lunes, 24 de agosto de 2015

Colombia, amenaza latente

¡La frontera está que quema!

No cabe duda que toda Venezuela, excepto la oposición apátrida, está de acuerdo y ve con muy buenos ojos las acciones emprendidas por nuestro presidente obrero, Nicolás Maduro, en torno a la situación de libertinaje existente en la frontera con Colombia. Las acciones se han centrado, por los momentos, en varios municipios fronterizos del estado Táchira obteniendo unos hallazgos muy significativos que revelan el alto nivel de operaciones y control que el crimen organizado y paramilitarismo tienen en la región.

Para nadie es un secreto que Colombia siempre ha significado ser un peso para nuestro país. Hoy por hoy es acertado afirmar que las actividades enmarcadas en el contrabando de extracción sitúan al vecino neogranadino como un parásito que sustrae gran parte de los recursos y nutrientes que fluyen por el organismo venezolano. Colombia es un Estado fallido promotor de la desestabilización regional necesaria para hacer factible y necesario el intervencionismo estadounidense. Esa es su política de Estado y para ello trabaja consecuentemente.

Siempre se ha dicho que Venezuela es un país donde es imposible vivir, pero resulta que en la realidad se constata lo opuesto. En gran parte de nuestro territorio vemos considerables núcleos poblacionales donde predomina la nacionalidad colombiana como común denominador, gente que ha emigrado de su país por las condiciones infrahumanas de subsistencia que allí se encuentran. Nuestra cultura ha sido invadida muchas veces por una visión narcótica y paramilitar de vida que deja de un lado los valores y principios ciudadanos. La descomposición social que vivimos en la patria de Bolívar, en parte, tiene mucho que ver con la descomposición que ha sido trasladada a nuestro suelo y que proviene de Colombia.

¿Estaremos viviendo una invasión silenciosa? ¿No es un tema que deba preocupar al Estado el hecho que más del 20% de los habitantes de Venezuela sean del país limítrofe? El gobierno Bolivariano debe ponerle coto a este asunto y extender la medida a toda la frontera con Colombia, debe cerrarse el paso y revertir el avance de una dinámica que poco a poco envenena a nuestra nación. Debemos garantizar nuestro bienestar interno y no sacrificarnos en función de ideas integracionistas que no tienen eco en países que responden a intereses de Estados Unidos, para luego es tarde.

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