martes, 1 de septiembre de 2015

Caracas NO es Venezuela

Chávez siempre habló del eje de Desarrollo Orinoco - Apure

He conversado con funcionarios y personas ligadas al gobierno central, al poder gubernamental que reside en Caracas, y he notado que existe una distorsión perceptiva considerable respecto a lo que creen está sucediendo en el interior del país. Para nadie es un secreto que la revolución bolivariana ha centrado su accionar en dar voz y dignificar a sectores excluídos de todo el territorio y más allá a través de sus políticas, pero el desbalance existente entre lo que se ve en la capital y lo que se vive en otras ciudades es notable.

Vamos a irnos por lo básico, en Caracas abundan los parques para niños y espacios para su libre esparcimiento. Existen alternativas en la metrópoli para que los chamos se entretengan gratis o casi gratis. Tenemos teatros, sitios turísticos, y demás opciones para eludir el tener que “morir” yendo a un centro comercial grandotote a caminar como hámsters mientras vemos vitrinas al estilo de zombies del consumismo. En la mayoría del resto de ciudades es al revés, brillan por su ausencia teatros, parques para niños y sitios turísticos acondicionados y mantenidos para tal fin por lo que no queda otra que ir en familia a pasar la tarde en un templo del consumo.

Si hablamos de la Guerra Económica, pues los capitalinos tenemos la ventaja que conseguimos los productos que en el resto del país hace meses que no se ven en anaqueles. En el eje del poder central, hay mayor abastecimiento y es más fácil comprar los productos sensibles. A veces, hay que hacer colas kilométricas por horas pero uno sale con los productos en la mano. En ciudades como Acarigua y Barquisimeto es todo lo contrario porque hay que cuadruplicar los esfuerzos para conseguir los productos necesarios, si es que se llegan a conseguir, cosa que sucede prácticamente nunca.

Si hablamos de vialidad, pues las autoridades locales y regionales se olvidan de sus competencias. Huecos, ausencia de demarcación, etc es el común denominador de unas gestiones etéreas. En el corazón del poder nacional, vemos construcción de soluciones viales e iniciativas por tratar de ordenar y optimizar el tránsito. Dos realidades en un mismo territorio, dos verdades de una misma patria.

Aquél dicho que reza “Caracas es Caracas, y lo demás monte y culebra” parece que aún tiene cierta vigencia. Las cosas en el interior no son como creen la mayoría de citadinos que viven en la capital del país. En oportunidades pareciera que la revolución se “estancó” y llega con ímpetu únicamente al centro del poder ¿dónde está el balance? ¿dónde están los ejes de desarrollo a lo largo y ancho de nuestro territorio? Hay que conocer lo que viven en el caserío, en los pueblos, en las montañas, en los llanos. Encerrarnos en la motrópolis y creer que la realidad de otros es la misma que la propia es estar a un paso de la disociación.

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