viernes, 21 de abril de 2017

Guion sin imagen

Claro como el agua...

Un guion es un texto que expone, con lujo de detalle para poder elaborarla, el contenido que tendrá una película. A nivel político, en Venezuela vivimos la aplicación cíclica de un guion diseñado por intereses foráneos e implementado a lo interno por las tendencias opositoras identificadas plenamente como ultraderechistas.

El escenario es el mismo, pero los actores y las circunstancias han cambiado desde aquel Golpe de Estado de abril de 2002 cuando el Departamento de Estado de EE.UU. afirmó que “el dictador Chávez ha reprimido y asesinado a manifestantes pacíficos que protestaban”. Hoy, el apoyo internacional que ostentaba Venezuela en la región ha mutado a ser un asedio internacional por el posicionamiento de la ultraderecha en los mandos ejecutivos de los países vecinos, las declaraciones y comunicados contra el Gobierno Bolivariano abundan.

El método utilizado se repite para cristalizar varios conceptos a nivel local e internacional crímenes de lesa humanidad”, “violación de derechos humanos”, “represión brutal”, “dictadura”, “crisis humanitaria”, es el mismo guion de siempre, el texto ya está escrito.

Pero a todo texto le hace falta la imagen. Es por eso que vemos decenas de fotógrafos, profesionales o no, en cada manifestación. A nivel internacional las imágenes de la “dictadura venezolana” se cotizan muy bien: de 100 a 500 dólares es el precio de una secuencia de imágenes de la “represión”; si es un video en el cual hay sangre, el pago ronda entre 1000 y 1500 dólares. Detrás del show opositor para favorecer una intervención extranjera se mueven laboratorios mediáticos que seleccionan, magnifican y viralizan en redes sociales y por mensajería únicamente las imágenes que se adaptan al guion. También vienen cantantes a la lucha, artistas que respiran lacrimógenas y demás. Debe ser una producción dramática, no una pieza de ficción.

La imagen pesa más que la razón. Una veintena de manifestantes iracundos linchando a un funcionario no amerita difusión, pero la foto de una viejita tapándose la cara frente a una tanqueta que no la agrede, sí debe viralizarse. La propaganda lleva al extremo y leemos en redes que la civilidad opositora se transforma en barbarie al pedir la muerte de otros venezolanos, “¡hay que colgarlos!” comentan. Mientras, en la MUD se echan cuchillo porque se coló un video de Freddy Guevara comandando a grupos terroristas ¿cucharada de la misma medicina?

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