lunes, 11 de junio de 2012

¿Oposición a qué?

Oposición en descenso continuado y sin frenos.

Lejos de las burlas, risas, chistes, chalequeos y demás que ha generado el discurso de Capriles Radonsky del pasado domingo 10 de junio, se hace necesario entender el sentir de un sector de la sociedad que expresa apoyo por un candidato de tal calidad.

Preocupa saber que el poder económico que apoya a Capriles continúa ganando gran cantidad de dinero con infinidad de empresas y negocios repartidos a ni vel nacional. Consterna no porque hagan dinero, sino porque es un sector necesario para el desarrollo del país en todas sus áreas pero prefieren enfocar su influencia en adversar el proyecto de país existente, tangible y en marcha por el Gobierno Bolivariano.

Preocupa también ese sector de la sociedad que se considera antichavista o escuálido, corroborado por Capriles en su discurso, porque es el que ha sido conquistado por la propaganda permanente que los medios privados emiten sin pudor. La gente que ustedes ven marchando con ímpetu, deseosa de un “cambio”, es la prueba más clara de que los medios de comunicación privados siguen surtiendo efecto.

Tenemos una oposición caracterizada por la mezquindad, la irracionalidad, el capricho político y el temor mediático. No importa que un pederasta, asesino, violador, mafioso, estafador, banquero corrupto o afín sea el candidato, lo importante es que vaya contra Chávez. No importa si hay Misiones o no, lo importante es que no las gerencie Chávez. Los cambios en la bandera y el escudo deben ser revertidos porque no son producto de reivindicaciones históricas sino caprichos de Chávez. No interesa que el “líder” carezca de discurso, la clave única y fundamental es que vaya contra Chávez. La lógica opositora se traduciría en algo como “Sin Chávez todo, con Chávez nada”.

En definitiva, vemos un sector político desdibujado por los medios y que resume su direccionalidad política en ligar la ausencia, como sea, de la figura contraria. El problema, a la final no es lo que haya hecho o lo que quiera hacer. Para la oposición venezolana el problema no es el qué, sino el quién.

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