Sacarnos de nuestros cabales es lo que busca la Guerra Económica |
El miedo
degenera en frustración, la frustración origina la rabia, la rabia
da paso al odio y al existir odio, se está a un sólo paso de
transformar la tensión en agresión. Por eso vemos que los
opositores siguen envenenados, neurotizados a tal punto que pueden
llegar a agredir a algún familiar que piense distinto. Eso me ha
sucedido, en mi familia tengo pruebas de ello y es algo que he vivido
personalmente. Les aseguro que si en alguna discusión con un
familiar opositor, alguien le brinda un revólver, no me cabe la
menor duda me dispararía sin pensarlo.
La gente
está afectada por la turbulencia generalizada a nivel económico. El
bolsillo del pueblo no tiene color político y eso lo sabe muy bien
el sector empresarial parasitario que siempre ha dominado la economía
en Venezuela. La economía no se resuelve ni se estabiliza por la
sencilla razón de que está dominada por mafiosos como Fedecámaras
y Consecomercio, entre otros. Desde estas instancias se cartelizan
precios especulativos, se presiona para obstaculizar la producción e
importación de bienes, se disfraza el malandraje con flux y máscara
de emprendimiento. El saqueo a la patria continúa.
Pedro
María Morantes, mejor conocido como Pío Gil, escribió “nadie se
defenderá de un salteador de caminos dirigiéndole discursos más o
menos elocuentes sobre el respeto a la propiedad y la inviolabilidad
de la vida, sino dirigiendo al pecho del bandido el cañón de un
revólver”. Ese texto de 1912, tiene 100% de validez hoy en el
2015. Ya basta de lenidad y blandenguería con los capitalistas
parasitarios que saquean la economía venezolana. Cárcel para los
más poderosos exige la coyuntura histórica de la revolución
bolivariana. No es justo que sigamos descubriendo acaparamiento y
boicot, realizado por empresarios que disfrutan de prebendas en
dólares baratos que el Estado burgués le otorga desde hace más de
10 años. Sí hay un Estado burgués dentro de la Revolución
Bolivariana, debemos reconocerlo y actuar para reducirlo a la mínima
expresión.
Neutralizar
el ímpetu y convicción del chavismo es la meta. Generalizar un
estado de marasmo en las fuerzas bolivarianas es el fin táctico.
Suprimir la esperanza en el proceso y desmovilizar a los convencidos.
La fórmula es clara, chavistas decepcionados más una enorme masa de
gente rabiosa por caos económico debería resultar en “estallido
social” y reconfiguración del poder. Este año será clave,
veremos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario