lunes, 21 de marzo de 2016

In - Gerencia

Un buen gerente lidera para el logro de objetivos

No hay nada más complicado que gobernar porque es es un arte que fusiona capacidades, voluntad, experiencia, sapiencia, preparación, vocación, intuición y compromiso. Inclusive, se habla también de lo calificado o no que alguien esté para ejercer un cargo público de alto o mediano nivel. Son muchas variables las que intervienen y, a decir verdad, puede ser que alguien esté muy calificado para un cargo pero eso no exime que sea un incompetente. 

En la administración pública venezolana abundan los vicios y fallas desde todo punto de vista. Es un sector que presenta debilidades intrínsecas a la estructura del Estado burgués configurado en nuestro país. No tiene que ver mucho con la orientación ideológica de las autoridades más sí tiene relación directa con la gerencia organizacional. Así, vemos gestiones públicas eficientes e ineficientes tanto en instituciones con liderazgos de derecha o de izquierda. El detalle está en que desde el punto de vista de las fuerzas progresistas, la humanización, atención, calidad y excelencia en los servicios prestados debería ser mayor por cuestiones de coherencia ideológica.

Mucho se habla del “compromiso revolucionario” y vemos a funcionarios de alto nivel que gritan a viva voz “¡Chávez vive, Maduro sigue!” junto a otras consignas que proyectan una conciencia plena de su rol y la circunstancia. Lamentablemente, evidenciamos gestiones contrarias a la idea de “servir al pueblo” y lo que es peor aún, algunos usan el histrionismo ideológico como mampara para cometer fechorías gracias a las posiciones de poder y privilegios que ostentan. 

La formación y capacitación a los miembros de instituciones se ha dejado de un lado y vemos grupos organizacionales a la deriva que ejecutan sus responsabilidades, si es que las ejecutan, de forma incierta. Los valores y principios que deben regir la conducta de los funcionarios en la administración chavista muchas veces brillan por su ausencia, a saber: honestidad, solidaridad, excelencia, servicio al pueblo, innovación, eficiencia, etc. 

Casos de corrupción como los revelados en la red de abastos Bicentenario son producto de una visión gerencial miope. La revolución necesita funcionarios preparados y comprometidos con el ideal bolivariano, con vocación de servicio. Se requieren gerentes que ejerzan un liderazgo revolucionario y chavista porque lo contrario es minar nuestro proceso desde adentro.

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