domingo, 16 de abril de 2017

Minoría psicológica

Así es...

El mundo cambia constantemente y hoy la superioridad o inferioridad de las fuerzas contendientes en los conflictos bélicos se mide a partir de la dimensión sicológica de sus ejércitos. La premisa “los soldados se pesan, más no se cuentan” quiere decir que vale más un individuo con convicción y moral alta porque eso se traduce en motivación para la acción. Lo contrario, es observar un cuerpo de individualidades donde el marasmo doblega la efectividad que pudiesen tener a la hora de trazarse un objetivo.

En Venezuela hay actualmente una lucha por conquistar la atención, el compromiso y la voluntad de los electores. En el plano sicológico, la batalla es ardua porque se han distorsionado por completo los parámetros bajo los cuales el venezolano percibe y entiende su realidad. El discurso de la derecha se centra en torcer los significados y vemos argumentos como “si no puedes comprar productos, es porque vivimos una dictadura”, “si hay gente comiendo basura, es por culpa de la dictadura” y estructuras discursivas similares.

La Guerra Económica, estrategia utilizada para derrocar el gobierno de Salvador Allende y hoy aplicada en nuestro país, afecta la cotidianidad del ciudadano y perturba a tal modo su existencia que neutraliza cualquier motivación por defender el sistema existente. La idea, a fin de cuentas, es que la población del Estado objetivo no apoye o respalde al gobierno ni a las estructuras de autoridad legalmente establecidas. En tal situación de caos y desorden, los individuos aceptarán cualquier “salida” que prometa superar o cambiar a un estadio mejor o diferente. La perturbación del consumo en la población, busca ser catalizador de sucesos políticos.

La derecha ha generado un licuado conceptual y argumentativo tan tóxico, que no logra traducir los votos que obtuvieron en las elecciones para la AN en fuerza motora que por presión social ponga en jaque al Gobierno Bolivariano. Más aún, vemos tristes y reducidas manifestaciones de calle que repiten el mismo guion fascista con métodos foráneos ya pasados de moda. El smog mediático, usado para proyectar por las redes sociales un país en caos, no tiene el efecto deseado. Tanta propaganda ha sembrado la duda y la confusión, antes que la identificación y compromiso con la derecha en el país. Hoy la oposición no sabe cuántos votos tiene, pero lo que es peor para sus propósitos, si sabe que son minoría sicológica.

No hay comentarios:

Publicar un comentario