¿Te animas a llevarle la contraria? |
En la
Urbanización La Concordia, Barquisimeto – Edo. Lara, hay un
supermercado de comerciantes asiáticos justo al lado del Mercado
Bararida en plena avenida Libertador. La dueña mantiene cerrada la
Santa María y sólo deja abierta una “puertica” por donde hace
pasar al “ganado humano” que espera en la cola por largas horas.
Cuando entras al establecimiento, te obligan a llevarte un combo con
varios productos por 250 bolívares. En el local no facturan y todo
sucede con total impunidad.
Maduro
tuvo que armar un lío y poner el dedo en la llaga respecto a los
lubricantes para vehículos y su extraña desaparición del mercado
nacional. Desde PDVSA anuncian mensualmente que rompen récord en
producción de lubricantes, pero usted sale a la calle y no consigue
el producto. Si logra encontrarlo, lo venden hasta al triple del
precio que marca el envase. Mafias vienen y mafias van, ¿quién
miente? ¿dónde están los lubricantes que se producen?
Los
precios “justos” no existen en Venezuela, excepto que sea en
algún establecimiento del Gobierno Bolivariano: Mercal, PDVAL,
Abastos Bicentenario, etc. La empresa privada importa bienes
sobrefacturados que, al llegar a los anaqueles, ya tienen un precio
escandaloso, a pesar de que cumplan aquello del 30%. ¿por qué no le
meten el ojo al precio de las importaciones?
Un
frasquito de pepinillos en Excelsior Gama cuesta 380 bolívares, el
mismo producto lo conseguí en una bodega por el centro de Caracas en
65 bolívares. Obvio, Excelsior Gama importa con dólares baratos que
da el gobierno y sobrefacturan, se roban los dólares y cuando ponen
el producto en el anaquel el precio luce irracional. Este es el modus
operandi que vemos día a día.
Cerca de
Sabana Grande, en Caracas, hay una arepera que trabaja las 24 horas.
Las arepas que venden cuestan desde 150 BsF. en adelante. Sería
bueno conocer la “cuenta” que sacó el dueño del local para
ponerle ese precio al típico alimento.
Un amigo
compraba en un supermercado de unos asiáticos por la calle 33 en
Bqto. Estando en la caja su producto marca 10 bolívares, pero la
cajera le dice que pague 10,50 BsF. Él reclama que por qué debe
pagar más que lo que marca la etiqueta, la cajera asiática saca un
machete que tenía escondido y lo amenaza gritándole que pague lo
que ella dice o que se vaya. Mi amigo decidió irse, el local sigue
abierto, vendiendo y haciendo billete.
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