lunes, 24 de octubre de 2016

Comunicar para persuadir

¿Persuasión al extremo?

Lejos quedó aquella premisa de comunicar veraz y oportunamente para informar y dar a conocer al pueblo todo lo bueno que ocurre en revolución. A nivel de comunicación política, la ingenuidad y buenas intenciones de un aparato comunicacional “equilibrado” han dado pie para que el discurso opositor se haya posicionado en la mente del venezolano. Hoy en día, más gente en Venezuela le cree a la oposición antes que al chavismo.

Se tiene poder de fuego comunicacional pero no influencia. Se puede comunicar mucho, pero el mensaje no cala. La neuropolítica hace de las suyas y, en resumen, la gente se limita a pensar lo que siente. Como muchísimos se sienten mal porque ven afectadas e insatisfechas sus necesidades básicas en la cotidianidad, pues el balance general es contrario a la percepción de la realidad que se intenta imponer comunicacionalmente desde el Gobierno Bolivariano.

Nos preguntamos si el problema es el cómo se comunica o el qué se comunica. Pues bien, es evidente que dentro de tanto desacierto, no por falta de iniciativas sino por los resultados observados, aún el asunto escapa de nuestras manos. Muchos aspectos confluyen, pero es obligatoria una mezcla balanceada de estética, semiótica, creatividad e innovación. ¿Puede haber propaganda en el techo o el piso de un vagón del Metro? ¿Es efectivo un quinteto en pantalla, que piensan igual, colegas de trabajo, diciendo lo mismo? ¿Marcamos la pauta o nos marcan la pauta?

Lo importante no es lo que pasa, sino lo que la gente cree que pasa. La razón lleva a conclusiones, mientras que la emoción lleva a la acción. En revolución, comunicar debe apuntar a ganar voluntades, fortalecer lealtades y establecer compromisos duraderos. El mensaje debe estimular a la acción, debe incidir en la conducta pasiva transformándola en defensa activa del bolivarianismo. Lo curioso es que el público meta no es únicamente el pueblo en la calle sino el aparato de gobierno, las mismas instituciones.

Comunicar a lo externo es importante, pero comunicar a lo interno nos fortalecerá para alcanzar los objetivos de gestión más inmediatos. La comunicación va de la mano con la gestión, no se puede comunicar lo que no se hace. De la misma manera, no se puede hacer lo que se ignora. Los contenidos tienen el reto de convencer y comprometer a los de afuera y a los de adentro. Comunicar para persuadir es la premisa.

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