Cacatúas rozagantes, bien alimentadas, con vivienda caceroleando en Caracas |
Vivo en el centro de Caracas en un edificio que tiene alrededor de 180 apartamentos. Si me asomo por el balcón o por la ventana veo gran cantidad de viviendas de los edificios vecinos. Yo creo que tengo rango de visión de unos 350 apartamentos o más. Bueno, en las últimas semanas el intercambio sonoro ocasionado por las cacerolas me ha permitido constatar que en el punto más álgido de su "arrechera" por allí el 15 y 16 de abril, los apartamentos que contaban con cacatúas del Cafetal caceroleando abiertamente no pasaban de 20, es decir, un porcentaje ínfimo de la totalidad de apartamentos de la zona.
La nota curiosa es que con el propósito de contrarrestar su odio, rabia, rencor y frustración me dispuse a enunciar consignas a toda voz. Gratamente los disociados no duraron más de 45 min el primer día, 30 min el segundo y así sucesivamente hasta registrar, en el último cacerolazo del 30 de abril, no más de cinco minutos de infantil testarudez. Entre las consignas y enunciados destaco los siguientes para que los repitan a viva voz en sus edificios cuando el terrorismo vecinal (cómodo desde los balcones) se haga presente nuevamente:
- ¡A comprar queso rallado y mantequilla porque MADURO SE QUEDA!
- ¡Asesinos, violentos, fascistas, ya mtaron a 10 venezolanos DEJEN EL ODIO!
- ¡Ustedes no son nadie sin globovisión!
- ¡Tienen casa, tienen carro, comen tres veces al día, tienen trabajo, de qué se quejan DISOCIADOS!
- ¡Respeten a la comunidad, respeten a sus vecinos!
- ¡Venezuela quiere PAZ, hordas caprilitas de asesinos!
- ¡Reflexionen, vayan a trabajar por el país, DEJEN DE LLAMAR A LA GUERRA!
Durante el intercambio de consignas y el estruendo fascista de las cacerolas alguien pretendió ofenderme gritándome "¡Cállate comunista!" a lo que inmediatamente respondí "¡IGNORANTE!, comunistas son los que valoran a la comunidad, cosa que tú no haces ¡VIOLENTO, RESPETA A TUS VECINOS!" eso desató risas en varios apartamentos, obviamente quedó ponchado.
Ante el terrorismo vecinal fascista no podemos permanecer callados o "calárnosla" porque es igual al que ve una injusticia y con su silencio se hace cómplice. Debemos mostrar con decisión, ímpetu y convicción que no estamos de acuerdo con esas prácticas terroristas de perturbar el orden y la paz de la comunidad. Estamos en todo nuestro derecho de protestar abiertamente pero con respeto ante este tipo de actos. Cada uno de nosotros puede aportar un grano de arena que llame a la reflexión y desacredite las tácticas desestabilizadoras de la oposición. La legitimidad y paz pertenecen al chavismo y la revolución, no dejemos que una porción pequeñita, ínfima de disociados inviertan la ecuación.
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