martes, 27 de agosto de 2013

3era Guerra Mundial

Lo que vemos como tragedia, otros lo ven como victoria al lucro

La guerra es un cuarto oscuro en el cual se entra pero no se sabe qué se conseguirá en su interior. Hoy cuando los tambores de guerra están sonando para emprender una escalada bélica frontal y abierta contra Siria por parte de Estados Unidos y la OTAN cabría preguntarse ¿por qué se sigue imponiendo la lógica de la guerra? ¿por qué la dinámica de una política exterior arrogante, dictatorial, imperial e inhumana sigue marcando el curso de la historia?

Pues bien, debemos entender que la guerra por sí misma es un negocio muy lucrativo para los grandes complejos industriales que la soportan. Recordemos que en el planeta los tres principales negocios o sectores que mueven más dinero son, en orden de importancia: producción y venta de armas, narcotráfico y comercialización de hidrocarburos. Esta afirmación asombra pero es verídica y nos da indicios del por qué los conflictos armados jamás cesan.

La guerra es un negocio en sí misma. Mucho más allá de los intereses geopolíticos que se puedan perseguir, la apropiación de recursos naturales por parte de la nación invasora, planes de “reconstrucción” promovidos por quienes destruyen o colocación de gobiernos títeres, tenemos la dinamización de una industria bélica que soporta la economía del país más guerrerista del mundo: EE.UU.

Para que se hagan una idea, EE.UU. destinó para su “defensa” en el 2012 la cifra de 682 billones de dólares, el 39% del presupuesto mundial orientado al sector militar de los 15 países que más invierten en armas. China le sigue de segundo con apenas 166 billones de dólares americanos, igual al 9.5%.

Las guerras de EE.UU. jamás se acabarán porque son la consecuencia de un sistema político dominado por las corporaciones armamentistas. En las esferas de poder del imperio lo que prevalece es el interés de quienes fabrican armas y mantienen el aparataje bélico funcionando. Por eso es que muchos no entienden el ímpetu guerrerista, unilateral y arbitrario de la administración Obama, contradictorio ganador del premio Nobel de la paz.

Si mi negocio es hacer armas, generar mercados implica originar conflictos bélicos. Si mi economía está construída sobre la industria militar, nada mejor que entrar en guerra para agilizar la comercialización y uso de recursos armamentísticos. Nosotros lo vemos como tragedia, pero a los señores de la guerra una Tercera Guerra Mundial les puede parecer la mejor oportunidad de negocio que hayan visto en medio siglo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario