
través de las redes sociales y
para eso trabaja la derecha.
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